Él era todo lo que tenía. No pudo haber hecho eso.
Estaba en la sala de la casa llorando entre los brazos de Andrew. Mildon y Dev preparaban un helado junto a chocolate caliente. La señora Nain llamaba la policía y comentaba la nota y lo anteriormente sucedido.
Desperté entre los brazos de Andrew y con Flufy en los míos. Me levanté del sofá con cuidado para no despertar a Andrew. Me fui a la habitación y busqué mi ropa, me cambié en el baño.
-Ahh —dijo Andrew bostezando mientras que habría la puerta del baño.
Yo me bañaba tranquilamente, sin darme cuenta que Andrew había entrado al baño, ya que tenía la música alta. Mientras que escuchaba Frank Quintero, Andrew le había bajado el volúmen a la bocina y fue en ese momento es que no dimos cuenta que habían dos personas.
—¿Quién está ahí? —dije cerrando la ducha. No podía ver quién era ya que el vidrio no dejaba ver.
Agarré mi paño. Me puse alrededor del cuerpo y salí de la ducha. Vi a Andrew todo despeinado y defediéndose con el cepillo dental.
—Ah, me asustaste —dijimos los dos al mismo tiempo.
Andrew salió del baño. Entonces me puse vestor y peinar estos rulos escalandosos.
—Buenos días, señora Nain—dije muy contenta mientras me desplazaba hacia el comedor.
—Buenos días, Pyha. ¿Cómo amanesiste? —me respondió. Se notaba que estaba preocupada, pero igualmente contenta.
—Muy bien, gracias. ¿y Andrew?
—Me dijo que estaba con el padre cortando leña por que se acercaba el invierno.
—Mildon, que bueno que despertaste —dije mientras que lo abrazaba y lo llevaba para el patio— Mildon, si lo hunde o lo intenta ahogar sabrá... Bueno, tú ya sabes.
Mientras que hablaba con Mildon, se oía la puerta abrirse y llamarme.
—Pyha, alguien quiere verte.
Era la señora Sarly que me llamaba para dar mi testimonio sobre el secuestro de Womlas.
—Buenos días, ¿usted es Pyha?
—Sí, señor, soy Pyha, y Womlas es mi hermano.
Empezó a hacerme preguntas tipo película de Policía. Le empecé a explicar como Jack nos amenazaba, hasta le mostré las cartas, la herida en mi abdomen y la de Andrew, aunque tenga un yeso en la muñeca teníamos una foto.
—Señorita Pyha, lo que usted me está diciendo es horrible. ¿Está segura que no fue un sueño? —dijo mientras que me miraba con cara preocupante.
—No, no es un sueño. Ya le muestro.
Salí al patio y agarré a Andrew de la mano y me lo llevé hacia la casa.
Le mostré al policía la muñeca de Andrew, y él tambien dio su testimonio.
—Bueno, ya está claro. Haremos todo lo posible para encontrar a tu hermano.
Jack
—Bueno, bueno. ¿Qué tenemos aquí? El heróico hermano de Pyha. ¿Qué pasaría si enciendo un fósforo y lo pongo en tu pierna?
—Aléjate de mí. No me toques. ¿Quién eres? —el pobre Womlas (que estupido nombre) dijo mientras temblaba.
—¿Para qué alejarme? si la diversion apenas empieza —dije con voz—. Te puedo y voy a tocar todo lo que yo quiera— dije molesto golpando la pared.
-......
-Asíque silencio. Vamos a ver si hablas así.
Encendí el fósforo y le empecé a pasar por su cuerpo quemándolo un poquito.
—¡Ah, deja! ¡Ah! —gritaba.
—Claro, ven. Vamos a la piscina a bañarte —dije con voz de preocupación falsa. Estaba seguro que con eso ya estaría bien por esta hora.
Le agarré de la cabeza por la parte de la nuca y lo tiré así a la piscina para después cerrarla con un metal encima.
—Tranquilo, vuelvo en 10 minutos.
Fui a la cocina por un refrigerio y por el kit de primerios auxilios. Claramente sabía que a ese Womlas le tenía que salvar. Estaba abriendo la piscina con la esperanza que estuviera inconsiente, pero cuando la habri vi a ese Womlas nadando como si nada.
—¿Cómo estás bien si pasaste 10 minutos en la piscina?, ¿y cómo tu cabello cambio de color? —dije sorprendido, pero al mismo tiempo enojado—. Tu tenías el pelo verde y azul, y ahora lo tienes todo de un aguamarina.
Lo saqué de la piscina, lo puse en la silla y le coloqué unas esposas. Me puse inclinado hacia él con las manos encima de su rodilla.
—Cómo te salavaste, no lo sé, pero se que de esto no te vas a salvar.
Fui y busqué un taster a mi cuarto, pero cuando iba subiendo a la tercer planta de la casa alguien empezó a tocar la puerta. Bajé y me puse un antifaz. Abrí la puerta y un policía me estaba esperando.
—Hola, buenos días —dije con una voz dulce y serena.
—Buenos días, señor. ¿Ah visto a este señor? —dijo muy amablemente y mostrando un dibujo muy bien hecho de mi cara.
—No, disculpe.
Cerré la puerta, subí a mi cuarto, me quité el antifaz y me empecé a reír. No podía creer que el policía fuera tan estúpido, aunque el dibujo era muy bueno era imposible no darse cuenta que abajo del atifaz era yo. Sólo me tapaba los ojos.
—Hola, Womlas Gerf kerg —dije maleciosamente mientras bajaba las escaleras.
—¿Cómo sabes mi nombre?, y no se pronuncia así, se pronuncia “Wuomlas” no gomlas que digo saquame que quiere —aunque me dio risa lo del nombre seguía con mi misma cara de me importa.
—Bueno, sigamos, que nada mas quiero a tu hermanita.
Agarré un silla y me senté frente a él con el espaldar al frente mío.
—¿Cómo que a mi hermana? —gritó no muy fuerte, pero se notaba la alteración en su voz.
—Bueno, digamos que nada más quiero mi recompeza por traerla.
El pobre y estúpido Womlas quería hablar, pero ya me estaba hartando su voz, asíque le puse una cinta adhesiva en la boca y con una cuerda lo amarré de los pies.
—Bueno, que empiece la diversión.
Encendí el taser y poco a poco lo acercaba a partes de su cuerpo. Intentaba gritar, pero no se escuchaba y sólo se veía las lágrimas en sus ojos. Seguí hasta los 5 minutos.
—Bueno, querido Womlas, es hora de dormir ya son 12 de la tarde.
Lo saqué de la silla y le quité las cadenas y lo llevé a su linda y cómoda sábanas en el suelo.