¿amor o Justicia?: ¿qué buscas?

2. Sabía que vendrías

Comencé a escuchar una melodía a lo lejos, que cada vez se volvía más fuerte. Arrugué el entrecejo y me removí en la cama, tratando de que de alguna forma mágica aquél ruido desapareciera.

Cuando luego de unos segundos no se detuvo, gruñí y miré mi celular.

6:00 AM. ¿Qué demonios? Mi alarma estaba puesta para las 7 y no era la culpable de aquél escandaloso sonido.

Rodé los ojos, suponiendo que podía llegar a ser y maldiciendo internamente por tener el sueño tan ligero.

Salté fuera de la cama y con pasos muy furiosos llegué la puerta de mi habitación, abriéndola y saliendo al pasillo camino al baño.

— ¡¿Es malditamente necesario que pongas la música tan fuerte?! —Grité tras aporrear la puerta con fuertes golpes.

Me enfurecí aún más al darme cuenta de que el agua corriendo junto con la música en coreano y de fondo se podía oír su voz tratando de cantar. ¡Maldita sea, esa música del demonio parecía un maldito ritual satánico!

— ¡JULLS! —Grité nuevamente, esta vez, pateando la puerta.

— ¡¿QUÉ?! ¡¿Quién me llama?! —Al fin me contestó.

El agua se dejó de escuchar y unos segundos después, la puerta se abrió.

— ¿Qué quieres? —Preguntó con un rostro nada agradable, sosteniendo la toalla alrededor del cuerpo con una mano y con la otra mantenía agarrada la puerta.

— ¿Puedes bajar la música? ¡Son las 6 de la mañana! —Protesté, moviendo mis brazos de manera histérica.

Pero yo estaba en lo cierto, y no sólo por mí, el edificio era bastante grande y podíamos recibir quejas de nuestros vecinos.

Se encogió de hombros dándome una mirada indiferente.

— Es la forma en la que logro despertarme. —Dio su respuesta corta y concisa, con una gran falta de emoción.

Gruñí, lo único que había logrado era irritarme hasta el punto de no tener más sueño.

— En el proceso, trata de no despertar a todo el vecindario. —Dije frustrada, a la vez que me daba media vuelta y me encerraba nuevamente en mi cuarto.

Sería completamente inútil decir palabra alguna en estos momentos, estaba en su plan “me importa una mierda el resto de la humanidad, no me jodas” y lo solo lograría gastar saliva.

Realmente odiaba cuando actuaba de esa manera.

Suspiré una vez estuve sola en mi cuarto, si esto sucedería todos los días las cosas no funcionarían.

Miré la hora 6:15 AM y suspiré, me quedaba un poco más de media hora para dormir, pero no creía poder hacerlo luego de lo que había ocurrido.

Me acosté en la cama y suspiré mirando el techo.

Hoy tendría mi segunda clase en la facultad, era Historia Constitucional. Siempre me había gustado la historia y me había resultado sencillo aprenderla, esperaba no haber perdido esa facilidad de hacerlo.

Otra vez me tocaba conocer personas nuevas, sociabilizar con el resto del mundo. Decir que no me sentía nerviosa, sería mentir, pero no me encontraba extremadamente nerviosa como sí lo había estado el día anterior.

Conocer a una persona como Alexia me había calmado bastante, me había dado esperanzas de que sí pudiera hacer amigos y encontrar buenas personas, no como mi mente, más específicamente aquella voz a la que había llamado Ashley, me había dicho.

Las buenas personas existen en todos lados, no te preocupes por eso. Y ahí estaba Mía, ella era dulce y positiva, todo lo contrario a Ashley.

Sí, le había dado un nombre a las voces de mi cabeza, no era que estuviera loca, o tal vez sí, pero así me sentía y al nombrar ambos bandos contrarios de pensamientos me encontraba más a gusto conmigo misma.

Aunque también existía Tanía, pero era alguien oscura y no debía salir de la jaula en la que se encontraba dentro de mi mente, debía mantener la calma y sólo así ella me dejaría vivir en paz.

Luego de unos cuantos pensamientos más, mis ojos se cerraron y me dejé caer, por segunda vez, en los brazos de Morfeo, esperando que nadie más tuviera que poner música fuerte y me despertara.

*

El sonido de mi alarma me despertó, aún algo asustada por el sueño, o mejor dicho pesadilla, por la que estaba pasando. La apagué y caminé hasta el baño a paso lento, me sentía cansada.

Hice mis necesidades mirando a la nada sin ninguna clase de expresión en mi rostro y luego me acerqué al lavabo. Me quedé mirando mi cara por un momento, sin siquiera hacer una mínima mueca y luego suspiré.

Quería seguir durmiendo como si no hubiera un mañana, pero era mi segundo día en la facultad y mi primera clase de historia, definitivamente faltar no era una opción.

Largué un extraño sonido proveniente de mi garganta y comencé a cepillarme los dientes.

No era de esas personas que se bañaban por la mañana, simplemente no podía hacerlo. Eso era quitar tiempo de sueño y no estaba dispuesta a cederlo. Por lo que sólo me cambiaba, con suerte me peinaba, desayunaba algo y luego me iba, de esa manera podía levantarme media hora antes de irme y hacer las cosas lo más rápido posible.



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En el texto hay: accion, amor, amistad

Editado: 14.03.2019

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