Amor sin medida

Capítulo 10 Obstáculos

Las cosas se pusieron bastante extrañas desde que la familia de Rhys apareció en su apartamento para darle la bienvenida a Roxy, después de haber estado separada de ellos durante dos años. Al parecer, ella quiso darles la sorpresa y no les informó de su repentina decisión de volver a casa. Todos estaban abochornados y molestos por su falta de comunicación. No obstante, ninguno se ha dado cuenta de la verdad. Roxy está huyendo de algo que estuvo a punto de devastarla, pero que dejó viva una parte de ella que se resiste a morir, sin embargo, pudo hacer suficiente daño como para hacerla cambiar.

Nadie mejor que yo para reconocer las señales. Su mirada triste y desolada, el cambio en su manera de vestir, esa sonrisa forzada que apenas puede sostener y lo mucho que se esfuerza para que nadie note su dolor. A cada una de ellas las vi en las innumerables ocasiones que me detuve frente a un espejo. Sentí tanta pena por mí misma, porque durante mucho tiempo intenté ser otra persona para ser aceptada y reconocida por los demás. Tarde o temprano se dará cuenta de que el dolor no se irá por mucho, que intente evadirlo o esconderlo, que la mejor manera de arrancárselo del pecho es hacerle frente y combatir contra él.

Después de numerosos reclamos y quejas de parte de su madre y sus tres hermanos por no haberles permitido darle una merecida bienvenida, el amor y el cariño que sienten hacia la más pequeña y consentida de la familia, les hizo olvidar el inconveniente. Fue hermoso ser parte de un momento tan bonito e íntimo, en el que el amor, la unión y la solidaridad de esta familia, estaba por encima de cualquier circunstancia. Me sentí tan ajena, afligida y nostálgica que tuve que salir de allí porque de repente me sentí muy agobiada.

Por otro lado, Rhys estuvo muy distante, apartado, ajeno y poco comunicativo conmigo. El acercamiento y la complicidad que tuvimos durante las últimas horas, desapareció como por arte de magia. Su extraña e inesperada actitud dejó un sabor amargo en mi boca. De repente tuve la sensación de que, entre nosotros, se abrió una brecha tan ancha como la del cráter de Chicxulub, en la península de Yucatán. Pasé de ser su casi amante a convertirme de nuevo en su empleada. Un retroceso gigantesco con respecto al pequeño paso que habíamos dado desde que me invitó a cenar y me obsequió un precioso bouquet de rosas que puso a aletear mi corazón. Por primera vez tuve la certeza de que, entre él y yo, podía existir un nosotros, pero aquella ilusión se diluyó como la sal en el agua.

Aparte de los besos que nos dimos antes de que mis recuerdos se borraran, producto de la cantidad de alcohol que ingerí durante y después de la cena, estuvimos a punto de besarnos en un par de ocasiones más, pero en ambas oportunidades fuimos interrumpidos. Ahora, apenas si me mira. Ha estado evadiendo e ignorando mi presencia, haciéndome sentir como si no perteneciera a este lugar. No sé qué fue lo que propició su cambio, pero su indiferencia me ha dolido tanto que en varias oportunidades he estado a punto de llorar.

―¿Estás bien, Andrea?

Exaltada, giro la cara y miro por encima de mi hombro en cuanto escucho aquella voz profunda detrás de mí. Me veo obligada a girarme y alzar la vista para poder ver a los ojos al tercero de los hombres de la familia Jackson. Es también el tercero en la línea de descendencia de los cuatro hermanos. Parece muy maduro para sus apenas veinticuatro años de edad.

―Sí, James, gracias, estoy bien.

Se acerca al balcón, mete una de sus manos en el bolsillo de su pantalón y bebe un trago de su bebida.

―Es una vista muy hermosa la que se aprecia desde esta altura, ¿no te parece?

Vuelvo a girarme y adopto la misma posición que tenía antes de que él apareciera. Estaba tan agobiada por el cambio de actitud en Rhys, que tuve que salir a la terraza para respirar un poco de aire fresco y disipar la tensión que se había instalado en cada uno de los músculos de mi cuerpo. De un momento a otro me sentí como una intrusa. Era la única persona presente que no formaba parte de la familia y, aunque todos habían sido amables conmigo, me daba cuenta de que Wilson, el mayor de los hermanos, no estaba muy a gusto con mi presencia. Desde entonces, consideré retirarme para que la familia pudiera disfrutar de un momento tan íntimo y privado como este.

―Sí, es una de las más bonitas que he visto.

Ni siquiera tengo la mirada fija en ningún lugar en particular. He estado perdida en mis pensamientos, evaluando mis opciones, tratando de encontrar respuestas para las innumerables preguntas que ha estado rondando dentro de mi mente.

―Mi hermano en ocasiones puede ser un completo incordio, pero es un buen tipo.

¿A qué viene aquel comentario?

―Sí, mi jefe es un hombre de principios nobles e incorruptibles.

Cierro los ojos y me amonesto a mí misma por haber dicho semejante estupidez. Estoy a punto de ser superada por mis emociones y si no me voy de aquí cuanto antes, todos se darán cuenta de lo que me está pasando, en especial, Rhys.

―Sí, lo es, pero también es un hombre con un pasado que puede convertirse en un obstáculo para sí mismo ―giro la cara y lo miro con los ojos entrecerrados. ¿Qué está intentando decirme?―. Lo que hayas hecho con él, síguelo haciendo, por favor, hace mucho tiempo que no lo veía sonreír de esa manera ―aparto la mirada, porque no puedo soportar la intensidad de la suya―. Ha sido otro hombre desde que apareciste en su vida, Andrea. Todos nos hemos dado cuenta del milagro que hiciste.



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En el texto hay: sacrificio, amor, embarazo

Editado: 12.09.2024

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