Amar Después de un Gran Amor

CAPITULO 6

UN AÑO DESPUES.

Gracias a Dios estoy mucho mejor, yendo a terapia martes y jueves a mi psicóloga de la congregación, me ayuda mucho con mi duelo, con mi culpa, con no saber cómo ayudar a mi mamá que estaba en la misma situación.

Ella esta semana empieza, después de torturarla hasta el cansancio, comienza terapia.

Florentina mi psicóloga, me ayudo a ver la muerte de mi marido desde otro ángulo, como que no se fue para siempre solo se mudó a un lugar nuevo, sin cobertura pero que siempre iba a estar orgulloso de nosotros y de lo que hiciéramos.

Y tal vez sólo tal vez, si él hubiera tomado una decisión crucial respecto a su fe, lo volvería ver.

 

Salgo de trabajar y me dispongo a pasar por casa, cambiarme para ir a caminar.

Me aproximo al parque, diviso un pequeño camino asfaltado con una arboleda que se extiende a lo largo, acompañado de un hermoso césped verde.

Empiezo caminando con los auriculares sonando No te va gustar-Tan lejos, luego los Black Eyed Peas, Skrillex y no me doy cuenta que empezado a correr, la música me motiva y la adrenalina va en aumento.

Hasta que empieza a sonar un tema muy familiar:

“Extraño el sonido de tu voz,

Y extraño la energía de tu piel

Y extraño la tranquilidad del silencio

Que inhalas y exhalas

Cuando respiras”.

 

Freno en seco con los ojos inundados en lágrimas, mi respiración agitada y mi corazón latiendo a mil. Esa canción me desestabilizó.

Tomo asiento en un banco, para recobrar el aliento. Un poco después, iba de camino  a mi vehículo y veo un foodtrack, con batidos y jugos naturales. Decido comprar uno y me llevo la gran sorpresa de quien me atiende.

El amigo misterioso de mi jefe, está mirándome mientras un color rojo cubre mis mejillas.

  • Buenas tardes –dice -¿Qué vas a pedir?
  • Eh! Buenas… -se me olvido como hablar.

Sonríe y dice –Buenas, ¿qué vas a pedir?

  • Un batido de frutilla, por favor.

Al parecer no me reconoce, exhalo un gran suspiro aliviada, menos mal no se acuerda de la última vez que me quede como tonta mirándolo.

Él se va hacia un costado preparando el batido y yo me pongo a ver para otro lado o reviso el celular, con tal de no mirarlo. No sé porque me pone tan nerviosa, ¡si ni debo ser su tipo! ¡Va! En realidad no estoy buscando nada, y él tampoco es mi tipo, porque es tan soberbio y un poco arrogante.

Aunque si el me dijera algo… ¡NO, BASTA!

Terminando mi pelea interna, voy a ver si termino el batido, aunque no me importaría verlo, a quien quiero engañar.

Se me congela el mundo, descubro de nuevo que me estaba observando serio con el batido en una mano, mientras su otra mano sostenía su cara apoyado en la ventanilla pero no como la otra vez soberbio, sino intrigado.

  • ¿Cuánto tiempo llevas así? –pregunto roja como un tomate personificado.
  • ¿Así cómo? –sigue mirándome igual, no se ha movido ni un milímetro.

Debo parecerle patética.

  • Mirándome, -me cuesta respirar.

Sonrió un poco –Si perdón, te vi tan concentrada pensando, no quise interrumpirte.

  • Problemas de trabajo – dije excusándome
  • Si seguro. – me paso el vaso

Cuando le pago, me voy casi corriendo hacia mi coche para huir con mi vergüenza. Entonces siento que alguien corre tras de mí y me llama.

Al girarme lo veo mejor, es tan alto como recordaba, delgado, vestido con un jean negro, suéter negro y un gorro que le cubre su pelo. Me mira algo divertido.

  • Hola de nuevo, - se ríe de la obviedad – Perdón, ¿te molesta si charlamos?

Inhalo para juntar valor y contestarle coherentemente, - Hola, si seguro.

 

Tomamos asiento en un banco cerca de su foodtrack. Se sienta y se gira para quedar de frente a mí.

  • Quería hablar para defenderme. –soltó y yo lo mire confundida
  • ¿Defenderte de qué?
  • Es que todas las personas que conozco por primera vez me miran justo como vos.

Me quede con los ojos tan abiertos que parecía que se me iban a salir del cuerpo, como había deducido que yo igual que otras personas había tenido una primera impresión horrible hacia él. Volvió a hablar

  • Si la mayoría al principio piensa que soy soberbio o agrandado, solo porque siempre estoy serio.
  • Oh ya veo, si es verdad que sentido tiene que te mienta, me pareciste súper arrogante. –solté de una. Yo que no decía nada de frente por vergüenza o por miedo a que la gente se enoje, el me parecía tan genuino que no iba a mentirle.
  • Ja ja si lo sé. Tranquila a todos les pasa conmigo, va, más a las chicas.
  • Debe ser horrible tener un repelente en la cara. –bromee mientras bebía mi batido.
  • Si la verdad que sí.

Que increíble mis cambios de humor, de vergüenza a sentirme cómoda en dos pasos. Como si lo conociera desde siempre. Solo me paso con una persona.




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