Adam
Domingo 13 de noviembre 2016
—¿Dónde está? —pregunto con los ojos cerrados. Intento mantener la calma, aunque mis manos están frías y mis pies igual. Mis tontos nervios no cooperan, mi corazón les hace competencia.
Sé que está aquí, porque al preguntar en recepción, me dijeron que estuviera en la sala de espera de este piso.
—¿Usted quién es?
—¿Dónde está Clover? —repito.
—Aléjese, mantenga la distancia —interviene un señor caucásico de altura similar.
Entiendo que los Bloom tienen sus guardias y esa mierda, pero ahora no quiero saber de eso; ahora solo necesito que me digan donde coño y cómo demonios está la jodida bruja.
—¿¡Dónde mierda está Clover Robyn Bloom?!
—¿Profesor Adam? —la cara de Hayes me es reconocida al instante— Déjenlo pasar —los hombres no hicieron nada— Déjenlo pasar, ahora.
Ellos se hacen a un lado, yo suspiro. Mis piernas no quieren funcionar, pero la tonta bruja está herida y yo tengo que verla.
—¿Puedo ayudarle en algo, profesor?
—Vine a ver…te. A verte —miro a los dos gorilas tras de mí—, pero había tráfico.
—¿Qué hace aquí, profesor Adam?
—Thomas me llamó y me mandó a acompañarte —digo como una excusa.
Hayes me agradece con un asentimiento y luego se desploma sobre una silla. Bebe un café que estaba en su mano y el cansancio de su cara no cede.
—Estoy bien; no quiero cargarlo, puede regresar a su casa. Solucionaremos todo aquí.
¿Irme?
—¿Cómo está?
—No necesita hacer esto, profesor. ¿Sí? Sé que lo llamó, le dije que no, pero insistió. Thomas ha sido mi apoyo estos años, como mi padre. Pero, puedo con esto. No quiero cargarlo.
—¿Cómo está, Clover?
No estoy aquí por él, no me importa mucho que me diga que me vaya o me quede.
—Esperamos a que salga de quirófano… —dice al fin.
—¿Esperamos?
Duda antes de decirlo —Alguien viene en camino.
Miro mi reloj de mano, son las doce en punto. Media noche. Los pasillos alrededor están casi vacíos. Y no hay nadie más en la sala de espera; solo los dos guardias.
—Detalles —demando.
—Estaba en una carrera de la zona muerta —¿Qué demonios hace una adolescente de clase alta en la zona muerta? —. Estaba dando una vuelta por la curva del muelle, perdió el control y cayó en el agua. La moto no la encontraron, pero a ella la sacaron casi inmediatamente, una chica la sacó. Si no mal recuerdo se llamaba Adele, y un chico llamado Mikal la trajo. Según nos dijo el doctor, no tiene hipotermia ni fracturas, solo una costilla rota, después de ahí nada más —solo entiendo lo último y eso era lo importante —, pero…
—¿Pero?
—Sí bebió mucha agua y el impacto… así que están trabajando con eso y…
—¿Cuándo saldrá?
—Todo pasó hace cuatro horas —hay miles de maneras de romper a una persona, pero esta es la peor en su almacen de torturas… Clover nos va a matar—, un enfermero vino hace unos minutos, ya casi terminan…
Miro el techo buscando algún tipo de refugio mental.
—¿Cómo estás? —pregunto —Y no digas que “Bien”, hablo en serio, ¿Cómo estás, Hayes?
—Como estoy no es lo importante.
—No es la respuesta que quiero.
—¿Cuenta si le digo que es mi culpa todo esto? —susurra, y esconde su cabeza entre sus piernas.
—¿Tu…?
—Yo le di la motocicleta, yo la llevé a la zona muerta hace dos años, yo le enseñé a correr… Cuando papá se fue ese era mi refugio, ella quiso ir y la llevé, yo lo provoqué. Y… Clover me dejó un mensaje unos minutos antes de la carrera —rebusca en su bolsillo, saca su celular y termina con enseñarme una nota de voz, le da a reproducir—, no le diga que le enseñé esto. Me odiará aún más.
“¡Eres un maldito traidor, Hayes! ¡Papá nos dejó, te apoyé con mamá, siempre te apoyé! ¿¡Y sabes qué?! ¡Quizás mamá tenía razón! ¡Eres idéntico a papá, eres idéntico a él! ¡Solo te amas a ti mismo! ¡No sabes cómo te odio! ¡Siempre hemos sido tú y yo contra el mundo, PERO NO! ¡Corres a papá! ¡Juramos que nunca le hablaríamos! ¡Juramos que siempre seríamos tú y yo! ¡Y no puedo creer que te pases por el culo nuestro juramento! ¡¿Qué hay de mí? ¿Eh? ¡¿Qué hay de mí!? —a ese punto ya está llorando— ‘¡Que se pudra Clover!’ ¡Eres igual a él, siempre te eliges en frente de los demás! ¡Te vas como si no fuera nada! ¡Y solo regresas a romper más! —su voz se desquebraja— ¡Papá es así! ¡Los hombres son así al parecer! ¡Siempre es así y ¿Sabes qué?! ¡Me vale mierda! ¡Te odio, te odio y nunca más te atrevas a presentarte ante mí!”
Estoy seguro de que estaba drogada en ese momento, porque no pronunciaba totalmente bien.
—Yo le di los medios y la razón… yo le hice esto.
Escucharla así de lastimada me dio un mal sabor de boca.
—A ver si entendí —paso mi mano por la cara, intentando aliviar mi tensión—, te odia, porque no sé qué con el padre de ambos, ¿Cómo eso provoca esto, Hayes?
—Una chica que trabaja para mamá… me llamó, luego de que ella misma le dijo que yo volví a hablar con papá, Clover comenzó a lanzar todo en la habitación… y al parecer consumió demasiado… Yo… puede que haya matado a mi hermana.
—No ha muerto. No morirá, lo dijiste, Hayes. Ni fracturas ni hipotermia, los doctores se encargarán de la costilla, esos serían el peor de los escenarios… Y no están, ¿Sí? Ella estará bien, Hayes, ella estará bien.
—Quizás no murió ahora, pero ella no tendrá un límite. Está enojada, se vuelve imprudente. Volverá a ponerse en peligro…
—Clover es astuta, no será así de estúpida.
—¿Y si no…?
—No pensemos en eso…
Ni él habla ni yo tengo interés en que lo haga.
—Hayes…
Supongo que es quién Hayes dijo que venía en camino.
—Gracias a Dios—susurra él antes de lanzarse a los brazos del señor mayor—, papá…
A primera vista se sabe que es Cleveland Bloom.
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Editado: 30.09.2023