Calynn se quedó en shock al oír lo que su amiga acababa de decir y comenzó a pensar qué podría haberles pasado.
—¡Calynn! Necesito llevarte al despacho del director, McGonagall nos está esperando —la apuró la pelirroja sacándola de sus pensamientos emprendiendo la marcha hacia el primer piso.
Mientras caminaban por el largo pasillo que conducía a la gárgola para entrar al despacho de Dumbledore comenzaron a escuchar a unas personas hablar.
—¿Y ya se lo dijo? —preguntó la voz de la profesora McGonagall.
—No —respondió con culpa la voz de Meryl.
—¿Por qué? —la volvió a interrogar la profesora.
—Aún no hemos adquirido esa confianza, aún no me ha contado del secreto de... —pero la niña se calló de repente al ver a Lily y Calynn—. ¡Calynn! Pensé que el calamar gigante te había tragado —bromeó la rubia pasando de su tono serio al divertido que siempre solía tener.
—¡Johnson! —la reprimió Minerva con tono severo.
—Lo siento profesora —se disculpó la rubia con el mismo tono serio.
—Sígame Srta. Black —le ordenó McGonagall a la pelinegra pero cuando notó que sus amigas iban tras ellas se paró en seco—. Esto es un poco personal señoritas, espero lo entiendan, Johnson... —indicó la profesora echándolas de ahí.
—Bolas de chocolate —dijo la profesora para que la gárgola se moviera dando paso a una escalera de caracol por la cual subieron la pelinegra y McGonagall a quien se le veía preocupada.
McGonagall saludó al director y le indicó a la pelinegra que se sentara en una de las sillas que se encontraban frente al escritorio del director.
—Buenas noches señor director —saludó la pequeña Black cortésmente.
—Me alegra volverla a ver Srta. Black, aunque me alegraría más si no fuera para estos motivos —explicó el anciano volviéndose hacia la niña—. Me ha llegado un mensaje que dice que su padre ha enfermado y su madre exige una visita —prosiguió el hombre son seriedad.
—¿Ha dicho cuándo? —interpeló la pelinegra preocupada.
—No ha especificado, pero creo que sería conveniente que fuera lo más pronto posible —expuso Dumbledore mirando a los ojos de la futura mortífaga.
—¿Cómo sabe que es verdad? —interrogó Calynn.
—¿Por qué no debería de serlo? —cuestionó esta vez el anciano.
—Tal vez porque no hay pruebas —respondió la niña astutamente.
—¿Hay algo por lo cual la haga dudar de su madre? —preguntó el director a la niña.
"Usted no lo entendería" pensó la pequeña Black.
—Tal vez si nos explicara lo entenderíamos —comentó el hombre como si le hubiera leído la mente dejando a la niña sorprendida, pero éste sólo le sonrió.
—Tan sólo es que tengo muchos deberes y quiero pasar el Festín de Halloween aquí en Hogwarts —replicó la pequeña Black.
—¿Considera que los deberes y las festividades son más importantes que la salud de su padre? —cuestionó el anciano.
—Albus, no puedes obligarla a ir —susurró la profesora.
—Minerva, no quiero problemas con los padres —explicó el director volviéndose hacia McGonagall dirigiéndole una mirada de preocupación.
—Entonces que vaya hasta vacaciones de Navidad, no creo que haya mucho problema —sugirió la mujer.
"Genial" pensó la niña sarcásticamente, comenzaba a procesar todo, su madre había inventado todo esto para que no tuviera alternativa de ir en vacaciones de Navidad. Dumbledore la volteó a ver confundido mientras la miraba fijamente.
—¿Tiene algún inconveniente de ir en las vacaciones de Navidad? —preguntó el director amable y curioso a la vez.
La pequeña Black pensó un poco la respuesta y después le volvió a mentir.
—No, ninguno profesor —respondió Calynn lo más segura posible.
—En ese caso puede retirarse a su sala común —indicó el director amablemente.
—Gracias profesor, gracias profesora McGonagall, que tengan una linda noche —se despidió la pequeña Black saliendo del despacho preocupada y triste porque pase lo que pase no podrá librarse de pasar sus vacaciones navideñas con sus padres. Tan sólo pedía que sus padres no le enviaran otro vociferador regañándola por no cumplir con sus órdenes.
Caminó y subió sola las escaleras de mármol mientras estaba sumida en sus pensamientos tratando de buscar la manera de evitar que le hicieran la marca, aunque la mayoría de sus intentos resultaban fallidos.
Editado: 18.01.2019