~Poniendo reglas~
Nora
¿Escucharon eso? Es mi corazón rompiéndose una vez más.
«Asi que no sales con nadie, David, o mejor dicho no sales con nadie como yo»
Me quedo inmóvil frente a ellos. Él se separa de ella y le dedica una sonrisa mientras ella le dice algo. Él se ve feliz, está feliz. Pero duele. Duele ver qué es feliz con alguien que no soy yo.
La recorro con la mirada de pies a cabeza y me siento como un monstro a comparación de ella. ¿Por qué? Sencillo, es hermosa, más que eso. Su cabello largo ondulado color azul le queda perfecto. Ella es alta, delgada, tiene un buen trasero y un gran corazón, por así decirlo. Su piel es morena. Y la forma en que lleva el uniforme la hace lucir aún más sus curvas. Bajo mi mirada a mis pies y me observo, mi falda llega bajo las rodillas y el suéter me queda grande...
—Señorita Arellano, ¿No debería de estar en clase? —escucho a mis espaldas y David me voltea a ver, también ella.
Dios, ¿Por qué? Ya he notado que me odias, ya lo he notado.
—Yo iba a la biblioteca —digo mientras me doy la vuelta.
—¿Y por qué no va entonces?
Piensa, Nora, piensa.
—Yo estaba recordando —volteo para todos lados—, recordando los libros por los que voy, director.
—Pues entonces camine.
—Si, si director.
Me di la media vuelta evitando volver a ver a David. Suspiro cuando me alejo. Y trato de enfocarme en otra cosa que no sea David.
Al día siguiente me encontraba en la cafetería esperando a que llegara Issa para irnos a la clase. Aunque ya no estuviéramos todo el tiempo juntas y ella se pasara el día entero con un chico y a mí me abandone me alegraba por ella, me alegraba de que una de las dos si fuera feliz y tenía que aceptar que ella estuviera saliendo con un chico, aunque ese chico sea un amigo de David.
Suspiré. Ya no debería de pensar en él, tengo que dejar de sentir esto por él ya no quiero llorar más.
Cogí la taza de café y me la llevé a los labios y sorbo un poco de café. Estaba haciendo un poco de frío y tengo que admitir que yo soy muy friolenta. Encima de mi suéter traía puesto un enorme abrigo. Era ridículo lo sé, pero yo sentía que me congelaba y me estremecía cuando veía a alguien con solamente el suéter o sin este. Volvía a depositar la tasa en la mesa y puse los codos en esta.
—¡Buuu! —dijeron a mis espaldas mientras apretaban mis costillas provocando que me sobresalte.
Con el corazón desbocado y la respiración acelerada me gire para ver quién era el gracioso o la graciosa.
—¡Hola hermosa! —chillo Issa.
—Podrías dejar de hacer eso. Casi me matas de un infartó —pongo una mano en mi pecho dramatizando la situación.
—Lo siento, tampoco es para tanto.
La fulminó con la mirada y me dedica una sonrisa de boca cerrada, se sienta a mi lado y unos segundos después estaba tomándose mi café.
—Oye eso es mío.
—Lo que es tuyo también es mío, amada.
Reí ante su comentario.
—No soy tu amada y ya deja de tomar mi café. Esto es lo único que me mantiene calientita aparte de mi querido abrigo.
Abrió la boca para decirme algo pero fue interrumpida por la bulla que se comenzó a formar en la cafetería.
—¿Por qué hacen tanto escándalo?
Frunce el cejo y yo me encojo de hombros. Dirigimos nuestras miradas a la entrada, para saber de qué se trataba y lo que sucedió fue que me arrepentí al instante de ver quienes estaban en la puerta.
Eran nada más y nada menos que David con ella. Con la chica que parece toda una modelo de Victoria's Secret. El la abraza y caminan a una mesa la cual está en el centro.
Aparto la mirada con el corazón en pedazos y la desvió hacia Issa quien lo observa con desaprobación.
—Voy al baño no me tardo —susurro.
—Yo voy contigo.
—No hace falta en verdad.
—Nora de verdad ...
—No hace falta, en serio — intento sonar tranquila, pero no lo consigo, mi voz tiembla.
—Nora, tú eres hermosa, eres perfecta tal y como eres. No dejes que nadie te haga sentir insuficiente, ¿Entiendes? —asiento.
Cogí mi mochila y salí rápidamente de ahí.
Respira, Nora, respira. No vas a llorar nuevamente, no lo harás. Parpadeo un par de veces para retener las lágrimas que amenazaban con salir.
Entre a el baño cierro la puerta y corro el pestillo, camino hasta quedar frente al espejo y ahí me quedo inmóvil mirando mi reflejo. Sin poder evitarlo me echó a llorar.
Aunque más palabras de Issa me dieran vueltas en la cabeza no podía evitar sentirme insuficiente, patética, miserable.
Ya no quiero llorar, ya no quiero sufrir, ya no quiero sentir esto por David, esto que me está destrozado. Tengo que olvidarme de todo esto y volver a tener el control de mis pensamientos, de mis sentimientos, en pocas palabras de mi vida.
En pocos días terminaremos la prepa y yo no lo volveré a ver, todo esto será solo un amargo recuerdo de mis últimos días, asi que tengo que ser fuerte, tengo que soportar verlo con ella, tengo que aguantar mis ganas de llorar.
Ojalá fuera tan fácil, como decirlo.
Dejo de ver mis manos mientras lloro y levanto mi mirada al espejo. Me observo mientras golpeo el lavabo con todas mis fuerzas. Y después limpio bruscamente mis lágrimas.
—Se que no es fácil pero tengo que lograrlo, tengo que ser fuerte.
Ya no quiero ni voy a seguir así. Ya no me voy a derrumbar cada es que lo vea con ella. De ahora en adelante mi vida estará llena de reglas.
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Editado: 04.07.2023