Hay un fuego incierto
hospedado en tus ojos,
un ansia nueva
con lejanía intima.
Me estremezco ante ti,
como ante una fiera,
sintiéndote transfigurada
en algo puro, intangible.
¡Eres receptora de luz,
traslúcida madre de astros!
Con el alba te alzas
hacia horizontes irisados,
entre clamor de pájaros
y pliegues solares.
¡Te me pierdes en ese fuego
que perfila la inclemencia
de las estrellas!