Mi apartamento está en total y completo silencio, extraño a Jimin desesperadamente. Nunca pensé que podría sentirme así, después de tantos años de soledad. Daba por perdida la esperanza de realmente enamorarme alguna vez, ¿Quién hubiera dicho que en tan poco tiempo, un sentimiento tan profundo podría despertar en mí? Cualquiera diría que esto va rápido, que es apresurado, que el amor se construye con el tiempo y con paciencia. En este momento, podría discutir eso con cualquiera. De hecho, dejaría que sea mi corazón el que hable; porque cada vez que aparece frente a mí, parece querer salirse para ir junto a él personalmente. Además, ¿quien estipula el tiempo del amor? ¿hay un libro de reglas del que no estoy enterada? Lo único de lo que estoy segura es de que jamás me sentí de esta manera.
Lo malo de todo esto es que no puedo compartir mi felicidad con nadie. Ni una sola alma en este mundo puede saber que Jimin existe y lo que significa en mi vida. Quisiera poder llamar a mi hermano y contarle lo que está pasando, pero de hacerlo, pediría demasiados detalles. El hecho de que las chicas estén enteradas de que tengo a alguien, me alivia un poco, pero quisiera que podamos ser libres. «Así son las cosas, es lo que firmaste» pienso, entristecida.
Decido enviarle un mensaje para, aunque sea saber cómo está. Supongo que habrá salido del trabajo, siendo que ya son las once de la noche.
Vic: Hola cariño, quiero saber cómo te encuentras... Extraño tu adorable rostro.
Durante media hora estuve sentada prendiendo y apagando la pantalla del celular, esperando la respuesta. «Supongo que se habrá quedado dormido», pienso.
Me levanto del suelo y me dirijo a mi oficina, voy a dedicar esta noche a terminar la traducción del video, o al menos lo más que pueda. Una vez sentada frente al monitor, con un café humeante en la mano, observo la guía en español y comienzo con la traducción al inglés. Suelo dejar el japonés para el final, porque es mi favorito y disfruto demasiado trabajar en él.
Estoy casi terminando, cuando la pantalla de mi celular parpadea en señal de llamada. Una hora después de que envié el mensaje, Jimin me está llamando por video.
— Alguien extrañaba mi hermoso rostro, así que decidí enseñárselo —una sonrisita juguetona se delinea en sus labios. Está sentado en su habitación, moviendo la cámara para mostrar su mejor perfil. Aunque todos sus perfiles son hermosos y él lo sabe. Quizás sea esa la razón para estar moviendo su cara en todas las direcciones posibles.
— Menos mal que me lo enseñas, no iba a poder dormir si no lo veía. ¿Cómo estás, precioso?. Te he extrañado hoy.
— Estoy soberanamente cansado —sus ojos castaños están brillosos, se nota el cansancio en su mirada —Todo el día estuvimos dando entrevistas para la radio y la televisión. Acabo de encender mi teléfono justo ahora que llegué a casa. Lo encendí porque quería llamarte y vi tu mensaje. Te extrañé tanto, Noona. Quisiera que estés aquí para dormir conmigo.
— Se te nota el cansancio Jimin-Ah... Si estuviera allí contigo no te dejaría dormir —una mueca lasciva se hizo presente en mi rostro, de sólo imaginar todas las maneras en las que podría dejarlo con insomnio — Agradece que esta noche vas a poder pegar el ojo y descansar. Te hace falta, cariño.
— Mmm, por ti no me importaría no volver a dormir nunca más, de hecho no sigas diciendo esas cosas porque iré por ti en este preciso instante y ahí si que no vamos a dormir...—acabo de provocar al mismísimo diablo, que me devuelve el favor haciéndome sonrojar — ¿Todavía te sonrojas por las cosas que te digo? Recuerda que tú empezaste.
— Quédate ahí y descansa, tienes que levantarte temprano... Ya habrá tiempo para no dormir
— Cariño ¿Cómo te fue con tus amigas? —el repentino cambio de tema, hace que el color de mi piel vuelva a la normalidad.
— Pues, la razón de la reunión fue que querían contarme que a una de ellas, su marido la engaña. Así que ahora estamos pensando cómo hacer para ayudarla, porque tiene dos niños y no quiere volver a su país. Nunca te conté sobre ellas, pero no son coreanas ninguna de las dos. La del dilema es japonesa y tiene miedo de volver, para convertirse en la comidilla del barrio. Es entendible...
— Si, en este lado del mundo cosas como el divorcio están muy mal vistas.
— También cosas como salir con una mujer tanto mayor que tú y extranjera... Por lo visto las personas que me rodean y yo, tenemos cierta afición por romper las reglas — le digo mientras ladeo mi cabeza — Una lástima que hayan derogado la ley contra el adulterio.
— Sí, es una lástima. También es una lástima que sigas insistiendo con las reglas, como si el amor fuera algo que uno puede planificar o elegir... —su mirada se torna seria. Creo que le molesta que viva recordándole nuestra situación, para nada ideal.
— Lo sé, mi amor. Simplemente estoy diciendo que en el oriente las reglas están totalmente fuera del siglo veintiuno. En más de una cuestión la sociedad atrasa. De todos modos, si hubiera tenido que planificar o elegir, te hubiera elegido aunque a causa de eso me llevara cien azotes.
Jimin sonríe ampliamente y no puedo hacer más que mirarlo. Es hermoso en todos sus estados, inclusive cansado y ojeroso como está ahora.
— Esa fue una salida limpia y rápida, cariño — responde— Oye... Este fin de semana lo tenemos libre. Los chicos planean ir a nuestra casa de campo a descansar y me dijeron que te invitara. Jin hyung está desesperado por hacer tu receta, supongo que quiere que lo ayudes.
« ¿Un fin de semana yo sola con los siete? Bueno... O es un éxito o es un desastre», pienso.
— Me encanta la idea, Jimin-Ah. Esta vez voy a llevar otro postre, a ver si el señor Seokjin termina con la obsesión por el Lemon pie.
— ¿Y qué piensas hacer para terminar con mi obsesión? —su sonrisa ladeada es tan galante y sensual, que tengo ganas de atravesar la pantalla para estampar un beso en sus carnosos labios.