Capítulo 12
Pov Sofía
Mi día no había comenzado de la mejor manera, primero descubrir que había vomitado a mi jefe y no solo eso, sino que había dormido en su cama, segundo la aparición inesperada de la madre de Alonso y por último la aparición de la indeseable Débora, lo bueno de todo este encuentro es que se terminaba la semana y tenía mucha fe de que el lunes sería de mejores energías.
Al ver a Débora me recordó mis malos ratos que me hacían pasar tanto ella como su madre, al principio hice todo lo posible para llevarnos bien más fue un esfuerzo en vano. Débora y su madre siempre creyeron que me había casado por interés y la verdad de todo esto era que yo me había enamorado de Álvaro —solté un suspiro y sacudí la cabeza, no quería recordar aquellos momentos y mucho menos tratar de lidiar con esas mujeres.
En el trayecto a casa me fui pensando en todo lo que estaba haciendo Alonso por mí y por ayudarme, sabía que lidiar con Débora no era fácil. Vi el reloj y este marcaba las 12 del día, mi conciencia me recriminaba que debía de hacer algo por él y aceptar acompañarlo al almuerzo de su madre. Era una lucha interna entre ir y no ir.
—¡Maldición! —exclame, pedí al chofer que se detuviera en el siguiente paradero y me baje. Revise las monedas que me quedaba en el monedero y pedí un taxi para que me llevara de regreso a la zona residencial donde Alonso tenía su departamento. «¿Qué demonios estas haciendo?» me recriminaba.
Baje del taxi, me quede observando el inmenso edificio y ahora me debatía si debía entrar, quizá debí llamar antes y asegurarme que no estuviera ocupado con Débora. —¡Maldición! ¡Soy una gran idiota! —daba más vueltas que un trompo, llevaba media hora sin saber si entrar o no entrar, si estaba Débora… ¡Mierda! ¿Cómo lidiare con ella? ¿Qué le diré a Alonso?
Respire profundo, exhale todo el aire y me arme de valor, camine hacia el ascensor y presione su piso. Me quedé mirando fijamente a su puerta y me decidí a tocar el timbre, ya estaba en su puerta y no había vuelta atrás. Toque varias veces su timbre más nadie salió a abrirme la puerta. Me sentí una estúpida por volver sabiendo que el idiota de Alonso posiblemente se estaba acostando con Débora, bueno al menos lo intentaste me dije a mi misma cuando me di la vuelta y salí de ese edificio, lamentando mi pérdida de tiempo y el dinero que gasté en el taxi.
Lunes por la mañana al llegar me sorprendí al ver otro hermoso arreglo de flores sobre mi escritorio, me emocioné, los tulipanes eran hermosos, pero no estaba para lidiar con admiradores anónimos.
—Buenos días licenciado —salude al ver llegar a Alonso quien solo asintió y entro directo a su oficina, al parecer no sería un buen lunes tenía cara de pocos amigos. Organice lo que tenía que llevar a su oficina y sobre todo el café cargado que él ama tomar. Coloqué el café sobre su escritorio y comencé a informarle sobre la programación de su agenda.
—¡Gracias! Puedes retirarte —ordeno.
—Con su permiso… —diciendo aquello salí de su oficina. ¿Qué demonios pasa con ese idiota? —no es mi problema me respondí yo sola, mi mirada se centró nuevamente en los tulipanes y como de costumbre terminé por tirarlos en la basura.
Me centre en trabajar y organizar los pendientes que me dejo Nasia que no me había percatado que era la hora del almuerzo, levante la cabeza al escuchar unos pequeños golpes sobre mi escritorio. —Disculpe, ¿necesita algo licenciado? —pregunte al encontrarme con los ojos grises de Alonso.
—Estaré fuera y ya no regresaré a la oficina, por favor posterga las citas de esta tarde para el transcurso de la semana y ve a almorzar.
Diciendo aquello se giró sin esperar mi respuesta y se fue. Quería preguntarle sobre qué día debía ir a su casa más no me dio opción, mientras caminaba a la cafetería de la empresa recibí una llamada de Cielo.
Cielo: Sofí hermosa, ¿Qué tal la pasaste con el guapísimo de Alonso?
Sofía: ¿De qué me hablas mujer?
Cielo: Sofía te fuiste con Alonso y me vas a decir que no pasó nada.
Sofía: Si paso, le vomite Jajajaja
Cielo: Sofí…
Sofía: No pasa nada entre Alonso y yo, solo me está ayudando con el caso de mi hijo y ten lo por seguro que no pasara nada entre nosotros porque él es novio o no sé qué diablos de la odiosa de mi excuñada.
Cielo: ¿Ósea no pasa nada solo porque se está cogiendo a tu cuñada?
Sofí: Entre Alonso y yo no pasará nada porque simplemente no quiero saber nada de los hombres, así que deja de imaginar cosas y mejor te dejo que me quedaré sin horario de almuerzo.
Corte la llamada sin darle opción a seguir hablando, le escribí un mensaje diciéndole que guardara energías que recordara que este fin de semana nos mudaríamos para vivir juntas.
Al día siguiente llegue y como de costumbre encontraba los venditos tulipanes en mi escritorio, no sabía en qué horario es que venían a dejarlos por más que me esforzaba en llegar lo más temprano posible no lograba dar con el tipo que venía a dejar los arreglos.
Ese día fue demasiado ajetreado, por alguna razón Alonso no se apareció por la oficina en todo el día, traté de comunicarme con el mas su teléfono estaba apagado al igual que el de Daniel lo cual era rarísimo, tuve que reorganizar sus agendas y hablar con algunos abogados del buffet para que pudieran atender algunas de las citas.
Llego viernes y no volví a ver a Alonso, el único que se apareció por las oficinas fue Daniel quien se hizo cargo de algunos pendientes que tenía Alonso, quise preguntar qué estaba pasando con el jefe más no me atreví a hacerlo, no era de mi incumbencia.
—Sofía deberías regresar a casa, ya es tarde.
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Editado: 06.05.2022