Capítulo 7: Bar ilegal

Amelia.

Unos golpes hacen despertarme de golpe. Abro lentamente los ojos, todavía estoy en la misma posición en la que me dormí, dejo de abrazar mis piernas y trato de estirarlas pero me duele muchos los músculos. Me siento en la cama de golpe para que no duela tanto, pero igual duele. Otra vez escucho los golpes y me doy cuenta que es mi puerta, me paro y abro la puerta. Mila -la amiga de mi mamá entra enseguida, no sé cómo es amiga de mi mamá, no entiendo cómo la soporta- entra enseguida y seguido de ella entran unos tipos con muchos corotos como: Maquillaje, planchas de cabello, muchos productos, secadoras, peines, vestido largos y cortos, y muchísimas cosas más.

—Hola linda. —me saluda Mila con una sonrisa, y yo se la devuelvo— ¡Mira esas ojeras! No tenemos mucho tiempo, tienes que bañarte porque Rubén viene por ti a las seis y media. Y adivina son la una, así que ve a bañarte.

Sigo las órdenes de Mila y tomo una ducha relajante, me aplicó un shampoo que me dio Mila y una crema hidratante. Salgo con una bata de baño y me siento en una silla que trajo Mila.

—Qué prefieres ¿Un smokey eyes? O ¿Un un maquillaje ahumado? —me pregunta y yo solo arrugó las cejas sin entender— Me voy por el maquillaje ahumado.

Mila me empieza a aplicar muchos productos en mi cara, siento muchas capas de base o lo que sea eso. Cuando empieza a maquillar mis ojos, agarra una cantidad excesiva de sombra, que me hace estornudar en su cara, ella se limpia con asco.

—Lo siento, fue por el polvo ese. —le digo señalando la sombra.

—Empecemos de nuevo. —me dice y empieza a aplicar muchos más productos.

Duramos dos horas en el maquillaje y en el cabello, no me dejó ver cómo quede pero la verdad no me interesa. Ahora toca el vestido.

-—¿Te gusta este? —me pregunta alzando un vestido morado con muchas lentejuelas, yo le niego con la cabeza— ¿Este? —me muestra un vestido negro pegado hasta la cintura y luego suelto, yo le niego con la cabeza y ella suspira.

Se tarda unos minutos escarbando en la montaña de vestidos, hasta que voltea a verme y sus ojos brillan.

— ¡Este mismo es! —chilla de emoción mostrando el vestido que está en sus manos.

Me pongo el vestido ella me termina de arreglar, retoca mi cabello y mi maquillaje, se despide de mi diciendo que en unos minutos Rubén viene a buscarme. Busco mi teléfono en toda mi habitación y no está, tampoco mi laptop ni mi tablet. Nunca uso esos aparatos pero los tengo para comunicarme, y ahora que los quiero usar no están, necesito comunicarme con July y Jessica, no sé nada de ellas desde el rescate y eso me preocupa.

Dejo de buscar cuando oigo que la puerta se abre volteo de golpe y entra mi madre, bajo la mirada porque cada vez que la veo se me arruga el corazón.

—Mila si que hace magia. —me dice— Estás hermosa.

Me arrastra hasta al espejo de cuerpo completo y me veo. El maquillaje es un difuminado de marrón y negro, mi cabello esta suelto y tiene ondas al final y mi vestido es rojo carmesí está arriba de las rodillas y eso me preocupa así que lo bajo más.

—No seas tonta, tienes que provocarlo, así te amará. —me dice, acerca su mano para subir más el vestido y yo se la abofeteó. Me agarra el mentón con fuerza y me mira con furia.

—Ni te atrevas a arruinar la noche, o lo que pasó anoche va a ser nada para no que te viene. —me amenaza soltando mi mentón con asco —Rubén te está esperando, baja rápido. —me avisa y con eso sale de mi habitación.

Me asomo en la venta y su camioneta está ahí. Bajo lentamente las escaleras ya que caminar con tacones no es nada fácil, mientras camino hacia la puerta de salida mi mamá empieza a hablar.

—Recuerda que tienes que ser s... —no dejo que termine porque cierro la puerta de golpe para no escucharla.

Rubén está abriendo la puerta de copiloto para mí y tiene una gran sonrisa.

Ok, tengo que comportarme.

Modo actuación activado.

Le muestro una gran sonrisa tratando de no verme falsa, lo saludo y entró al carro.

— ¿Te han dicho que eres hermosa? —me pregunta.

—Ya me lo estás diciendo. —le sigo sonriendo falsamente.

Conduce no muy lejos y llegamos a un especie de bar. El me abre la puerta y toma mi mano, caminamos a la entrada y suelta mi mano para abrir la puerta. Entramos y esto es una rumba, si así como leyeron una rumba, Rubén toma mi mano y unos hombres nos siguen, subimos a unas escaleras y a la mitad hay un señor parado con un letrero que dice "VIP", el señor nos deja pasar.

— Bienvenido mi señor. —dice mirando a Rubén y pasa la mirada hacia mi— Y bienvenida dama.

Terminamos de subir y es más tranquila con personas más decentes, pero es una especie de balcón que puedes ver la parte de abajo, donde está la gente bailando.

—Es la inauguración, por eso hay tantas personas. —me dice Rubén sin siquiera preguntarle.

— ¿Este es el tal bar que permite mayores de quince años? —le pregunto.

—Sí.

Nos sentamos en una de las mesas, un mesero nos trae una botella de vino y nos deja un menú. Pero no cualquier menú, un menú de bebidas alcohólicas de casi cuarenta bebidas diferente, ¿Que está pasando en este pueblo?

— ¿Que quieres tomar? —me pregunta.

—Solo vino. —respondo con una sonrisa devolviendo el "menú".

—Antes de tomar te quiero dar algo. —me dice buscando en su bolsillo.

Saca una caja como la de los anillos de matrimonio. Me pongo nerviosa porque no me quiero casar todavía y menos con el. Abre la caja y hay un anillo en forma de mariposa.

—Es solo un obsequio, veo que te gustan los anillos así que pensé ¿Por qué no comprarte uno? —me dice sé que se refiere a el anillo que tengo durante muchos años que me regaló mi padre y es lo único que me queda de él. Agarra mi mano y pone el anillo dejando un beso en mis nudillos, este tipo sí que da asco.

Me veo el anillo y es hermoso, es de plata, lo sé porque mi padre siempre me enseñó a diferenciar los tipos de materiales. Estoy enamorada de este anillo simplemente es precioso.