Los terrenos de Hogwarts eran extensos, ninguna parte parecía tener final. La pelinegra caminaba lentamente sin que nadie la observara gracias a la capa que la hacía invisible. Pasaba junto a algunos alumnos y estos se extrañaban al ver el movimiento de la hierba sin causa alguna. Siguió caminando, buscando un lugar que no estuviera habitado por nadie ya que necesitaba un momento a solas con la naturaleza; llegó a un lago y se sentó un poco cerca teniendo cuidado de no caerse. Se quitó la capa y la dejó junto a ella para después suspirar y sentir como los ojos se le humedecían.
Lloró lo más silenciosamente que pudo a la luz del sol. Abrió los ojos al oír un movimiento en el agua y se acercó por curiosidad.
Un rostro de mujer de piel cetrina asomó por las aguas sonriendo a la niña, Calynn se acercó más pues se le llenaba de alegría esa sonrisa, se fue acercando cada vez más mientras la criatura tomaba la mano de la pequeña y la jalaba hacia ella, la pelinegra fue sumergiéndose cada vez más hasta que el agua le llegaba a la barbilla...
—¡Basta! ¡Flipendo! —gritó una voz detrás de la niña.
El hechizo le dio a la especie de sirena quien dio un grito de enojo alejándose de la niña y se sumergió en el lago. La pequeña se desconcertó al ver que se encontraba con la barbilla en el agua. Cuando reaccionó, Calynn volteó a ver quién había causado el hechizo y observó a Frank.
—¿Qué ha sido eso? —preguntó desconcertada la pelinegra.
—Una sirena, pero de las malas —contestó el niño.
—¿Son malas? —cuestionó Calynn.
—Algunas son malas y otras..., digamos que no hacen daño —explicó Frank.
—¿Qué me ha hecho esa criatura? —curioseó la pequeña Black.
—Te ha jalado hacia las profundidades del lago sin que te dieras cuenta —expuso Frank rápidamente.
—Gracias por salvarme —agradeció la niña.
—No fue nada, es una suerte que ese hechizo me saliera tan bien —respondió el niño para después sentarse junto a Calynn quien se había alejado un poco más del lago.
—¿Qué es lo que te preocupa?, ¿por qué te afecta tanto un vociferador?, ¿son acaso los apodos de Malfoy los que te hacen sentir así? —la interrogó el pelinegro.
—No puedo decirlo —se limitó a contestar la niña.
—No importa lo grave que sea, yo estoy aquí para acompañarte —le dijo Frank mientras le tocaba el negro pelo.
La niña no contestó, tan sólo le dedicó una sonrisa que para él fue suficiente.
—Veo que has traído tus cosas para herbología —comentó el niño observando las pertenencias de la pequeña.
—Pensaba que después de ir aquí podría comenzar a buscar los invernaderos, ojalá nos toque con Slytherin ya que quiero disculparme con Severus por una discusión —explicó Calynn entusiasta.
—Te aconsejo que no te juntes con ese niño Severus, no es muy seguro —le aconsejó el pelinegro seriamente.
—¿Por qué lo dices? —le contestó la pequeña Black sorprendida.
—Es un poco extraño —explicó Frank tratando de no sonar grosero.
—A veces puede parecer extraño, pero en realidad no lo es —replicó la pelinegra.
—No lo tomes a mal, sólo lo digo por tu seguridad —explicó Frank nervioso.
—Severus puede llegar a ser extraño, pero no lo creo capaz de hacerle daño a nadie —aseguró la niña.
—Tan sólo es un consejo —repitió Frank—. Te lo digo porque me importas.
Los niños se levantaron de donde estaban para comenzar a buscar los invernaderos donde tomarían herbología en menos de media hora.
—La verdad Hogwarts es muy lindo —observó la pelinegra.
—Sí, desde pequeño supe que entraría a Hogwarts porque desde pequeño mis padres me dijeron que era un mago —contó el pelinegro—, al igual que tú supongo.
—No, yo me enteré un poco antes de que llegara mi carta —expuso Calynn.
—¿Pero y tus padres no te contaron nada antes? —se extrañó Frank.
—No, siempre viví una vida de muggles —explicó la niña.
—Qué raro, yo nunca fui a la escuela muggle, pero mis padres me ponían a leer algunos libros de encantamientos y hechizos para que poco a poco conociera el mundo mágico, es así como conozco el hechizo Flipendo, pero hasta ahora no he tenido oportunidad de practicarlo. —dijo Frank.
Hubo un momento de silencio en el que ninguno de los dos habló.
Editado: 18.01.2019