En la tarde, ya habíamos llegado a la ciudad de Colombia, apenas vi que el avión estaba por aterrizar. Llamé a mi tía para que se despertara —dijo nerviosa.
¿Qué pasa u ocurre algo? Respondió sorprendida mi tía Madelyn
— No pasa nada, tía, ya llegamos — sonríe producto del miedo.
—Buenos días, señores, pasajeros, bienvenidos al aeropuerto Eldorado — anunció uno de los pilotos. — Por favor, permanezcan sentados con el cinturón de seguridad abrochado hasta que el avión haya aterrizado.
—Le rogamos tener cuidado al abrir los compartimentos superiores, ya que el equipaje puede haberse desplazado. Verifique que lleve consigo su equipaje. Buenos días — se despidieron.
Una vez nos informaron, acomodamos nuestras cosas para bajar con los demás pasajeros.
Yo estaba nerviosa, no sabía cómo iba a hacer todo en este nuevo país…
Menos mi nueva vida, al lado de mi bebé, el bebé que ahora necesitaba de mi cariño y de mi amor por completo.
Ya no estaba sola, ahora éramos dos. «Dije sobando mi pancita con alegría».
¡Estaba creciendo tan rápidamente dentro de mí! Escuchaba todo lo que me pasaba, cuando sentía ganas de llorar o reír, hasta mis miedos que eran más fuertes que yo… Lo sentía y se movía mucho, solo lograba calmarlo cuando le decía que todo estaría bien, y que nada pasaba.
Era una de las palabras que lo podía calmar y no se moviera tanto, porque con solo moverse como lo hacía, me transmitía que estaba asustada.
Mi mente estaba confundida — pensé. Tenía muchas cosas en las que pensaba, una de ellas era cómo enfrentar mi embarazo a los 16 años. Era muy joven y no sabía cómo cuidar a un bebé.