Anastasia y el mundo de él

Capítulo 37

    Ese día termina con normalidad, no le comento a Ema la propuesta de Laura, no porque no quiera que él sepa, sino porque luego de pasar un rato en la hamaca nos pusimos a estudiar y luego ya no hubo tiempo para hablar.

    El viernes también transcurre con total normalidad, hasta la noche, cuando vamos de caza.

    Matías estaba encaprichadísimo con que quería venir a la cacería de este fin de semana. Así que aquí estamos ahora, los cinco en la camioneta, vestimos con la ropa típica de los cazadores, al parecer no es una vestimenta como la de los militares, no todos visten igual. Lo que es seguro es que todos visten de negro, es obligatorio, aunque algunos usan botas, otros zapatos y otros championes, incluso hay mujeres que cazan de tacos, eso por nombrar sólo un pequeño aspecto de la vestimenta. Es más yo uso algo distinto que el resto, chaleco anti balas.

    Zavier y Nora usan armas modernas, no sé mucho de armas así que no sé bien qué son, sin embargo, por la pinta que tienen se nota que son de última tecnología. Matías tiene sus dos Kamas y Ema sus tan amadas espadas, aun así ambos tienen una pistola de repuesto en la cintura y varios cartuchos.

    Todos tenemos una pistola escondida en la espalda, bajo la ropa y un puñal en la pierna. También tenemos intercomunicadores por si llegamos a separarnos.

    —¿Sabes por qué Ema y Mati saben tanto inglés? —pregunta Zavier mientras me mira a través del espejo retrovisor, niego con la cabeza, nunca creí que hubiera una razón especial para que lo sepan— La mayoría de las brujas se apartan de la sociedad, no estudian, por eso no saben hablar inglés, apenas saben lo básico de nuestro idioma, entonces nosotros nos comunicamos en inglés, no hay forma de que entiendan lo que decimos.

    —Genial, así que lo mejor es que siempre esté cerca de alguno de ustedes, porque soy pésima en el inglés —Todos se ríen— ¿Cómo evitan que los embrujen?

    —No lo evitamos, una no puede atacar a más de dos personas a la vez y los efectos desaparecen luego de que ellas mueren, o se desmayan, las heridas no desaparecen, pero el juego mental que nos puedan haber hecho sí —El tono de Matías es frío, no me quiere revelar esa información, sin embargo, sabe que si él no lo hace, alguien más lo hará, así que sólo dice lo necesario.

    —Como ya sabes —Nora me sonríe, mientras habla se coloca una linterna de minero en la frente, Ema, Mati y yo ya las tenemos—, lo único que puede matar a una bruja es el fuego u otra bruja —Al ver mi expresión de sorpresa ríe—. Sí, las quemamos, algunas veces en una hoguera, otras en su propio hogar, donde nos quede más fácil.

    Nunca me había detenido a pensar en lo cruel y arcaica que es esa forma de matar ¿Cuánto puede sufrir una bruja antes de morir? No lo sé, sólo sé que es mucho, las personas normales cuando están en un incendio primero mueren ahogadas, con los pulmones ardiendo como si fueran de papel, no conozco ningún caso en el que hayan muerto rápidamente, sin sufrir.

    —Aunque tú no te quedarás a ver cómo la quemamos —Ema toma mi mano y la acaricia—. No es una imagen fácil de superar, así que tú te volverás conmigo luego de que la atrapemos.

    Dejamos la camioneta a varias cuadras del lugar donde se supone que encontraremos a la bruja. Es un barrio suburbano, en su mayoría son casas de una planta, patio, frente, pasto y tierra por todos lados, las calles son pequeñas y no hay vereda. Algunas calles tienen faroles que las iluminan, sin embargo, la gran mayoría están iluminadas por las luces que tienen las casas en el frente.

    Caminamos en total silencio, aprovechando las partes oscuras y pasando rápido entre las iluminadas, todos estamos armados, yo uso una pistola ya que aún no aprendí a dominar totalmente la Kusarigama.

    Entramos a una casa semi-destruida que huele espantoso, se nota que antaño era una muy hermosa vivienda, no obstante ya casi no queda nada. Zavier y Nora van frente a mí, Ema y Mati detrás, todos tenemos las linternas de minero encendidas y miramos en todas direcciones. Nora nos hace señas de que entremos a las habitaciones del fondo, mientras ellos revisan las del frente.

    Ema abre la primera puerta y entra con las espadas en mano, le sigo de cerca con la pistola en alto, Mati se queda en la puerta cuidándonos las espaldas, revisamos la habitación, no hay nada, sólo muebles, los cuales están en muy mal estado, llenos de polvo, a la cama le falta una pata, el colchón está rasgado y su relleno desparramado por todos lados. El armario tiene tirados los estantes y rotas las puertas, lo importante es que no hay nadie.

    La segunda habitación está igual de maltratada y tampoco hay nadie.

    La tercera puerta es la de la cocina, huele horrible, peor que el resto de la casa, está llena de recipientes con cosas viscosas, con hierbas y algunos con restos de animales. La pileta está llena de cosas sucias, en el suelo hay algunas ollas sin fondo y varias cosas más que no logro identificar y que en realidad tampoco quiero hacerlo, de cualquier modo la bruja no está.




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