Lily se paró en seco mientras su amiga chocaba contra ella y caía al suelo.
—Ni se te ocurra moverte —dijo Lily.
En ese momento la madre de Calynn pasó enfrente de la casa, Lily la saludó y la mujer hizo lo mismo mientras trataba de mirar atrás de Lily, aunque la niña no lo permitió. No se movieron de ahí hasta que la madre dobló la esquina y desapareció.
—Eso ha estado muy cerca —dijo Lily—, ya puedes levantarte.
Su amiga se levantó y siguió a la pelirroja con sumo cuidado sin dejar de mirar atrás.
Llegaron al árbol corriendo y ahí estaba Severus sentado jugando con el pasto, se pasaba tanto tiempo ahí que parecía que vivía allí.
—Hola —saludó el niño mientras se levantaba. Le dio un abrazo a Lily y a Calynn le dirigió una sonrisa. Se sentaron como de costumbre y Calynn sacó un sobre de su bolsillo y se lo enseñó a Severus entusiasmada.
—Feliz cumpleaños —dijo Severus.
—Gracias —respondió la pelinegra.
—¿Cómo vamos a festejar tu cumpleaños? —preguntó Lily y Severus se ruborizó al escuchar su voz de repente.
—¿Festejarlo? —preguntó Calynn con un tono deprimente.
—¡Claro! Además, será mejor ahora que no están tus... —dijo Lily, pero no terminó por miedo a herir los sentimientos de su amiga.
—Padres —terminó Calynn—. Lo sé, pero me da miedo festejarlo sin ellos.
—Tu madre nos acaba de ver y no nos mató, créeme no te pasará nada malo al festejar tu cumpleaños —dijo la pelirroja.
Calynn iba a contestar, pero fue interrumpida por Severus.
—¿Acabas de decir que su madre las vio? —dijo sumamente preocupado.
—Sí, pero no nos ha hecho nada, hasta me ha saludado —dijo Lily sin darle importancia.
Severus no estaba totalmente convencido, estaba seguro de que estaban tramando algo.
—¿Pueden contarme cómo es Hogwarts? —preguntó la futura mortífaga.
Ambas niñas voltearon a ver a Severus y éste asintió la cabeza.
—Existen 4 casas en Hogwarts, Slytherin —dijo Severus mientras una sonrisa iluminaba su rostro—, Ravenclaw, Hufflepuff y Gryffindor —hizo una mueca de asco.
Hizo una pausa y continuó.
—El sombrero seleccionador elige a que casa irás respecto a tu personalidad. —dijo Severus—. Por ejemplo, en Slytherin están los que buscan el poder, en Ravenclaw los que tienen inteligencia, Hufflepuff los que tienen lealtad y en Gryffindor —hizo una pequeña pausa—, los valientes.
—¿Ese sombrero habla? —preguntó Calynn.
—Sí, te lo ponen en la cabeza tu primer día en Hogwarts —explicó Severus.
—¡Qué fantástico! —dijo la pelinegra, no se sentía tan feliz desde el día que descubrió que era una bruja. —¡Ya quiero que sea septiembre!
—Tal vez mañana nos dejen ir al callejón Diagon para festejar tu cumpleaños y comprar las cosas que necesitamos —dijo Severus.
—¿El callejón Diagon?, ¿dónde es? —preguntó la pelinegra.
—Es un lugar para comprar todos los materiales mágicos. Se llega ahí desde un pub llamado El Caldero Chorreante —explicó Severus.
Calynn se quedó pensativa, recordaba haber escuchado ese nombre anteriormente.
Flashback
Calynn tenía aproximadamente siete años, estaba caminando con sus padres por una calle llena de tiendas.
—¿Es aquí? —preguntó su madre con impaciencia señalado la única tienda que parecía abandonada y que por la ventana se veía totalmente vacía. Entraron por una puerta de madera y se escuchó una campana sonar, Calynn y su madre se sentaron en la primera mesa que vieron mientras su padre se dirigía a la parte de atrás de la tienda con la varita en la mano y saludaba al dueño del bar con un movimiento de cabeza.
Fin del Flashback.
—Mi padre iba al callejón Diagon —dijo Calynn.
—Es normal que muchos magos vayan al callejón a hacer si sus compras —dijo Severus sin darle importancia.
En lo que llevaba el día, el clima había cambiado repentinamente y había empezado a llover. Los niños se dirigieron miradas tristes pues tendrían que volver a casa. Las niñas se despidieron de Severus quien se fue dejándolas solas bajo la lluvia.
Estaban tan concentradas en evitar las gotas que no se dieron cuenta de que los padres de la futura mortífaga las observaban desde el umbral del antiguo hogar de la pelinegra. Se asustaron tanto que corrieron, se resbalaron y cayeron mientras el agua les empapaba la ropa y el pelo, se levantaron rápidamente, entraron a la casa y Lily la cerró inmediatamente con llave mientras las niñas se dejaban caer y estabilizaban la respiración agitada a causa del susto.
Editado: 18.01.2019