Primer roce.
Andrés
La chica sube a mi auto.
Es bajita, con un hermoso cabello largo y castaño, ojos oscuros, pestañas largas, piel un poco morena. Es guapa, se ve de unos quince años y por su insignia sé que vamos al mismo colegio, será nueva porque jamás la había visto.
Si la hubiésemos visto antes jamás la olvidaríamos.
Vamos en un silencio sepulcral, solo con la música que suena en el estéreo de fondo, ella va apoyada en la ventana y me doy cuenta de que me observa de reojo y yo he estado haciendo lo mismo.
Llegamos, bajamos del auto y finalmente me mira.
–Gracias por traerme. –Me dice acabando con el silencio.
–No me agradezcas, era lo menos que podía hacer.
Ella esboza una pequeña sonrisa. Nos miramos unos segundos, hasta que decido hablar.
–¿Eres nueva verdad? Nunca te había en este colegio.
–Si soy nueva aquí.
–Oh bueno, espero que tengas un buen inicio de clases y que te valla súper en todo. Soy Andrés por cierto, si algún día llegas a necesitar algo no dudes en buscarme. –Le digo.
–Gracias, lo tendré en cuenta. Me llamo Amelie. –Me dice sonriendo.
–Bueno Amelie será mejor que vallamos entrando, te veo después.
–Nos vemos. –Responde y me encamino en busca de Edith.
En el camino me topo con algunas chicas que me miran con cizaña mientras hablan entre ellas, me pregunto qué pasará.
Sigo caminando por el pasillo de este gran colegio, hasta que por fin localizo a Edith sentada con Abraham en una de las mesas de la cafetería.
–Hola amor. –Me acerco y le doy un corto beso en la frente. Miro a Abraham y lo saludo con la mano, el me regresa el gesto.
–Hola. –responde cortante mi novia.
Me pregunto qué habré hecho ahora.
–¿Pasa algo?
Me mira con el ceño fruncido.
–Pasa que apenas te digo que no debías traerme, montas a otra chica en tu auto.
Sonrío, está celosa.
Y claro ya entiendo porque las chicas me miraban.
–Amor casi atropello a esa chica y pues quise traerla, era lo mínimo que podía hacer.
–Ajá, pero te quedaste charlando con ella.
Diablos, enserio los chismes eran cosa seria.
Reí para mis adentros.
–Solo fueron unos minutos y porque le ofrecía mi ayuda en caso tal de que lo necesite, la chica es nueva. No la conozco.
Me mira con molestia.
–Amor enserio, sabes que solo te quiero a ti y nadie cambiará eso.
–Eso espero, sabes que nunca perdonaría una traición.
–Jamás te haría eso, tranquila.
Me acerco y le doy un pequeño beso en la comisura de los labios, ella esboza una pequeña sonrisa.
Suena el timbre, nos despedimos y cada quien se encamina a su salón.
Las horas pasan siendo muy aburridas, tan solo escuchamos a los profesores dando charlas motivacionales por ser el primer día, todos dicen lo mismo, como si luego no nos dejaran miles de tareas y nos lleven al borde el suicidio por estrés.
En fin, la hipocresía.
–Díaz, valla a la dirección y pida un marcador. –Ordena la profesora.
Me encamino a la dirección, veo a la chica nueva, parece un poco perdida, mira en muchas direcciones como buscando algo.
Me acerco a ella y le pongo una mano en el hombro. Esta da un respingo, lo cual me hace sonreír.
–Disculpa no quería asustarte, pareces perdida ¿necesitas ayuda?
La chica me mira.
–Normal, estaba un poco distraída buscando los baños, ¿podrías decirme dónde están? Al parecer ser la nueva no es como en las películas, donde te asignan a alguien para que te dé un recorrido por las instalaciones.
Sonrío.
–Voy a la dirección y los baños quedan de camino, vamos.
Ella asiente levemente con la cabeza y me sigue.
De camino se instala un silencio incómodo hasta que llegamos a los baños y vuelve a mirarme.
–Andrés no sé si debería decirte esto, pero la verdad no me gustó lo que pasó. –Habla en un tono molesto.
–Dime, que pasa.
–Una chica se me acercó y me dijo que mantuviera la distancia contigo o tendría problemas con ella, dijo que es tu novia. También se refirió a mí con unas palabras un tanto desagradables y pues entenderás que me molestó la situación, porque pues, ni siquiera te conozco y pasa esto. –Expresa.
Me quedo pensativo.
–Deberías controlarla. –agrega.
–Claro, entiendo tu molestia y de verdad te pido disculpas por la incómoda situación, no volverá a pasar, hablaré con ella.
–Claro. –Me dice cortante y entra a los baños.
Edith le reclamó a Amelie y sin razón, me molesta la situación.
Está bien sentir celos pero, ¿tener ese tipo de actitudes? No, no lo permitiré.
Hablaré con ella.
Edith siempre ha sido un tanto celosa, pero nunca había llegado al punto de reclamarle a una chica (o eso creo), es también un tanto controladora, pero lo tomo bien, igual es mi novia y jamás me ha molestado su forma de ser.
Luego de ir a la dirección y terminar las clases, busco a Edith, la cual está en su salón recogiendo sus cosas.
–Andy, vamos.
–Vamos. –respondo cortante.
Tomo su bolso y caminamos hacia el estacionamiento.
Mientras vamos por el pasillo, Edith me cuenta sobre su día.
A lo lejos diviso a Amelie, Edith lo nota e inmediatamente toma mi mano. Lo hace por celos, sé que con la intención de que la chica vea el gesto.
Es rara su actitud, ella nunca había hecho este tipo de cosas a causa de celos.
Llegamos al auto, subimos y miro detenidamente a Edith, la cual está mensajeando en su celular. Al darse cuenta de mi mirada sobre ella, me mira.
–¿Pasa algo? –pregunta.
–Sí, se puede saber ¿por qué fuiste a hablar con Amelie? ¿Por qué lo hiciste? Te dije que ni siquiera la conozco, no tenías por qué hacerlo. –espeto molesto.