Amigos Sin Beneficios

Capítulo 21: Normalidad.

6 de enero de 2019.

 

 

Lia.

 

 

El primer día de clase es genial, he dicho.

En general toda la primera semana es genial, casi no hay tareas, ningún profesor va y cuando van hacen que nos presentemos en clase a pesar de que mis compañeros y yo nos conocemos desde hace años, pero es la única semana que tenemos libre antes de comenzar con exámenes y esas cosas horribles.

En el momento en que tuve una hora libre decidí aprovechar para hablar con mi hermana, mi instinto gemelístico me dijo que estaba en problemas. También lo hice para poder evitar a Ray pero esa es otra historia, todo el fin de semana estuvo diciéndome que me buscaría el primer día, eso es hoy y por el momento no quiero verlo.

En realidad no fue mi instinto, fueron sus últimos tuits sobre el odio espontáneo a los hombres y que "todos son iguales".

Así que cuando iba saliendo de mi aula y encontré a Ray decidí tomar el celular y llamarle a mi copia.

—Acabas de salvarme del Apocalipsis—dramática como siempre me contestó.

—Y supongo que tú me salvarás del aburrimiento—dije haciéndole señas a Ray de que lo vería después y fui a sentarme en una banca.

Mi después será hasta que deje de sentirme incómoda, no sé cuánto tiempo tome eso.

Digamos que la última semana de mis vacaciones me la pasé pegada al teléfono hablando por mensajes con Ray e incluso desvelándome a causa de sus llamadas. Prácticamente después de la noche que pasé con Mateo. Ray comenzó a ser más insistente, como si se hubiera enterado de los acontecimientos pero es prácticamente imposible.

Nadie ni mi hermana, ni Mía saben lo que pasó.

El punto aquí es que en algunos de sus ataques de Ray por ser lindo como que yo le correspondí y sé que está mal porque ni siquiera sé si puedo iniciar algo con él pero conociéndolo bien no quitará el dedo del renglón.

Y no sé si quiero que lo haga.

Después de darle un maravilloso consejo a mi copia por llamada ella decidió ponerse en modo hermana posesiva y empezó a interrogarme sobre por qué uno de los amigos de Daniel me estaba mandando mensajes.

Copia, yo que sé, el chico me cayó bien ni modo que le negara que hablara conmigo.

—Bueno, te dejo, tengo que seguir huyendo—se despidió de mi Abigail.

—Está bien, no seas cobarde por mucho tiempo.

—Tardaré lo que tenga que tardar. Nos vemos pronto, te amo.

—Cobarde. Te amo—colgué.

—Espero que ese haya sido Mateo—dijo Ana pegándome un susto que me hizo saltar. No sé en que momento se sentó a lado de mí.

—Era mi hermana. ¿Cuánto tiempo llevas ahí?

—Acabo de llegar en realidad. ¿Tu hermana la gemela?—asentí con la cabeza. Ahora que lo pienso Ana se llevaría muy bien con Abigail—. ¿Entonces ya arreglaste las cosas con Mateo?

—Sí.

—¿En serio?—me miró con emoción como si estuviera a punto de shippearnos. Reconozco esa mirada ya que Abigail hace lo mismo.

—Sí, ahora somos amigos—su cara se alargó.

—¿Qué no ya eran amigos?

—Oh sí, pero en las vacaciones nos la pasamos peleando tanto que ya no lo éramos.

No sé porque le cuento esto a Ana pero me inspira confianza, cosa que con nadie me pasa hasta que los conozca bien. Ella entrecerró los ojos.

—Ustedes terminarán juntos—se levantó de la banca y se fue.

 

 

7 de Marzo de 2019.

 

 

—Lia no puedes darle alas al pobre chico y luego quitárselas—estaba teniendo un almuerzo tranquilo hasta que Mía empezó—. Y mira que te lo digo yo.

—No estoy haciendo eso, Mía.

—Claro que lo haces, no has decidido si lo sigues queriendo o no y mientras tanto él sigue intentando porque no le has dicho lo que tú sientes.

Mi estúpida mejor amiga tenía razón.

Habían pasado algunos meses desde que Ray me había dicho que le diera una oportunidad, no le había dicho que sí pero tampoco que no, solo le había dicho que no estaba lista.

—Solo no creo estar preparada para volver a intentarlo. Lo quiero, ¿de acuerdo? Pero sé que él quiere más de lo que yo puedo ofrecerle.

—¡Pues dile eso, idiota!

—Lo haré. Lo juro, solo necesito encontrar las palabras correctas y el momento correcto.

—Espero que lo encuentres pronto antes de que él se canse—Mía, ya lo sé. No necesitas repetirlo.

—Primero tengo que enviar mi ficha para la universidad, después de que me acepten lo haré.

—Lia, no puedes hacerlo esperar otros dos meses—tiene razón pero hay muchas cosas en juego en estos dos meses, vienen los exámenes finales y las admisiones a la universidad.

—Mía, primero debo de ver por mi futuro y luego mi situación sentimental.

—Esta bien, ¿ya decidiste que carrera y universidad?

Decidir qué haré después del bachillerato ha sido muy difícil, hay días en los que me siento a hacer una lista de lo que quiero estudiar y termino llorando por tener la lista en blanco.

—Será la universidad local, en gastronomía.

—No suenas muy segura.

—Alan dice que es genial la carrera y me ayudaría a especializarme en bebidas y tener mi propio bar. Es lo único que me llama la atención.

—¿Y si no resulta?—ya me he planteado eso muchas veces.

—Lo intentaré el próximo semestre.

—Tienes suerte, arquitectura siempre ha sido el sueño, si no quedo no sé lo que haré—azotó su cabeza con la mesa. 

—Quedarás, estoy segura. Si no podrías tomar el ejemplo de Iván de tomarte un semestre sabático.

—Mis padres me matarían.

—Tal vez deberías de pedirle consejos a Luis—me miró mal.

Oh sí, Luis estudia la carrera que ha sido el sueño de Mía desde que tiene memoria.

La verdad es que no sé que pase entre los dos, solo sé que Luis siempre está pendiente de Mía y ella siempre sale corriendo cada vez que está a solas con él. Mía le tiene demasiado miedo al compromiso, nunca ha salido con alguien formalmente ya que cuando va por ese camino sale huyendo, pero algo me da muy buena espina entre esos dos.



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En el texto hay: novelajuvenil, amistad, fingiramor

Editado: 02.12.2020

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