Capítulo 1

RAISA

¿Qué es el sexo?

Teóricamente hablando sé lo que es, sin embargo…

—Me pregunto qué se siente —suelto en voz baja y me precipito a mirar alrededor, comprobando que nadie ha logrado escucharme. Es un alivio.

Mis pensamientos deberían avergonzarme, no obstante…

¿Duele la primera vez? Algunos blogs en internet dicen que en su mayoría de pende bastante de lo calmada que se encuentre la mujer.

—Maldita sesión de biología y educación sexual que recibimos una vez al mes en vez de clases.

Jamás he tenido novio, y desde la primera sesión la curiosidad que despertó en mí acerca del tema no sé si es normal.

Cada vez que la sesión concluye, termino con un extraño cosquilleo en el estómago y muchísimas dudas que no soy capaz de manifestar a la profesora por vergüenza.

La luz roja se enciende para los automóviles y me tomo un momento para cruzar la calle.

Ahora, siempre que veo una pareja no puedo evitar preguntarme si lo hicieron y de repente sentir un poco de celos.

En frente de mí dos muchachas ríen alegremente mientras hablan de chicos. Siento envidia. Sabía sonreír así hasta que, por culpa de un gato callejero, toda mi vida cambió por completo.

Ajusto mis audífonos e intento no pensar más en el tema. Tengo miedo a escucharlos y que entonces no me dejen en paz, por lo que en la pantalla de mi teléfono compruebo que la música se encuentra en toda su potencia.

Debido a que me incomoda su lento caminar sobre la vereda, acelero el paso tan solo un poco, rebasándolas, siendo entonces que alguien de repente me toma del levi del uniforme azul, frenándome.

Perpleja volteo y encuentro a una de las chicas que pretendía adelantar, sonriéndome con increíble… ¿Qué es esto? ¿Gentileza?

Un audífono cae de mi oreja, revelando el ruido de los coches y personas que pasan junto a nosotras.

No lo entiendo. ¿Qué la llevó a detenerme?

Su compañera más bien parece avergonzada, muy preocupada. Mi presencia origina todo ese cúmulo de impresiones negativas.

De inmediato concluyo: la pequeña que todavía sostiene mi prenda de vestir es nueva en el instituto Rosé, lo sé porque usa el mismo uniforme. Definitivamente no sabe nada acerca de mí.

—¡Hola! —dice con auténtico entusiasmo.

¿Cómo? ¿Me conoce? ¿Acaso estamos en el mismo curso? Imposible, luce de unos catorce años aproximadamente, mientras que yo tengo diecisiete. Y para ser honesta, no recuerdo haberla visto antes.

—¿Te apetece venir a mi fiesta de cumpleaños este fin de semana?

—Yo… —No es usual que hable mucho, ni siquiera en casa, por lo que mi voz surge ronca y apenas sí se escucha—. Lo siento, pero estaré ocupada.

No comprendo por qué razón le muestro la pantalla de mi teléfono celular, como si tuviera planeada una cita con él o algo mejor que hacer que compadecerme de lo aburrida que es mi vida en realidad.

Aunque quizá pruebe algo de lo que la profesora llamó: masturbación.

La muchacha tira de la más pequeña e intenta sonreírme, pero está más asustada y casi con desesperación la arrastra lejos de mí, siendo entonces que la escucho decirle:

—No puedes invitarla a ella.

—¿Por qué? —pregunta inocentemente la más pequeña mientras se alejan juntas.

—Escucha gente muerta, pero además, también creo que las ve.

La verdad me golpea con fuerza, pero antes de que pueda causar ningún estrago una voz surge de la nada y me susurra al oído:

—Raisa…

Siento escalofríos porque no tengo idea de dónde proviene. Parece la voz de un muchacho, pero nadie camina cerca de mí. Seguramente sea un recuerdo, la voz de mi padre llamándome tal vez…

Hoy es viernes, y salimos a vacaciones del half term ya que el domingo es 19 de octubre. Siempre, todos los colegios cierran durante una semana a mitad de cada trimestre, lo que significa que pasaré en casa tranquila.

Rápidamente me ajusto los audífonos y bajo la mirada hacia mis pies para continuar con mi camino, encontrando al gato negro, quien de inmediato empieza a frotarse contra mis tobillos.

Esta vez tardaste un poco más en aparecer, Prince.

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