Por fin me encontraba frente a la preparatoria de Numb.
Antes de venir le había mandado un mensaje a Melisa, para que me esperara fuera de la escuela.
—Bien, pues llegamos — dijo mi padre una vez nos encontramos frente a la preparatoria —. Espero tengan un buen día.
—Claro Papi — respondió Abigail, que venía en el asiento del copiloto — te veré en casa, adiós.
—Adiós — se despidió Hugo con su característica seriedad.
Así que ahora solo quedabamos mi papá y yo en el auto, y siendo sincera tenía miedo de bajarme y enfrentar mi nueva escuela.
—Supongo que ya debería bajar —dije más para mí misma que para mi papá.
—Veras que todo va a estar muy bien, además ahí estarán tus hermanos para lo que necesites —ja, quise decirle que en realidad me sería más de ayuda cualquier otro estudiante que mis hermanos, maldije interiormente a Samuel por ser dos años mayor.
—Si, claro. Adiós.
—adiós hija, cuídate.
Después de eso me baje del auto.
Ahora estaba sola y eso me estaba asustando, es decir, más de lo que ya estaba.
Estaba empezando a lamentarme cuando escuché alguien a mis espaldas.
— ¿Violeta Oliveira? —absolutamente nadie me conocía en este lugar así que esa voz solo podía ser de...
Voltee para ver quién me hablaba y como lo supuse, una chica de estatura media y cabello castaño me observaba con una sonrisa de oreja a oreja.
— ¿Melisa? — pregunté lo obvio, porque quién más iba a hablarme.
—Sí, no puedo creerlo estás tan cambiada.
—Bueno cuatro años no pasan en vano.
—Ni que los digas, tenemos tanto de que hablar. Pero eso lo haremos otro día, ahora como te lo prometí te presentaré a mis amigos.
Entramos a la preparatoria recorrimos un largo pasillo y llegamos a un patio, que tal parece se encontraba en el centro de la institución.
Seguí a Melisa hasta una de las tantas bancas que se encontraban en el patio, dónde ya había dos chicas y dos chicos.
—Volví — les informo Melisa una vez llegamos a la altura de los demás.
—Y no sola por lo que veo — le contestó una de las chicas mientras me dirigía una sonrisa, ella era bajita y con cabello rubio.
—Así que tú eres Violeta —siguió la rubia.
—Sí, así es.
—Melisa nos contó de ti cuando supo que habías venido a vivir a Numb — está vez hablo la otra chica, ella a diferencia de la primera era morena, de cabello rizado y alta —. Yo soy Lara, ella es Soledad, Santiago y Dennet — dijo señalando a los chicos restantes.
—Un gusto en conocerte Violeta — dijo Santiago, él era muy alto, delgado y moreno, justo el tipo de Eleonor, nota mental investigar si tiene novia.
—Igualmente — respondí a Santiago, pero no me dió tiempo de detallar a Dennet, porque justo terminé de hablar y sonó el timbre.
Melisa me acompaño por mi horario, pues para mí buena suerte ella era la encargada de orientar a los nuevos alumnos.
La siguiente hora nos la pasamos recorriendo la preparatoria, la cual no era tan grande por lo tanto no había posibilidades de que me perdiera.
La preparatoria era de dos pisos. Se componía de tres grupos por cada semestre, arriba se encontraban seis salones. Los cuales eran de semestres superiores, por lo tanto yo estaría en la planta de arriba.
En la parte de abajo se encontraban los salones restantes, la cafetería, la sala de maestros, los baños y un pequeño auditorio.
En cuanto sonó el timbre para el cambio de clases nos dirigimos al salón.
Iba a entrar cuando me di cuenta de que Melisa seguía en la puerta.
— ¿No vas a entrar?
—No, no estamos en el mismo salón, pero no te preocupes Sol está aquí.
—Entonces te veré en el receso.
Después de eso ella se dió la vuelta para dirigirse al otro salón que casualmente estaba al otro lado del edificio.
Me gire para entrar por completo en el salón y cuando lo hice ví a una chica rubia agitando su mano al final del salón, era Sol.
Al lado de ella había una banca vacía así que me senté ahí.
Una vez acomode todas mis cosas me dediqué a observar a los que serían mis nuevos compañeros. Cómo era de esperarse estaban metidos en sus conversaciones, así que no se daban cuenta de que los observaba.
Pero hubo un chico rubio sentado en una esquina que llamó mi atención, Hugo. En cuanto sintió mi mirada volteó a los lados hasta que sus ojos se encontraron con los míos.
Yo como buena hermana le sonreí y alce mi mano a modo de saludo. El solo se acomodó en su asiento y fingió que no me había visto.
Quede como un estúpido anoche.
—Agh, ni te molestes en hablarle es un creído — dijo Sol a mi lado.
—Es mi hermano — le aclaré, para que no pensara algo diferente.
—Cariño, son idénticos sé que es tú hermano. Solo que Alonso me contó que tú y tus hermanos estaban un poco distanciados, y ahora que ví que Hugo te ignoro te aconsejaba que no te molestas en mostrarle interés. A Hugo solo le importa el fútbol y él mismo — quise preguntarle más, como por ejemplo porque Alonso había dicho eso, pero en ese momento llegó el profesor y mandó a todos a callar.
Todo mi día estuvo tranquilo, los maestros no hicieron más que decir lo que haríamos a lo largo del semestre. Un par de ellos hizo mención de que había una nueva alumna, lo que provocó que todos voltearon a verme.
Aunque en el receso pude conocer cómo se debe a Dennet, pude detallarlo por un largo tiempo porque se sentó frente a mí. Puedo asegurar que era realmente guapo, era pelinegro, de unos profundos ojos cafés, mucho más alto que yo y tenía unas pobladas cejas que encajaban perfecto con él.
Fuera de eso, venía la parte mala, el final de la jornada había llegado y tenía que volver a casa.
Después de todo no fue tan difícil encajar en la escuela.
¡Vamos bien!