Se supone que esta sería una triste historia de amor, pero no quiero que sea así al menos no por ahora.
Me sentare a esperar pacientemente en banco de suplentes, te voy a querer pase lo que pase. Aunque vea todo perdido, buscare entre las tantas tazas de café a medias que siempre dejas en las mañanas de lluvia, esa razón para escribirte a diario entre páginas perennes.
Ignorarte es la manera más clara que tengo para demostrarte que me amas, aunque muchas veces no funciona, haz aprendido a lidiar con mis ausencias, bailar tango con mis enojos colectivos, con mi humor sin sentido.
No puedo odiarte, no lo digas
No lo pienses
No es así
Nunca sucederá
¿No crees en las causas perdías?, mujer de poca fe. Siempre he estado en tus sueños, lo se... siempre lo supe. Eres mi fantasía realizada, me encanta todo de ti. Solo te conozco tres defectos los cuales son un secreto y aun así, los defiendo a escudo y espada. Amo que digas mi nombre, deja de ser un simple nombre cuando los pronuncias y se convierte en un conjuro de amor entre hojas secas.
No sé cómo es que te enamora mi voz, yo la odio y aun así me repites a diario que tengo la voz más hermosa del mundo. Me intimidas cada vez que lo dices, tú sonríes y yo me fundo aún más en ti.
Debo admitir que no sabía cómo liderar con lo que siento por ti, me preguntaba todos los días si era real. Buscaba una buena razón para seguir haciéndolo, para dejar que creciera y la encontré. ¿Me amas?, sé que soy un poco terco, pero tengo que preguntártelo día de por medio. Te lo dejare de preguntar entre los días bisiestos y los días de pascua, entre las noches rojas y las mañanas frías, entre el café de las siete de la mañana y el de las ocho de la noche.
No me dejes, por favor no me dejes.
Mi vida necesitaba un cambio y llegaste tú. Amiga, quiero ser parte de tus fantasías, quiero ser parte de tu llanto deja que se desahogue con los míos, quiero convertirme en tu canción de amor con un coro lirico, una melodía de jazz, un blues para en estribillo un electro para las noches agitadas, un chachacha en nuestras noches en vela.
Una canción de amor que suene para toda la eternidad.