Simon.
Estaba fuera de mi...enojado, dolido, decepcionado...las lágrimas de sangre rodaban por mi mejilla en silencio, mientras manejaba como una bola de furia hacia el instituto. Magnus estaba en silencio mirando a la nada. Siomar y Sebastián tampoco decían nada. Sentí la mirada acusadora de Adhemar.
Te lo dije... Su voz resonó en mi cabeza tan clara y tan fuerte como si lo hubiese dicho en voz alta.
Maldita sea el espíritu.
- ¡Déjame en paz!- le grité mirandolo por el retrovisor, el solo aparto la vista.
No me grites, es cierto te lo dije. Volvió a sonar su voz en mi cabeza y yo la sacudí apretando el volante, que ya comenzaba a rajarse.
- No le digas nada- Sebastián le habló- solo déjalo Adhemar.
Me estacione con rudeza y baje del auto cerrando el lado del piloto de un fuerte portazo.
-¡¿A donde vas?!- exclamó Siomar.
-¡A PARTIRLE LA CARA A ESE MALNACIDO!- Grité en ruso totalmente cegado.
Entre al edificio ya viendo todo rojo, mi lengua la sentía amarga por el veneno que destilaba mis colmillos. Iba a matarlo.
Lo comencé a buscar pero no lo encontraba, estuve a punto de devolverme a mi auto y buscarlo en su casa, hasta que la respuesta apareció frente a mis ojos: Christopher Goya y Kim Jungkai.
Me acerque a ellos y con toda mi fuerza, estrelle a Jungkai contra los cacilleros.
-¡¿Dónde esta Vladimir?!- lo sujete del cuello haciendo que alzara la cara para mirarme.
- ¿Acaso me ves cara de GPS Diatlov?- espetó con rudeza.
- ¡No te hagas el listo conmigo, pedazo de mierda coreana, dime donde carajos esta Vladimir!
- Quitame las manos de encima- Jungkai me gruñó mostrando sus colmillos.
- Estaba en las duchas la ultima vez que hablé con él- contesto con rudeza Goya.
Yo solté a Jungkai y le atiné un puñetazo al rubio.
- Vuelves a tocar a mi hermana y te juro por mi vida- bese mis dedos como promesa- que te arranco la maldita cara. Juralo Christopher.
Lo volví a golpear y me aleje de ellos, ignorando los llamados frenéticos de Adhemar.
Fui a las duchas y él ya se había ido, seguí su olor hasta el Gimnasio y allí estaba él, haciendo un par de canastas...solo.
Perfecto.
-¡DE LEÓN- grite y él volteo a verme con una sonrisa.
-¿Mande?
Hijo de puta...
Vladimir.
Luego de darme una buena ducha para quitarme el olor a alcohol, vomito y sudor, decidí ir a la cancha a jugar un poco. Pronto sería el juego amistoso con los demonios y no quería perder de nuevo.
Un efluvio conocido azoto mi nariz, ese efluvio asquerosamente burgués solo podía pertenecer a una persona. Pero lo ignore, no quería que supiera que de alguna manera
lo estaba esperando.
- ¡DE LEÓN!
Voltee a verlo sonriente.
-¿Mande?
- ¡MALDITO HIJO DE PUTA!- se esfumo a mi lado y me empujó tirandome al suelo- ¿CÓMO OSASTE PONERLE LAS MANOS ENCIMA A MARÍA?
- ¿Y a ti qué? Además ella fue la que quiso- me levante del suelo.
Vi con satisfacción como mi mentira lo quebraba, como lo destrozaba por dentro.
- No me hagas reír- trato de ponerse firme, pero no pudo, le había dado en donde mas le duele.
- No te estoy contando ningún chiste, nuestro encuentro fue consensuado. Y te lo digo, ¡Qué bizcocho! Me sorprendió bastante sus habilidades con las manos.
Hice el esto de masturbación.
Aquí me atino el primer puñetazo, yo reí un poco.
- Tú te aprovechaste de ella, maldito, María no es esa clase de chicas, la conozco. Te lo advierto, te vuelves a acercar a ella...
- ¿O si no qué? ¿Qué me haras Diatlov?- espeté su apellido con sorna- Mucho cuidado imbécil, tú podrás ser muy nieto de Lilith, pero yo soy el hijo del rey, así que tú maldito culo me pertenece y puedo sodomizarlo cuándo me plazca.
- Tengo una mejor idea- sonrió de pronto- ¿Que tal si dejamos los títulos en casita y terminamos con esto de una maldita vez. Porqué siento que esto es una especie de venganza.
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Editado: 23.09.2020