Amigos Sin Beneficios

Capítulo 20: Despedida.

21 de Diciembre de 2018.

 

 

Mateo.

 

 

Cuando desperté a lado de Lia no entré en pánico como la vez pasada, esta vez el ambiente estaba tranquilo y en paz. Eso sí, tenía una resaca horrible pero durmiendo un poco más se me pasaría.

Estaba muy cómodamente acurrucado con Lia pero escuché mi celular sonar así que me levanté tratando de no hacer ruido e hice un revoltijo de ropa tratando de encontrarlo, dejó de sonar y seguía sin encontrarlo; finalmente lo encontré y empezó a sonar de nuevo, tenía nueve llamadas perdidas de mamá.

Va a matarme.

Tomé rápidamente mi ropa y salí al pasillo para no despertar a Lia con mucho cuidado de que nadie me viera y me aparté un poco de la habitación para hablar con mamá.

Fue una conversación corta en realidad, primero fueron sus regaños sobre no atender el teléfono y no haberle mandado mensajes en varios días y luego dijo que la razón de su llamada era para desearme bonito día.

Sip, esa es mi madre. Paranoica, loca, histérica, pero no puede empezar su mañana sin decirme buenos días y saber como estoy, tal vez debería de ser más considerado y no enojarme cuando haga una de sus llamadas matutinas.

Volví al cuarto de Lia y ella ya no estaba así que tuve que regresar resignado a mi cuarto donde Jorge e Iván seguían durmiendo. Igual no quería que nadie me encontrara ahí durmiendo cómodamente o no sabríamos como explicarlo. De hecho fue una suerte que Abigail no se apareciera por ahí en toda la noche.

 

 

24 de Diciembre de 2018.

 

 

Lia.

 

 

Me había propuesto olvidar la noche que había tenido con Mateo y había sido fácil en realidad.

Me planteé que si él no me abandonaba por la mañana tal vez podría haber una pequeña posibilidad de estar juntos pero al no verlo cuando desperté supe que esa posibilidad se había extinguido y que este iba a ser un círculo de nunca acabar si seguíamos cayendo en los mismos juegos, así que por el bien de los dos pretendí que nada había pasado.

La verdad es que aunque tratara de no notarlo, Mateo al principio había tratado de acercarse a mí pero después de unos días se rindió al ver que me hacía la tonta con sus acciones. Tal vez el creía que no recordaba nada de esa noche, pero lo recordaba a la perfección y aunque ahora dolía, no me arrepiento. Cumplí mi palabra de hacer como si hubiera olvidado todo entre los dos, aunque era obvio que no iba a poder borrar eso fácilmente.

Pero bueno, en sabias palabras de la tía Brenda: Ningún mal es para siempre. Justo ahora estábamos en mi momento favorito del año: La cena de Noche Buena. En realidad no tengo idea de porque disfruto tanto esto, simplemente me encanta a pesar de haber pasado todo el día cocinando. No me siento ni un poco cansada, de hecho tengo mucha energía.

Me gusta ver a mi familia y a mis seres queridos reunidos, vale la pena ver la cara de amargura de todos y se respira un poco de tranquilidad. O al menos se respiraba hasta que en una plática casual Mateo hizo un comentario sobre mi trabajo y ahora mis tíos intentaban convencer a mis padres de que renunciara.

¿No pueden tener un poquito de paz?

No lo sé, es la fecha favorita del año de Lia, todos deberían hacerle un pequeño favor por lo horrible que ha sido su año y pretender pasar una cena hablando de cosas divertidas, no de su trabajo, sobre todo cuando tratan de convencerme de que renuncie a él.

La única que parece estar disfrutando esto es Abigail y solo porque su no-novio está aquí, ya que todos los años ella es la aguafiestas de noche buena, solo se calma cuando le dan un poco de alcohol.

—No es seguro que ande sola por las calles cuando sale de trabajar—ese era el argumento de mi tía.

—Por eso tiene la motoneta—mamá rodó los ojos. A veces me recuerdan a mí y a Abigail. No sé quién sería quien.

—¡Pero esa cosa tampoco es segura! ¿No has visto los accidentes?

—Pero ella siempre usa casco y le da miedo ir a grandes velocidades—sí mamá, defiéndeme—. ¿Esto es sobre su trabajo o su transporte? No sé de que estamos hablando—dio un gran bocado a su trozo de carne para ya no tener que hablar con ella.

Tal vez y solo tal vez, Abigail es un poco como mamá.

—Están relacionados. Además fomenta el alcoholismo y la mala conducta en los jóvenes, Adela.

Bueno ya no podía seguir escuchando esto. Por suerte estaba llena así que me levanté sin que nadie lo notara—ya que mi mamá y su hermana estaban muy metidas en esta pelea—y me largué a mi cuarto. Nadie más lo notó, Jorge e Iván estaban platicando sobre alguna cosa friki, Luis estaba en el teléfono, Abigail estaba tonteando con Daniel, ¿Dylan? Bueno, él está siendo Dylan, lo que es sentarse a comer e ignorar a todos. Me gustaría tener un modo automático como él.

Vi que Mateo venía detrás de mí así que decidí invitarlo a pasar a mi habitación en cuanto llegue.

—Perdón. No debía de mencionar nada—dijo sentándose en mi cama.

—No te preocupes, ya sabes como es mi tía—me quité el gran suéter que tenía, aquí no hace tanto frío como en el comedor.

—Sí, pero arruiné tu momento favorito del año.

—Todavía me queda año nuevo, no hay problema—si hay problema, nada se compara con noche buena, noche buena es mi noche.

—Bien, al menos déjame recompensarte—salió a no sé dónde y volvió con un DVD.

Conectó el aparato a la tele y puso una película mientras yo me acomodaba en mi cama.

No entiendo mucho que está pasando pero prefiero esto a estar abajo en medio de una pelea de hermanas, esas las vivo diario.

—¿El grinch? Tú odias esa película—dije en cuanto salió el título de la película.



#23969 en Otros
#3597 en Humor
#36753 en Novela romántica

En el texto hay: novelajuvenil, amistad, fingiramor

Editado: 02.12.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.