Amber

Capítulo 22: Amber & Trent

Trent y Amber

La imagen de ambos jóvenes juntos se repitió en su cabeza una y otra vez hasta el cansancio. Aaron Foster se movió furioso por la habitación, soltando gritos exasperados y respirando tan agitado que todo él había empezado a temblar. Tragó en grueso, demasiado exasperado y dolido como para poder reaccionar, como para fingir que nada había sucedido. Le importaba poco lo que Rex intentaba decirle para calmarlo, Aaron estaba demasiado fuera de sí para pensar en otra cosa que no fueran ellos. Se agitó los cabellos una y otra vez con fuerza, cerrando los ojos cuando, sin poder soportarlo más, se dejó caer, la espalda pegada al muro y el silencio albergando toda la habitación.

—Aaron...

—No, Rex, no —farfulló—. No tienes una idea de lo que es esta mierda. Lo odio. Odio con todo mi ser y cada parte de mi alma quererla de esta manera.

Su corazón latía con tanta fuerza y rapidez que parecía querer estallar en cualquier instante. Era tan intenso el dolor clavándole el pecho que de a pocos empezaba a faltarle las fuerzas necesarios.

—Diablos, Aaron... —murmuró Rex con lástima—. ¿Por qué no intentas hablar con ella?

Bufó por lo bajo, pensando en que jamás hubiera creído encontrarse en esa posición, escuchando consejos de Rex y perdiendo la cabeza por una chica. Era tan penoso que incluso sentía vergüenza de sí mismo.

—Y una mierda. Si me dieran un dólar por cada vez que lo he intentado... Amber solo me esquiva, me ignora o me responde con la suficiente indiferencia como para mandarme a la mierda sin siquiera decirlo. ¿Por qué es tan difícil?

Se sentía estúpido y miserable. Insulso porque nunca antes había sentido algo tan fuerte como ahora. Era la primera vez que sentía algo así por alguien. Era demasiado intenso e indescriptible. Se sentía enfermo, capaz de empeorar su estado solo con volver a verla con Trent.

—No se supone que deba doler tanto —espetó furioso antes de aventar la pequeña caja de terciopelo azul con fuerza contra la pared contraria.

Cerró los ojos nuevamente al ver el estuche abrirse y dejar a la vista una de las consecuencias de su debilidad. Y cerró los ojos una vez más, ignorando cómo Rex se inclinaba y recogía el pequeño objeto que acababa de aventar.

—¿Qué... diablos es esto? —cuestionó su amigo con los ojos abiertos en sorprendente desmesura mientras tomaba el largo collar entre los dedos y lo alzaba al aire.

Soltó un bajo quejido furioso y volvió a sacudirse el cabello. Trent abrazando a Amber, Amber riendo, ignorándolo, odiándolo... La risa burlona de Joe lo hizo reaccionar muy tarde y la furia corrió veloz por todo su ser al oírlo.

—Una cursilería. Escucha... —empezó a contar Joe con fascinación.

—Joe, ¡cállate! —rugió enfurecido—. ¡Y tú deja eso!

Los ojos de Rex se alzaron hacia él y Aaron tuvo que soportar su mirada de fría comprensión.

—Le compraste una...

—Cursilería —puntuó Joe en un sonoro carraspeo.

No dijo nada pero intentó en vano controlarse mientras, al parecer, sus amigos cuchicheaban y se gritaban delante suyo.

—Entonces olvídala —dijo Joe, de pronto, como si acabase de darle la solución a todos sus problemas.

Y Aaron, otra vez, exaltado y nervioso, continuó pasando los dedos por su cabello de manera interminable.

—Lo dices como si fuera tan fácil —rió sin gracia. Entonces levantó la cabeza y lo miró suplicante, de pronto arrebatado, furioso—. Mierda, ¡mírame, Rex! ¡Mira en la mierda en la que me ha convertido! ¡Mírame! —gritó con tanto furor que su gritó retumbó en todo el lugar, fácilmente llegando a otro lugar—. ¡Estoy jodido! ¡¿Qué se supone que deba hacer cuando solo puedo imaginar diferentes maneras en acercarme a ella?! Parezco... un primerizo, un niño. 
Dejó caer la cabeza, riéndose burlón de sí mismo y de su estado.

Triste, miserable y penoso

—Bueno, dime cómo puedo ayudarte y lo haré.

—La tenía tan cerca —suspiró—. La tenía solo para mí y solo lo arruiné. Estoy cansado de sentirme así, desearía poder arrancármela y olvidarla antes de que acabe conmigo. 
Y solo por una vez deseó que Rex y Joe no le dijeran nada. Los miró extrañado cuando no recibió nada más que una amplia sonrisa sincera.

—El pequeño Aaron está enamo... ¡Hey, tranquilo! —gritó Rex desesperado, cubriéndose el rostro cuando Foster empezó a lanzarle todo lo que tenía a su paso con furia.

—¡No estoy enamorado! —gritó a todo pulmón—. ¡No! 
Rex, mirándolo resentido, se limitó a levantar la cajita de terciopelo y dejarla sobre la mesa del comedor que yacía vacía a su lado.

—Será mejor que te dejemos tranquilo, solo... guárdalo, ¿bien? Si compraste esta tontería por ella, es para ella —rió Joe antes de dirigirse a la salida. Pero antes de desaparecer, se giró un instante y le dijo:— Piensa más con la cabeza y menos con el corazón por tu bien, Aaron.

—Fácil y una...

—Adiós, Foster, deja de ser tan maleducado.

Días después seguía extrañándola demasiado, pero ¿y? No era el fin del mundo. Y como un verdadero Foster, siempre orgulloso y nunca dispuesto a permitir que barrieran el suelo con su dignidad, se mantuvo al margen de la situación durante el resto de los días. Ese era su plan. Pero fingir que ella no le importaba y que no le gustaba ni un poco era demasiado difícil cuando era Amber todo lo que veía en clases.

Era estúpido, y él lo sabía bien, cada una de las veces en las que se mantenía callado mirándola escribir con prisa todo lo que los profesores decían. La observaba a lo lejos, apreciando su cabello castaño y algo revuelto removerse con cada moviendo de cabeza que hacía. Y su sonrisa... No entendía cómo alguien podía estar feliz de asistir a clases. Él realmente creyó que cada preciosa sonrisa que parecía siempre atormentarlo era por el capricho de una comelibros amante de las clases.

Estaba muy equivocado. Muy tarde había notado que Taylor Bradford siempre se sentaba al lado de la castaña y le hablaba de cosas que él jamás podía oír. Se negaba a aceptar el amargo sabor a los celos que tenía cada vez que la veía rodeada de algún Bradford. Y tampoco entendía eso. ¿Es que nadie le había dicho a Amber que jamás debía acercarse a Trent? Aaron se mantuvo alejado de la situación y siempre observando cómo cada vez ella se rodeaba más de los estúpidos hermanos Bradford. ¿En qué momento sucedió todo eso?



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En el texto hay: celos, celos y drama, corazon roto

Editado: 18.06.2020

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