Lunes 12 de diciembre de 2016
Clover Bloom
Abro los ojos como cuando un dolor destroza alguna extremidad, justo así… pero en el pecho. Los días podrían volverse algún tipo de tortura si siguen iniciando de esta manera.
—Buenos días.
Me despierto con ese dolor, pero un beso en la frente.
—¿Dónde estoy?
—En nuestro apartamento… —sonríe un niño pelinegro en posición fetal a mi lado. ¿En qué cama estoy?
—¿Nuestro apartamento?
Una señora de cabello largo, rizado y negro entra al cuarto. Sonríe igual que como la recuerdo.
—Buenos días, Clov —dice sosteniendo una bandeja.
—Tamara.
Mierda, el dolor de cabeza incrementa.
¿Ese momento en que la vida es una mierda? Jamás se debe olvidar que se pone peor.
—¿Resaca? —asiento sobando mis sienes. He maldecido su nombre tantas veces deste hace más de tres años, y aún así, parece que jamás, jamás ha pasado un segundo sin que fuéramos así de unidas como éramos antes… Al menos se ve así en su rostro — He pasado por ahí —extiende una pastilla —. Tómala después de desayunar. Ayuda mucho.
—Gracias.
—Sigues igual de hermosa que cuando te vi la última vez.
Desvío la mirada.
—¿Aún te gusta el puré de papá con…?
—¡Volví! —escucho su voz… —¡Papá ya llegó, familia!
Abro mis ojos temiendo que entre al cuarto y me vea en esta condición… ¿Por qué me da vergüenza que él me vea con resaca y los ojos hinchados por llorar?
—Papá —Theo va tras él y le abraza.
La familia feliz se abraza y eso lo puedo ver porque la puerta abierta de la habitación en la que estoy deja perfecto ángulo visual a dónde están ellos.
Ver a su familia y verlo a él, me hace sentir tan… rechazada..
—Amor… ¿Cómo te fue?
Él la abraza y besa su frente.
—Bien, mi cielo.
Ellos siguen hablando.
Mi mente solo procesa que fue el mismo gesto que Adam hizo conmigo. Entré a su casa y él no esperó para besarme la frente con ternura. ¿Adam… acaso quería algo como esto?
—¿Despertó Clover?
Una leve sonrisa sale al simplemente mentar a Adam en mi cabeza y esa sonrisa se vuelve lágrima; que agridulce es saber que lo perdí.
—Justo ahora, le llevé algo de comida. Ya casi es hora del almuerzo, prepáralo, querido.
—Bien, amor, ¿Te ofendió? —papá pregunta — ¿Verdad?
Espera lo peor es mí.
—No, querido, fue amable —dice Tamara golpeándolo en el hombro—. Sé más cuidadoso.
Amable no fui. Quizás no la ofendí, pero no se puede considerar amable solo asentir y evitar mirarla a la cara.
Papá entonces mira hasta mí, ve que desperté y que escuché todo. No tengo fuerzas para las caras, dolor o rabia, simplemente mantengo la mirada porque eso es lo que soy… solo aguanto.
Parece que se arrepiente de muchas cosas, eso lo veo en su mirada. Quizás de hacerme nacer, no lo sé.
Yo ya no soy la Clover de antes, no la de hace cuatro años, no la de hace un año, no la de hace seis meses, no la de octubre, no la de ayer siquiera… No sé quién soy. Y solo quiero un momento de silencio.
Estoy desgastada emocionalmente, ya no tengo ganas de gritar o llorar, he hecho eso suficientemente desde los trece.
Al ver por la ventana veo rascacielos cosas que conozco, así que sé que estamos en la misma ciudad… Navidad está a la vuelta de la esquina y el apartamento cubierto de decoraciones. Supongo que al final… es lo que hacen todos los años. No puedo dejar de imaginarmelos a los tres solo decorando… Y mientras yo crecía sin un padre, él estaba aquí, celebrando navidades y decorando árboles con su mujer e hijo cada año.
Desde donde estoy miro toda la habitación. Hay algunos juguetes, ¿Esta es la habitación de Theo? Eso es seguro. Yo tenía más cosas, ese niño… ha tenido todo lo que yo tuve, quizás menos, pero que él tiene la seguridad de que lo seguirá teniendo. Cosa que Hayes y yo nunca tuvimos; en el fondo, de niños, siempre temíamos que nuestros padres se separaran, más que de ellos mismos, de nosotros.
Me siento y dejo la cabeza en la espalda de la cama. Moriré a este paso, aún estando con vida.
Adam tiene razón, este caos nos malditamente dejó peor. Y ¿Culpa de quién? Pues mía, como siempre.
Se acabó.
¿Y ya?
¿Eso será malditamente todo entre Adam y yo?
Hago una mueca de desagrado cuando recuerdo como se marchaba.
¿¡Cómo esperaba él que yo reaccionara cuando dijo que éramos pareja?!
No éramos nada, no somos tampoco.
—¿Clover? —escucho que tocan la puerta— ¿Puedo pasar?
—Sí, Tamara.
—Sobre lo que dijo Clev, yo…
Mi último problema en esta puta vida es lo que dijo él.
—Lo merezco —le digo—. No es tu culpa, Tamara.
Quizás nada de nada es su culpa.
—Tengo tan poca fuerza mental ahora mismo que no quiero discutir, así que…
—Ayer, cuando Hayes te trajo alcancé a escuchar algo que él le dijo a tu padre —me le quedo mirando para que siga hablando —. Dijo que un muchacho le dijo que te trajera… aquí.
—Adam, la razón —le confirmo cansada.
—Dijo que habían discutido.
—Terminamos.
—Era tu novio…
—No —aclaro—, no éramos novios. Pero… lo que sea que hayamos sido, terminamos.
—Se siente como si lo que sea que hayan sido fue importante.
—También siento que hay más consecuencias que recompensas —respondo.
Quedo en silencio. ¿Por qué es más fácil hablar con ella que hablar con mi propia madre?
—Tam, yo te amaba —confieso.
Cierro los ojos.
—Eras mi modelo a seguir, mi heroína. Eras el único gramo de felicidad que existía en aquel lugar.
—Tú y Hayes me daban una felicidad incomparable.
—Jamás pude asimilar lo que me decían.
—Lo lamento tanto —ella prosigue—. Lamento tanto como fueron las cosas. Nunca deseé que las cosas se tornaran de esta manera. No planeé nada de hecho.
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Editado: 30.09.2023