DALIA
Dejo los cubiertos a un lado del plato al notar que es más fácil sostener la comida con los dedos, Ian me había dicho que era algo llamado panqueques especiales. No eran muchos los que me había puesto, así que fue fácil terminar la comida del plato.
“Conejita” llamó Ian, yo solo levante los ojos sin moverme. “¿Recuerdas lo que te dije de mi hermana?” Yo solo asentí terminando de masticar un trozo de manzana. Ian me había hablado de su familia, me sentí confundida cuando mencionó que ella quería conocerme. Ian había hablo con su familia de mí y a decir verdad no sabía cómo sentirme al respecto, sentía algo apretando mi pecho, pero no logré identificar que era, así que simplemente lo ignoré hasta que desapareció. “Bueno, hoy iremos a su casa” menciona, aún no tenía idea de qué día era, o mes… incluso no sé en qué año estamos. Siempre que les quise preguntar nunca lo lograba, así que simplemente me conformé con no saber nada. No era nada nuevo.
“Saldremos en una hora” indica viendo su celular “¿Qué te parece sí, te bañas y te alistas?” Pregunta.
“Está bien” Hablo obteniendo una sonrisa de su parte. Parece hacer eso mucho desde que he tratado de hablar más. Mis piernas se encargan de llevarme a la parte de arriba de la casa mientras yo trato de evitar gemir ante la sensación de escozor de entre mis piernas. Sentía esa zona extrañamente más sensible, mientras pasaban los días iba empeorando esa sensación, me dolía y eso me irritaba.
Me peleé conmigo misma al no encontrar el valor de preguntarle a Sean porque me sentía así, él parecía saber la respuesta a esas cosas. Pero no logré decirle nada. Tal vez simplemente no tenía remedio como mis pesadillas y tendría que aprender a vivir así. Me bañé lo más rápido que pude, no quería que se repitiera lo de la otra vez con Sean, además, el agua de la ducha no me ayudaba a pasar mucho tiempo bajo ella, no lograba hacer que calentara como los primeros días, salía fría o algo así, quería evitar lavar la zona que me dolía, pero algo me decía que empeoraría aún más la sensación, así que simplemente me armé de valor e hice lo mejor que pude en aguantar el ardor. Temblando salí del baño envuelta en la toalla que siempre tenía en el baño, nunca pensaba en que ponerme, Ian siempre se encargaba de eso dejándome la ropa sobre la cama. En silencio le agradecía, sí me dejará a mí elegir, no sabría qué hacer.
Cuando menos lo pensé, ya estábamos en el auto con destino a la casa de la hermana de Ian, Sean era el que manejaba. Yo me senté donde siempre. Me gustaba mucho ver por la ventana mientras ellos conducían, todo parecía desconocido, así que asumí que ella vivía en un lugar que no conocía. Mi humor cambió un poco al escuchar a Ian avisar que estaríamos llegando pronto, mis manos sudaban ante lo que se aproximaba. Estaba insegura por conocer a la familia de Ian, no conocía a muchas personas… a las pocas que sí, no eran familia de ninguno de los dos, lo que lo hacía un poco más fácil. No quería dar una mala impresión, al final de cuentas yo no era nada más que una extraña.
IAN
Dalia se escondió detrás de mí al escuchar el grito de emoción de parte de Beth, la baby de mi hermana y su esposo. Sabía lo que venía, así que me aparté un poco de Dalia para evitar que Bethany me empujara más de la cuenta y eso lastimará a Dalia.
Sostuve a Bethany cuando se me abalanzó encima, la saludé como siempre mientras Sean saludaba a Paul, observé a Dalia detrás de él, tenía el ceño fruncido y parecía nerviosa. Sabía que esta situación sería un poco difícil para ella, así que durante la semana estuve preparándose para esta visita, ella no hizo muchas preguntas, pero sí estuvo atenta a lo que le decía.
Antes de bajar a Beth le advertí que Dalia era un poco tímida y que no tratara de abrazarla sin preguntarle antes, sí estaba de acuerdo. Así que la solté para poder saludar a mi hermana. Ambos, después de un fugaz abrazo, volteamos la vista hacia las dos chicas.
Beth se acercó con una sonrisa después de saludar a Sean, sin decir nada, se le abalanzó encima, ahogue un gemido ante su omisión de mi indicación, Dalia se mantuvo tiesa mientras Beth la abrazaba. Dentro de mí quería alejarla de ella y retarla por no seguir mi indicación. Habíamos trabajo demasiado para que Dalia se logrará comportar de la forma en la que lo ha estado haciendo y me preocupaba de sobremanera el hecho de que esa pequeña acción, hiciera que todo el trabajo volviera al punto inicial.
“¡Lo siento!” Se disculpó de inmediato, después de soltarla. Me obligué a mantenerme en mi lugar mientras las veía interactuar “Tío An me dijo que te preguntara antes de abrazarte, pero es que eres tan bonita” Soltó sonriéndole.
“Beth con cuidado” Mi hermana le advirtió, ella sabía sobre Dalia y lo importante que es para nosotros.
Los ojos de Dalia se movieron rápidamente, buscándonos, parecía querer correr a esconderse, pero no hizo nada para moverse.
“Me llamo Bethany, pero me puedes decir Beth” la hiperactividad de Beth me preocupaba, pero traté de tragarme las ganas de ir por Dalia y asegurarla en mis brazos. “¿Cómo te llamas tú?”, preguntó sosteniendo sus dos manos, tratando de no volver a tocar sin permiso a Dalia.
Dalia pareció dudar durante un momento; sin embargo, al final su voz se escuchó indicando su nombre. Luego, mi hermana y su esposo se presentaron. Dalia no volvió a indicar su nombre; aun así, los saludo con palabras. No pude evitar sentirme orgulloso ante el gran avance de ella.