Capítulo 15
Pov Alonso
Después de la partida de Sofía me sentí el más imbécil de la faz de la tierra, no podía creer que le había dicho que se largara, era un idiota, un grandísimo idiota e imbécil. No sabía ni cómo demonios iba a remediar todo el maldito problema que había creado yo mismo por mi estupidez.
Lleno de frustración terminé por tirar todos los adornos que encontré en mi paso. Me había como un verdadero idiota, con la mano sana me frote fuertemente la cabeza tratando de pensar cómo demonios remediaría mi error.
Esa noche no dormí me quede observando a la nada desde el balcón, lo único que me di cuenta es que ya había amanecido, lo supe porque pude ver el hermoso sol que se elevaba poco a poco, lo cual me daba la esperanza de que encontraría alguna forma de obtener el perdón de Sofía.
—Rayos Alonso, ¿Qué paso abajo?
No necesitaba voltear para saber que había llegado Daniel. —Solté un suspiro y no respondí nada, no tenía ganas de hablar y mucho menos narrarle todo lo que había pasado, sabía que se burlaría de mí.
—¡Mierda hombre! Te arrollo un camión o qué diablos, ¿Por qué tienes esa cara?
—Puedes dejar de ser una vieja parlanchina y pedir que alguien venga a ordenar la casa.
—Entiendo. ¿Hiciste solo eso para llamar a Sofía y venga a verte mal herido?
No quiero que la llames, busca alguien más y ahora vete, necesito estar solo y dormir un poco. «Bueno si es que logro dormir» pensé.
—Mmm… ok. Mejor me voy no quiero terminar como los jarrones en pedacitos.
No respondí nada me tire a la cama, bueno en realidad me acomode lo más lento posible para no toparme el brazo que me estaba comenzando doler, gracias a Dios mis piernas estaban en mejor condición, aunque odiaba tener un brazo inmóvil. Me acomode en la cama y me quede dormido casi de inmediato, no quería pensar más en la ojiverde que me hizo salir de mis casillas y me fui con todo sin medir la consecuencia.
****
—Hijo, hijo… despierte. —Escuchaba la voz de mi madre a lo lejos y como si alguien me estuviera sacudiendo, comencé abrir lentamente los ojos y me encontré con mi madre.
—Laura… ¿Qué haces aquí? —pregunte.
—Como que Laura niño malcriado, no olvides que soy tu madre y estoy aquí porque me importar, vine porque no contestaste mis llamadas y quería saber cómo te encontrabas.
Me removí un poco, me senté sobre la cama. —Mamá ya estoy bien, solo tenía sueño y ya, no era necesario que vinieras.
—Mientras viva me preocupare por ti y por la descarrilada de tu hermana, que en cualquier momento me va matar de la preocupación.
—Mamá deja tranquila a Marian, sabes que ella no es como las otras niñas de la “Sociedad” —dije haciendo comillas, vi a mi madre poner los ojos en blanco y sonreír.
—Ven te ayudo y bajemos para almorzar juntos; tu padre, la nana y Daniel están abajo esperándonos.
—Adelántate madre, yo me lavare la cara e iré a por ustedes —dije, camine hacia el baño, me cepille y lave la cara, no quería que mi padre me viera en esas fachas. Minutos después baje al primer nivel donde estaban reunidos las personas más cercanas, de alguna forma me hacía sentir mejor al tener a mi familia cerca. La tarde con ellos fue amena, después de un par de horas mis padres y la nana regresaron a casa.
—¿Ahora si me contarás que paso en tu casa?
—Sigues aquí Daniel.
—Sí, sigo aquí porque estoy preocupado por ti al igual que tus padres. Primero la pelea en el bar, ahora el desmadre en tu casa, ese tipo no es mi amigo Alonso.
—Resople sin responderle nada.
—Ahora mi amigo se convirtió en un caballo.
—Si soy un semental —respondí con burla. Sabía que estaba preocupando a mis padres por demás más con mi comportamiento impulsivo, peor fue cuando se enteraron que la pelea fue con Álvaro Reyes porque cuando estábamos en la universidad habíamos peleado hasta terminar con varios huesos rotos y como un mes hospitalizados.
—¿Estas así por Sofía? ¿Por ella peleaste con Álvaro?
—Te dijeron alguna vez que eres peor que un grano en el trasero.
—Si me lo dijeron, pero no me importa —se burló el aludido haciéndome soltar una carcajada. Solté un suspire y me libere. Lo cague con Sofía —empecé por decir, en ese instante sus palabras «nunca más me verás en tu vida» volvía agolpear mis recuerdos, ver su carita triste hacia que me doliera el corazón.
—¿Qué fue lo que hiciste? No me digas… ¿se enteró de la apuesta y que querías utilizarla para tu venganza contra Álvaro?
Sacudí la cabeza. Estoy enamorado de ella, perdidamente enamorado de ella y se lo confesé.
—¡Mierda…! ¿En serio hiciste eso?
Asentí levemente con la cabeza.
—Yo te dije que no era buena idea, pero ahí tu cabezota te metiste en ese lío. Por lo visto ella no lo tomo a bien no es así.
—Sí, me rechazo —dije con el corazón dolido.
—Es que eres un insensible Alonso, tan inteligente para unas cosas y tan bruto para otras. Solo a ti se te ocurre confesarle tus sentimientos a una mujer que lo único que le importa es sobrevivir y tener a su hijo con ella. En que cabezas piensas que ella estaría interesada en una relación.
—Lo siento pues señor experto en relaciones —me burle.
—Fuiste insensible y quizá hasta egoísta, fácil Sofía ahora está pensando que de esa forma le estas queriendo cobrar tus servicios por llevar el caso de su hijo.
—Yo no podría hacer algo así, jamás… —sentencie.
—Eso lo sabemos tú y yo, y los que te conocemos, más no esperes que Sofía piense eso de ti si a las justas te trata como su jefe y no conoce más de ti.
—Odiaba que el idiota de Daniel tuviese razón más no lo reconocería delante suyo. Es mejor que vayas a descansar porque algo me dice que mañana tendrás muchísimo trabajo.
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Editado: 06.05.2022