Con toda franqueza, no quiero estar en el lugar de Jack. El chamo apenas se levantó del suelo y como pudo salió de la casa. A la mañana siguiente, durante nuestra jornada escolar, él lleva puesto bajo el uniforme un soporte para mantener la columna estable, camina por ahí y pretende no conocerme, no deja ser la principal atracción del liceo. Las chicas mueren por dar toda la atención requerida, los chicos no se alejan de su lado sin dejar de hablar de meras sandeces.
Y claro, Jack adora que todo el mundo le preste atención, porque no deja de hacerse la víctima. Cuando lo oteo me doy cuenta de que está con Terry tomado de la mano, finge que no me conoce, pero luego de desfilar con su novia frente a mis ojos, voltea la cabeza hacia atrás, me visualiza y sonríe pícaro. Lo mismo ocurre cuando los tórtolos demuestran su cariño frente a mí: sinceramente, pienso en los puntos restantes que le quedan a Jack por ser tan típico, básico y predecible. Terry obliga al chamo que la abrace y la bese generando una larga lista de confusiones en nosotros. Jack accede a los besos y los abrazos sin apartar la mirada de mí, hace señas que no logro descodificar.
Mi día marcha sin cambios radicales, descontado la parte en que se acaba la jornada escolar y salgo del liceo. Me encuentro con la mexicana y pasmada pregunto al respecto. Hablo sola sin que logre responderme.
— ¡Evanna! —exclamo sin saber cómo diablos sentirme.
No me alegra demasiado verla, pero al menos tendré a una persona con quien hablar. Lo bueno es que se aparece una vez a la cuaresma porque ambas estudiamos en liceos distintos. Piensa regresar a México algún día pero piensa irse al reparar que sus tíos no están muy acostumbrados estar en Venezuela. La veo sonreír extrañamente mientras saluda cordial, nos sentamos al pie de la escalera para charlar un poco de nosotras y ese es exactamente el tema que elegimos tocar: México, estudios, bachillerato, universidad e intercambio estudiantil.
—Eres buena estudiante y te gradúas con honores, debes tener un alto promedio —dice mientras se sentarse a mi lado y enseñarme la pantalla de la computadora portátil.
—Agradezco mucho el interés, pero ahora me enfoco en el presente, el futuro tendrá que esperar —digo nerviosa.
Varios estudiantes la tienen en la mira, pues percatan en su computadora portátil. La enciende y la maneja con habilidad. Pero no dejo de pensar en el robo...
—Sé que eres buena en castellano, inglés y matemáticas. ¿Por qué...?
—Ahora pienso inscribirme en el grupo de teatro, para así tener puntos extras. Creo que puedo defenderme muy bien en la actuación. Recuerdo que en primaria actué en algunas obras shakesperianas y no se me dio tan mal.
—Solo piensa en lo que te digo, piénsalo mucho y con detenimiento —me ojea—. En México hay diversas instituciones educativas que ofrecen intercambios estudiantiles, sólo se debe encontrar al candidato ideal para eso. Puedes salir becada y estudiar en alguna universidad de México. Dime que al menos lo intentarás.
—No soy tan ambiciosa para estudiar en México —digo sin muchas ganas.
— ¿Por qué no me dices lo que quieres de una buena vez? Dilo con firmeza hasta oírte bien.
— ¿Tiene que ser una broma? —pregunto al mirarla.
— ¡Dilo! —grita seria y decidida.
— ¿Por qué no vas a regar flores? No estoy de ánimo para tonterías —me levanto del asiento, percato que Evanna me sigue.
Pero, ¿tener al fin la oportunidad de estudiar en el extranjero? Supongo que un poquito de ilusión surge ante un reto inesperado por delante.
En tanto, quien tiene verdadera curiosidad por saber lo que pasa entre nosotras es Jack Kelvin. No sé qué rayos pretende cuando camina frente a mí agarrando la mano de Terry. Mi hermana me ignora mientras él desliza sus ojos para verme discreto. Una sonrisa disimulada se forma en sus labios antes de guiñar un ojo y esto causa que frunza el entrecejo, lo miro y apenas sé que todavía quedan peces en esas tristes aguas. De pronto, lo comparo con el engreído que cree ser el Alfa y el Omega, el Verbo y la Palabra, el Sustantivo y el Adjetivo, el Dominio y la Potestad, el Principio y el Fin.
Jack estudis el último año de clo diversificado y cree que todo lo puede. Ahora mismo, no evito verlo como un cerdo (omito a los animales que no tienen la culpa de ser lo que son).
— ¿Lo conoces? —pregunta Evanna al verlo.
—No tengo la menor idea de quién es —respondo al ignorarlo.
—Por lo visto él se trata del típico casanova. Está con una y coquetea con otra. Es un chico que no tiene fundamento, cuando de novias se trata.
—Es glorioso que alguien más lo note. Pero, no estás aquí para que tildes a todos los que me ven. Estás aquí para seguir hablando del intercambio estudiantil y mi promedio académico. Dicen por ahí, que los amigos son una bendición puesta en el camino, para hacernos saber que podemos confiar en ellos, cuando más se necesita para vencer ese miedo que a veces puede abrumar. Pero, creo ser la única persona del país en no aceptar ese tipo de tonterías.
Digo lo que pienso y Evanna lanza una risotada mientras ruedo los ojos. Y no sé si llegue considerarla una 'amiga'. Hay algo en ella que no me cuadra. Miro que insiste en el estudio de intercambio en el extranjero e incluso me da el nombre una dudosa página, sólo hace falta que compre una computadora portátil para llevar a cabo todos los transmites necesarios. Pierdo el tiempo al conversar con ella y reparo que el liceo esté más solo que la una, me levanto de la grada; anuncio mi deseo de ir a casa y ella afirma. Al segundo se levanta, se endereza y dispone acompañarme en todo el trayecto
Mágicamente, entre las dos existe algo que se llama camarería. Poco a poco, se convierte en un temporal compinche. Hasta me olvido de Jack, sus amigos y su ex novia; avanzo sin preocupación por las calles de Barrio Sucre, no presto atención a nadie más. Evanna se detiene cuando llegamos a la casa, ocasiona que pestañee repetitiva cuando lo tengo en cuenta, ella ríe y ve que suspiro. La miro y de pronto me siento bien, se puede decir que necesito más tiempo estando con gente indiscreta, entremetida y aparente. Quizá he visto a personas muy cercanas a mí que se colman de malos amigos.