Un día antes del primer encuentro (Jueves 12 de octubre)
Kayden
Mudarnos de un estado a otro durante mitad del último año escolar fue una de las peores cosas que mi madre pudo hacerme, todo se fue al carajo desde que mi padre nos abandono, cada día era cambio tras cambio, todo para borrar su existencia de nuestras vidas y lo peor era que eso nos afectaba tanto a mi hermana, Kayla, como a mi.
Según mi madre este cambio era para mejor, pero solo logró joderme la vida aún más. Comenzaría nuevamente con clases a la semana de mudarnos, odiaba la idea de dejar atrás a mis amigos, mi verdadera familia desde que mi mundo se fracturó y cuando creí que nada podría ser peor resulta que tendría que acompañar a Kayla a sus clases de patinaje durante todas las tardes, y no es que no quisiera estar con mi hermanita, la amaba más que a cualquiera, solo que donde se ha visto a un adolescente acompañar a una niña de 12 años, mientras que el resto de niñas van acompañadas de sus madres.
Pero tal vez mi madre no lo sabía, ya que fue mi padre quien acompañaba a Kayla a todos los entrenamientos como a las competencias.
Cuando somos niños nuestros padres parecen héroes ante nosotros, pero cuando la realidad nos golpea de frente, entendemos que no todo lo que brilla es oro, así como todo lo que parece estar bien, muchas veces no lo esta.
Mudarnos a Portland, uno de los estados más lluviosos del país no era nada convincente y aunque me faltaba poco para ser mayor de edad, aún no podría irme por miedo de que le partiría el corazón a Kayla.
El vieje en auto era fatal, Kayla apenas había querido comer por el mareo y yo no podía conciliar el sueño a pesar de que ya eran las 10pm, llegaríamos literalmente al día siguiente y todavía faltaban como dentro de 2 horas para llegar a nuestro nuevo hogar.
Fedora
Desde que tengo uso de razón mi vida se ha basado en el patinaje, a través de el puedo expresar todo lo que no puedo decir en voz alta.
Cada día desde los 4 años que empecé a entrenar jamás he parado, ni siquiera por una lesión. Tal vez exagere, pero desde que me propuse ser la mejor tanto por mi, como por mi madre. He cuidado mi cuerpo como un templo. Y aunque he perdido momentos importantes, el patinaje lo recompensa.
-Doraaaaaaaa, tenemos que irnos- grita Alexa sacándome de mis pensamientos, junto a ella esta su gemelo Dimitriv, mis hermanos menores.
Me apresuró y en seguida llego a su encuentro, me esperan con todo listo para irnos.
Tienen 13 años y muchas veces son mis acompañantes durante los entrenamientos.
Mientras salimos Dimitriv me lanza las llaves del coche, también nos despedimos de Polly, la "guardiana" del hielo, o mejor dicho la que se encarga de que todo quede en perfecto estado para que volvamos a entrenar al día siguiente.
Enciendo el auto y mientras esperamos que la calefacción haga efecto, Alexa empieza a cantar. Es una melodía suave que me hace cerrar los ojos por un momento y con una letra sencilla, muy linda diría hasta que escuchó un Cállate
Abro los ojos y miro hacia Dimitriv por el espejo retrovisor, evita mi mirada. Algo pasa, pero no me lo va a decir, tendré que hablar con él en casa ya que con su gemela a un lado no lograré nada. Mientras empiezo a conducir me fijo en Alexa, parece estar bien a pesar de que su hermano fue rudo con ella. A pesar de ser gemelos son tan diferentes entre si.
Me concentró en llegar a casa lo más rápido posible.
(...)
Durante la cena, mamá empieza a preguntar sobre el entrenamiento algo típico en ella.
-Excelente- es lo único que le contesto junto a una sonrisa.
Siempre que hablo sobre lo que hago mal, terminamos en una pelea y quiero evitarlo durante la comida tanto por mis hermanos como por mi. Ya que no esta el término medio de todas las discusiones, mi padre. Mejor dicho el amortiguador de cada palabra.
Quiero a mi madre pero muchas veces siento que no soy su hija, se que ve en mi a la abuela, pero quisiera varias veces que abriera sus ojos y me dijera buen trabajo aunque haya hecho la rutina más horrible del mundo.
-Alexa, Dimitriv su profesora comunicó a todos los padres de que va a llegar una nueva compañera transferida de otro estado. Deben ser amables con ella- dijo mi madre luego de un incómodo silencio
Ellos apenas asintieron con la cabeza.
-También parece que vamos a tener nuevos vecinos, tenemos que darles un regalo de bienvenida espero sugerencias-
Los Foster fueron nuestros vecinos desde que tengo memoria, se mudaron hace unas semanas por motivos de trabajo, eran una pareja de esposos que perdieron a su única hija por un conductor borracho, eran muy buenas personas ya que siempre nos regalaban pastel en nuestros cumpleaños y cuidaban de los gemelos cuando ni mis padres o yo podíamos.
No me importaba quien seria nuestra nueva vecindad, con tal de que fueran amables como los Foster estaría feliz.
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Editado: 14.04.2022