El médico chequeó al enfermo que ahora deliraba a causa de la fiebre. Alma estaba cada vez más preocupada, además de adolorida, también había recibido varias picaduras que en su intento por ayudarla Joseph no había podido evitar y como aquel tambien empezó a sentir fiebre. Alma dió la orden de enviar por los medicamentos la pueblo y despidió al médico que prometió volver el siguiente día e insistió en que fuera contactado si surgiera alguna emergencia.
Fermín regreso con la medicina y empezó la dura tarea de hacer que aquel hombre tomara el medicamento, él deliraba y se negaba a colaborar. -Cálmate hombre, que es por tu bien-. Él continuaba hablando...hablaba de una mujer a la que le pedía que se alejara...discutía acaloradamente en su delirio, porque llegó hasta a sentarse en la cama; pero el dolor lo hizo gemir y desmayarse; con la ayuda de Fermin, Alma colocó el unguento en el cuerpo de Joseph y luego hizo lo mismo con su propio cuerpo, despidió a Fermín, pidiendole que estuviera muy pendiente de una llamada por si las cosas se ponían más dificiles, el hombre era grande y fuerte y le era complicado estabilizarlo sola, a pesar de ser bastante alta y de brazos fuertes.
Alma lo observó en la cama, ya más calmado, observó aquel hombre tan atractivo, a pesar de la situación y pensó que hacía mucho tiempo no se había fijado en un hombre como en este momento lo hacía, se dió un pequeño golpe en la frente en señal de auto-amonestación y luego tomó medicamento para la fiebre y el dolor. Se recostó sobre una butaca y se cubrió con una sábana.
Aún estaba oscuro, debieron haber sido entre las 4 o 5 de la mañana. Alma escuchó que el hombre hablabla bajito.... Se puso de pie con un poco de esfuerzo, el cuerpo le dolía, solamente la fiebre había disminuido un poco; Joseph sudaba en grandes cantidades y tenía la piel cada vez mas roja.
-Agua por favor-. Joseph le hablaba con los ojos entreabiertos; ella se quedó callada, observándolo. -Mujer, ¿no me escuchas?- El hombre le había subido la voz....Alma estaba a punto de contestarle, pero pensó que era por el estado en el que se encontraba. Caminó hacía una pequeña mesa y tomó agua de un cantaro de barro; se acercó al enfermo y alargó su mano; pero el hombre no se movió. -En la boca por favor-. El calor se le subió hasta la frente, Alma empezaba a dudar si la actitud del hombre aún era producto de la enfermedad.
Colocó el vaso sobre sus labios, la mano de Alma tembló y derramó pequeñas gotas de agua sobre el torzo de aquel que hizo un mohín al sentir el agua fria en el cuerpo. -Mujer, ¿me quieres bañar?-. Alma giró los ojos, este gruñon la estaba "sacando de sus casillas"; no comprendía que ella tampoco se encontraba bien y lejos de tener que atender a un malhumorado enfermo, ella tambien necesitaba atención y cuidados.
El hombre bebió agua y se durmió de nuevo. Alma aprovechó para salir de la habitación; necesitaba aire puro, a pesar del frio de la mañana. Tomó su chal y se cubrió completamente con él, camino lentamente hacía el corredor de la casa; en ese momento escuchó el ruido de un auto acercándose. Fermín que se encontraba de guardian salió a ver lo que sucedía. Del vehículo descendieron 3 hombres que se acercaron a Fermín. Alma caminó hacía los recien llegados.
-Buenos dias-. Se trataba de 3 hombres jovenes, forasteros, ya que no recordaba haberlos visto en el pueblo y sus ropas también indicaban que no eran habitantes de los alrededores. -Buenos dias señorita-. Fermín observó a su patrona e intentó explicarle, pero estaba un poco asustado. -No te preocupes Fermín, yo atenderé a los señores-. Fermín se retiró solo unos pasos para que su patrona pudiera quedar de frente a los visitantes. -Señorita, lamentamos la hora de la visita, pero andamos en busqueda de un hombre-. Alma observó la duda en el rostro del hombre, como que estuviera analizando lo que debía decir; después de unos segundos continuó. -Señorita...-. -Alma, mi nombre es Alma-. Él asintió. -Alma, hemos salido en busca de uno de los ingenieros de nuestro equipo; somos los profesionales encargados del proyecto de construcción de la nueva hidroeléctrica y uno de nuestros hombres ha desaparecido-. Alma comprendió todo; el hombre que tenía hospedado en su hogar, era uno de aquellos que habían sido enviados para convertir la paz y la belleza de su hermosa tierra en un verdadero caos...todo aquel embrujo que había sentido por aquel hombre de ojos vivos y misteriosos se había destrozado como vidrio roto. El hombre continuó. Su nombre es Joseph.....- y describió rápidamente los rasgos físicos del hombre. Alma asintió. -Acompañenme, les invito a tomar una taza de café, luego los llevaré a ver a su compañero...tengo que contarles un lamentable suceso- Ellos la observaron asustados...-Tranquilos, su amigo está vivo y seguramente estaré completamente recuperado en unos 2 o 3 días-. Decía aquello con tanta seguridad que ellos creyeron en sus palabras y la siguieron hasta el interior de la casa.