—Vas a decirme por qué no te gusta la Navidad? —Preguntó Linus. Él y Angie llevaban bastante rato hablando, o más bien, tratando de adivinar quién daría el siguiente paso entre Daniela y David, a quienes observaban a tan sólo una mesa de distancia—.
Angie bajó la mirada; no le gustaba hablar de aquello con extraños, pero ese chico le inspiraba una extraña confianza. “Si se lo cuento, voy a llorar”, pensó. “Pero tal vez está bien, tal vez puedo llorar frente a él”.
—Es… mi perro… mi perrito, él… —contó Angie, mientras efectivamente incontables lágrimas cubrían su rostro arruinando el poco maquillaje que de todas formas estaba mal aplicado. Linus escuchó su historia y sus lamentos atentamente, y cuando el llanto finalmente ahogó las palabras, simplemente la abrazó, sin decir nada.
Ella conocía esa sensación, pero no sabía de dónde. Esa sensación de sentirse protegida en los brazos de alguien, esa sensación de paz interior que sólo una compañía muy especial proporcionaba. Esa sensación de que, a pesar de las dificultades y tristezas del mundo, todo estaba bien. Sin darse cuenta, había dejado de llorar. Continuaba abrazada a él como si al fin hubiera encontrado a quien llevaba esperando toda su vida, y él no hacía ningún intento por apartarla. Hubieran podido continuar así por horas de no ser porque Daniela y David se acercaron.
—Hey tortolitos, van a cerrar el bar. —dijo Daniela, con evidente felicidad al erróneamente interpretar que su amiga se había levantado a semejante belleza de hombre.
Sin responder a Daniela y sin soltar a Angie, Linus preguntó suavemente —A dónde quieres ir? —Angie lo miró y respondió—: las luces de Navidad en el Boulevard del Río son las más hermosas de la ciudad, y no queda lejos de aquí.
—Así que ahora te gusta la Navidad? —dijo Linus sonriendo—. Bien, vamos a verlas. —Y sólo por cortesía, pero esperando que no aceptaran, se dirigió entonces a los otros dos—: ustedes vienen? David entendió perfectamente y de inmediato dijo que ellos mejor irían a… otro lado. A Daniela no pareció molestarle esta respuesta, estaba encantada con el Escocés.