Amor salado

Capítulo 16

Dama en apuros.

Andrés.

 

Tres meses después…

 

Me dirijo a una mesa ocupada únicamente por Amelie y su laptop en donde imagino estará trabajando en algún proyecto escolar, lo cual me parece raro, teniendo en cuenta que siempre está con Raychell y Rod, este último que no se le despega.

Estamos en la hora de receso.

En estos meses he aprendido a conocerla tan bien, tanto, que estoy seguro de que no ha comido nada y por eso le compré un combo de esos que tanto le gustan: sándwich de jamón con extra queso, ensalada de frutas con abundante kiwi y su respectiva botella de agua.

La señorita prefiere ante nada el agua, toma refrescos claro, pero prefiere el agua.

Para mí he pedido una hamburguesa sencilla –estoy a dieta–, una ensalada cesar y un zumo de naranja.

Me siento a su lado, me dedica una sonrisa amable la cual devuelvo.

–Te traje esto, sé que no has comido y sabes lo que opino de eso. –Digo mientras le paso la bandeja con su merienda.

–Mi héroe, gracias.

–No es nada, pero enserio. ¿Por qué siempre saltando las comidas?

Abre el plástico que cubre los cubiertos, para luego proceder a abrir el envase que contiene las frutas.

–No es siempre no exageres –detiene sus palabras al meterse un trozo de kiwi a la boca– hoy porque estaba ocupada, como vez debo terminar esto antes de la última hora. –dice señalando su laptop.

La verdad es que es muy descuidada con su alimentación, jamás desayuna y a la hora del receso no compra nada o compra cosas que nisiquiera la alimentarán un  poco, son pocas las veces en las que compra algo que realmente sea comida.

Siempre las mismas excusas, que si las tareas, que si no tuvo tiempo, que si la comisión en la que está metida o simplemente no tiene hambre y eso realmente me preocupa, lo último que quiero es que le dé una gastritis o algo por el estilo.

–Bueno, tienes suerte de tenerme a mí para alimentarte como debe ser.

Sonríe antes de darle una mordida a su sándwich.

Quito el papel que envuelve mi hamburguesa y le doy un mordisco.

–¿No que estabas a dieta? Me pregunto qué diría tu entrenador si te viera comiendo eso.

Sí, estoy a dieta y tengo un entrenador.

Luego de la ruptura con Edith, busqué algo que mantuviera mi mente ocupada y entré a un equipo de fútbol local.

–Es sencilla, exactamente por la dieta, además –le muestro el envase– tengo ensalada.

Una risita burlona escapa de sus labios.

–Bueno.

Comemos tranquilamente en silencio.

En estos últimos meses me he vuelto muy cercano a Amelie, somos buenos amigos, la llegada de su amistad realmente es algo que agradezco y aprecio mucho.

Ella ha sido tan comprensiva y paciente conmigo, le tengo cariño.

Convivimos tanto que nos conocemos el uno al otro bastante bien para llevar tan poco tiempo hablando.

En tres meses ella ha logrado conocerme más de lo que cualquiera que conozco desde mi infancia ha podido.

–¿Cuándo me dijiste que era tu partido de fútbol? –pregunta.

–En dos semanas.

–Y ¿es totalmente necesario que valla?

Le dedico una mirada que responde su tonta pregunta.

–Vale, iré, valórame.

–Te valoro.

–Pero eso sí, saliendo de ahí me llevarás a la feria que para esos días estará. Ya sabes, para quitar el aburrimiento que de seguro me causará ese partido.

Sonrío, el único deporte que le gusta es el béisbol. Los demás le aburren, pero quiero que valla.

Últimamente vengo sintiendo que debo incluirla en todo lo que haga y que si ella no está para decirme que las cosas irán bien, andaré mal.

–Hecho.

Emite un gritito de emoción.

El timbre suena finalmente y es hora de volver a nuestras respectivas aulas de clases.

Nos vamos juntos como siempre.

–Por cierto, ¿dónde están tus amigos?

–Ray está en un concurso de matemática…

–¿Sabe sumar? Wow, eso si me sorprende.

Me gano un suave golpe en el hombro.

–Es la mejor del colegio, por algo está allá. Y Rod, no lo sé, es una de las tantas veces que falta sin explicación alguna, tampoco es que se las pidamos.

–Mmmm.

 

 

Amelie

 

Edith pasa a nuestro lado colgada del brazo de Abraham.

Si creyeron que ellos nunca dejaron de tener algo como ella le hizo creer Andrés y que yo siempre tuve la razón, pues… ¡Felicidades! Están en lo correcto.

Efectivamente siguieron con su relación, ahora raramente la están haciendo pública, o al menos ella, porque él no demuestra mucho que digamos.

Pero para nadie es un secreto que él no le es fiel.

(En caso tal de que si sean novios)

Noto la tensión que se apodera de Andrés.

–Hey. –le acaricio el brazo e inmediatamente lo siento relajarse.

–Estoy bien, sabes que ya lo superé. –me mira.

–Claro.

Estoy segura de que efectivamente sus sentimientos hacia su ex ya no están, pero la incomodidad de ver como ellos siguen juntos sigue presente.

Y sé que es porque no entiende como ella puede estar con alguien como Abraham, alguien quien claramente no la quiere, o al menos no para algo bueno.

 

Luego de un largo día de escuela, me encuentro despidiéndome en la videollamada de Ray.

Cuelga finalmente y a los pocos minutos me envía un chat.

 

16:19 pm.

No olvides que el curso de dibujo empieza el próximo martes.

 

Respondo con un emoji levantando el pulgar.

 

Había olvidado ese curso, sé que no pasaré más de tres días ahí.




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