Amor entre pétalos y espinas

El dinero no abre las puertas del cielo.

Aquella tarde del 15 de febrero de 2013,el cementerio privado "Puertas al Cielo", estaba lleno de gente, gente de la cual,se podían escuchar los llantos dolorosos por la irreparable pérdida de su gran amigo Antonio Rodríguez,un hombre, que en vida, había sido dueño de la clínica privada " Sonrisa de la salud", también había hecho muchas donaciones a los asilos de ancianos al igual que a los orfanatos.

Parado junto al ataúd,se hallaba Eduardo Rodríguez, hijo adoptivo del fallecido,que derramaba lágrimas silenciosas de dolor por causa de su padre, aunque casi nunca habían tenido una buena relación, debido a que Antonio era un hombre orgulloso y frío con su hijo y por culpa del trabajo,nunca le había dedicado mucho tiempo. Sin embargo,el cariño y el aprecio que Eduardo sentía por él era inmenso. Aquel joven de 25 años,no olvidaba el día en que el hombre que ahora se iba para siempre de su vida,se lanzó al mar y lo rescató del agua, adoptándolo después como hijo suyo,no,ese día nunca lo olvidaría, porque fue el día en que el agua salada del mar de Colan,le arrebató de sus manos a su hermano menor, luego de que su madre los abandonara en la playa. Nunca más volvió a saber de ella, y ahora,a sus 25 años,ya no le importaba,pero no podía borrar de su memoria el recuerdo de su hermano,su risa,su voz, aquel niñito de 4 años, que con inocencia se sumergió en el agua,sin saber que esta se lo llevaría con ella, mientras que su hermano mayor Luis,lo siguió con la intención de traerlo de vuelta a la orilla,pero fue inútil y ambos fueron arrastrados. Sí, Luis era su verdadero nombre, hasta que su padre adoptivo se lo cambió a "Eduardo".

De regreso a casa después del funeral, cuando ya todos los acompañantes se habían ido,el joven se dirigió a la habitación vacía de su difunto padre, allí colgado en la pared, estaba el cuadro familiar, que dejaba mostrar las sonrisas de los 3 integrantes de la familia Rodríguez,su padre,su madre y él, ambos habían fallecido y él se hallaba solo,solo en una casa de 4 pisos,como nuevo dueño de la clínica privada, herencia de su padre,pero solo,sin familia,sin amigos, ya que su arrogancia nunca le había permitido caerle bien a nadie, alejándolo de todas las personas a las que él creía ser mejor,o mejor dicho,de todas las que le rodeaban. La tristeza y el llanto invadieron su alma,se sentó sobre la cama su padre y sin querer,un grito doloroso y profundo salió de su garganta.

_ No, no, porfavor, vuelvan,los quiero de vuelta.

Solo escuchó el eco de sus sollozos,ya no se oían las risas de su madre o la voz gruesa de su padre,solo se sentía el tenebroso silencio de aquella inmensa casa. ¿ Cuánto dinero necesitaba obtener de la clínica para traer de regreso a sus padres?,¿cuánto debía pagar para verlos solo unos minutos más,a ellos y a su hermano?. Aquella era una situación, que lamentablemente,ya no tenía solución,ni con todo el dinero del mundo podía traerlos de vuelta, porque lamentablemente,el dinero no abre las puertas del cielo y Eduardo lo sabía, ahora solo le quedaba aceptar la realidad, aunque sea dolorosa, después de todo, él ya era un joven realizado aparentemente, tenía una carrera terminada de medicina en una universidad privada,con el primer puesto,y tenía buena posición económica, aunque eso se lo debía a su padre. ¿ Enamorarse?,no,no se había involucrado en ninguna otra relación desde la secundaria, cuando su padre lo obligó a terminar su romance con su compañera de clase porque la economía de la chica decayó,no volvió a tener un amorío con alguien más, ninguna chica estaba a su altura,ni en dinero ni en conocimiento. Llevaba 2 años trabajando en la clínica de su padre y ahora que sería el nuevo jefe, pensaba seguir haciendo lo mismo. Se acercó a la ventana que daba a la calle y miró el cielo lleno de estrellas y con una hermosa luna llena, pensó en su hermano,a él le encantaba cuando el cielo estaba estrellado,no pudo evitar derramar unas cuantas lágrimas más,pero trató de calmarse, así que cerró la ventana y fue a su habitación, necesitaba descansar,al otro día volvería a la clínica, así que quería recuperar fuerzas,no tenía hambre, por lo que apagó las luces y se quedó profundamente dormido.




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