Un sueño cae
sobre astros líquidos
vistiéndose
de luna inconsútil.
Ardentías siderales
se deslizan por ángulos
de aristas finiseculares.
Declina el tiempo
sobre arrebatos crepusculares.
En silencios fastuosos
desciframos el coloquio
de seres inmensos.
Venus es manjar
de quimeras comburentes.
El sueño se oculta
entre constelaciones atildadas
vistiéndose
enmascarándose
de eclipse sedentario.
Hay un espasmo
en los pliegues de las horas.
El nuevo despertar
nos recuerda el dolor de la carne.