Maratón 2/2
Amelia.
Abro los ojos lentamente. Todo a mi alrededor está borroso porque mis ojos aún siguen adormecidos, parpadeo varias veces para ver mejor.
Detallo todo el lugar con cautela, no sé dónde estoy. Trato de pararme pero estoy amarrada a una silla y moverme provoca eco en todo el lugar, así quejo de moverme. Detallo una vez más el lugar, es como un sitio abandonado, es muy grande, veo hacia arriba y no logro ver el techo ya que está muy alto, hay algunas cruces deterioradas. Parece una iglesia.
Me muevo con fuerza para quitar el amarre de mi muñeca, pero está muy apretado. Me empiezo a desesperar, porque todo el lugar está oscuro y solo, y eso me da mucho miedo. Me muevo desesperada provocando mucho eco.
—Despertaste. —dice una voz desconocida pero suave.
Alguien caminar hacia mí, pero tiene una máscara rara. Agarra otra silla y la pone al frente de mí para luego sentarse en ella.
No sé si es que estoy drogada o esto es real.
—Creciste tan rápido, —me dice, levanta una mano y me acaricia la mejilla y yo volteo la cara para que no me toque— no sabes cuánto me ha costado encontrarlas, fueron años, esperando a que crecieran, para luego matarlas. -
—me sonríe.
Trato de hablar pero me doy cuenta que tengo un trapo en rollado en mi boca.
El se da cuenta y lo quita.
— ¿Quién eres? Creo que estás equivocado de persona. —le digo y él se ríe— ¿Y por qué dices "encontrarlas"?
—Soy el que va a ocasionar tu muerte Amelia y yo jamás me equivoco en lo que hago. Ya mate a Merry y ahora te mataré a ti, de la manera más dolorosa. —dice riendo como un psicópata.
Este tipo sí que está loco, quisiera decir que no tengo miedo, pero estoy temblando amarrada en esta puta silla.
Y ahí lo entiendo el fue el que secuestro a las chicas, el mato a Merry pero ¿Por qué? ¿Y por qué ahora me quiere matar a mi?
— ¿Por qué la mataste? ¿Por que me quieres matar? —pregunto muy rápido, las manos me empiezan a temblar.
— ¿Por qué no matarlas?, ¡No te ves, siempre tuviste todo, un techo donde dormir, un plato de comida, un padre y una madre! ¡UNA MALDITA MADRE! Mientras ustedes lo tenían todo a mi ella me abandono, ¡Por estar con ustedes! —me grita y lo miro sin entender nada.
— ¿De qué carajos hablas? —le pregunta con desconcierto
Le da un puñetazo a una mesa que tiene a su lado y se arranca la máscara de golpe. Su cara está muy roja y eso dice que está molesto, lo detallo, su cabello es rubio y lo tiene un poco largo, sus ojos son verdes, muy parecidos a los míos. Su cara es joven, debe de tener unos veintidós años.
— ¡Que lenta eres! —me reclama.
— ¿Es que acaso tengo que entender al maldito loco que me secuestro y me quiere matar? —le pregunto lo más firme que pueda, pero en realidad estoy temblando del miedo.
Eso hace molestarlo, me agarra la cabeza y pega su frente a la mía, sin despegar la mirada, trato de mover la cabeza pero el hace presión con su frente y la mía, me duele porque nos está pegando con brusquedad pero no muestro ni un poco de miedo.
— ¿¡ES QUE ACASO NO LO ENTIENDES!? —me pregunta sin despegar nuestras frentes, yo muevo los ojos pera no verlo— ¡MÍRAMEEE! —me grita a todo pulmón haciendo que mi corazón se acelere del miedo, lo volteo a ver— Eres igual que Merry...
El saca un cuchillo gigante.
— ¿Sabes? Iba a traer una pistola, pero me dije, ¿Una pistola? Será un simple tiro y morirá, pero... Con un cuchillo sería muy satisfactorio verte desangrar. —ríe.
Tengo el corazón en la boca, tengo mucho miedo. Pero ahora no hay vuelta atrás, no sé que tiene en mente este psicópata, pero si se que no es nada bonito.
De repente oigo un sonido de un carro y aprovecho de gritar.
— ¡AYUDAAAAAA! ¡POR FAVOR AYUDAAAAAA! —el hombre me tapa la boca pero le muerdo la mano— ¡AYUDAAAAAA! ¡UN MALDITO LOCO ME QUIERE MATARRR!
Dejo de gritar cuando siento un ardor que traspasa mi piel denuda. Gemí de dolor cuando me doy cuenta que me clavo el cuchillo casi llegando a mi rodilla. Trato de decir algo pero el dolor es impresionante que me deje si habla.
Seguido de eso el agarra algo que no logro identificar pero se ve pesado. Lo alza y lo tira en mi mano derecha.
— ¡Aaaah! —grito de dolor, nunca antes había sentido algo tan horrible, siento como cada hueso se rompe dentro de mi pobre piel. Lloro del dolor.
—Esto te dejará un recuerdo, para que no te olvides de mí. Y recuerda bien Amelia van a pasar días, semanas, meses o años pero siempre voy a volver, y yo voy a ser el causante de tu muerte. —me dice, luego hunde más el cuchillo incrustado en mi pierna.
Lágrimas salen desesperadamente de mis ojos corriendo por mis mejillas. El se acerca a mi oído pegando nuestros cachetes. No me muevo porque no me importa estoy muy concentrada en mi dolor.
—Nos vemos pronto, hermanita. —me susurra al oído y antes de despegarse me da un beso en el cachete y desaparece del lugar dejándome en aquella silla amarrada y desangrándome.