El entrenamiento se dio como siempre entretenido con la presencia de Jorge, definitivamente él tiene unas vibras que te hacen sentir súper bien, además de recargarnos las ganas de seguir adelante. Cuando Joaquín tenía un descanso se la pasaba hablando no sé de qué con Kento e ignorando a Jorge, pero a él poco le importaba porque si no hablaba o nadaba con nosotras se sentaba en las gradas y se ponía a leer algún libro y nos sonreía de vez en cuando, ya para la tarde cuando terminamos de entrenar fuimos a recorrer el pueblo enseñándole al recién llegado nuestro lugares favoritos.
Los días transcurrieron sin muchas novedades, la convivencia con Kento se hizo un poco menos difícil cuando estábamos con mis amigos, porque en casa no nos dirigíamos la palabra al menos que fuera necesario.
Faltaban dos días para regresar a clases y estaba sumamente aburrida ya que la gusano y la tortuga se habían ido con las hermanas a apoyar las actividades que realizaba un albergue de la ciudad vecina para recaudar fondos para los niños y como mamá había salido con el Sr. Tanaka y mi no hermano a hacer compras tuve que quedarme en casa. Como estaba sola aproveche en darme un baño de tina, hace mucho no lo hacía por no ocupar mucho tiempo el baño; preparé las burbujas y con cuidado de no mojar los audífonos de mi mp3, me sumerjo en la tina mientras canto como loca mis canciones favoritas, creo que estuve como una hora remojándome y lavándome antes de levantarme para salir y envolverme en la toalla, cuando estoy sacando un pie de la tina, una burbuja se me mete al ojo dejándome parcialmente ciega, al sacar mi otro pie no sé en qué momento el jabón líquido se me cae produciendo que me dé un resbalón… grito como loca y antes de que mi cabeza llegara al suelo algo me sostiene al abrir mis ojos veo a un hermoso ser de cabellos negros perfectamente recortado y un peinado que le queda súper bien, de piel clara, labios rojos que están muy pero muy cerca a los míos, bellos ojos negros rasgados de mirada profunda, ¿rasgados? ¿¡Dije rasgados!?
Después del incidente, esa noche no salí a cenar hasta que todos se fueron a dormir, la imagen de Kento sin polo mostrando sus cuadraditos en el abdomen y con el pantalón casi desabrochado no se me salía de la cabeza, trataba de pensar en otra cosa y aparecía la imagen de él sosteniéndome para no caer y sus labios rojos cerca a los míos, cuando cerraba los ojos recordaba su mirada profunda, y por cada pensamiento me estaba sofocando. Me levanté de la cama con la intención de ir a mojarme la cara para que se me pasará la calentura cuando oí abrir la puerta de Kento, así que avergonzada me volví a meter a la cama y dando vueltas casi toda la noche me quedé dormida.
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Editado: 31.05.2019