Anastasia y el mundo de ella

Capítulo 49

       Cuando llego a casa siento como si me hubieran vuelto a dar una paliza, cada vez que pienso en Gonza es como si me clavaran un puñal en el pecho, saber que ha sufrido tanto y yo ni cuenta me había dado. Sí, noté que había algo mal con él, noté que él estaba mal, sólo que nunca imaginé cuánto.

    Tal vez sea por eso que siempre se ve agotado, probablemente se pase toda la noche cazando y no duerma durante el día, no puedo siquiera imaginarme lo horrible que debe ser cargar con eso constantemente.

    Además, tengo que sumar el miedo porque le invité a comer mañana, no sé por qué fui tan estúpida como para decirle que venga ¿Cómo se me ocurrió que sería una buena idea que venga a reencontrarse con su hermano muerto? Tal vez porque quiero compensarle una pérdida o simplemente es porque le tengo cariño a ambos hermanos y sé que se merecen reencontrarse, por otro lado, es injusto, porque todos merecen reencontrarse con sus seres amados.

    Por un lado, creo que Gonza es el que más ha perdido con la supuesta muerte de su hermano y por el otro sé que todos han perdido, no debería hacer diferencia, ellos deben volverle a ver, aunque también está el detalle de que no creo que todos puedan aceptar a mi madrina y sé que ese es el motivo por el cual Yves no vuelve con su familia.

    Debería haberme asegurado de que Gonza la aceptará antes de ofrecerle venir, tal vez deba llamarlo antes de que se aparezca por aquí, para ahorrarnos problemas a todos.

    Sí tal vez deba hacer...

    No sé si me duermo o qué, sólo sé que de repente estoy nuevamente en la mente de Ema, parece maldición y ya estoy cansada de ella, sólo quiero poder dormir tranquila, sin tener que preocuparme de lo que está haciendo mi ex.

   Extrañamente otra vez estoy consiente en su mente, probablemente sea porque otra vez está intentando desconectarse de sus emociones, no sé a qué se debe. Sé que bebe con la idea de que conseguirá hacer esa desconexión y la aceptación de su primo. No obstante, también sé que lo está consiguiendo de otra forma, tiene que haber pasado algo muy malo para que realmente logre algo tan atroz como desligarse de sus emociones.

    Entro en su mente en el preciso instante que un idiota lo saca del baile, al parecer ha logrado otra pelea. Tampoco puedo entender esa idea ¿Por qué busca problemas? ¿Le gusta que le peguen? ¿Le gusta dañar a otras personas? ¿Lo hace para descargar su frustración contra alguien a quien jamás volverá a ver?

    Intento despertarme, no quiero ver esto, no quiero tener nada que ver con él, ni con las personas que busca para que le rodeen.

    Estoy a punto de conseguir despertar cuando el otro chico lo empuja, apartándolo, probablemente para darle una pequeña ventaja, a Ema le cuesta un poco mantener el equilibrio, pero no es eso lo que me obliga a quedarme en su mente, es el hecho de que por primera vez él observa a su adversario.

    Anthony.

    Me levanto de la cama de un salto, me visto y salgo al pasillo, como de costumbre Yves me espera allí, en pijama y con las llaves en mano.

    —Ésta es la última —Mi anuncio le resbala, probablemente porque no cree que de verdad sea la última, aunque debería porque antes nunca le había hecho esa promesa.

    —Tal vez deberías obtener la libreta de conducir, prometo prestarte mi auto si quieres.

    —Soy menor —Por suerte ambos actuamos y hablamos al mismo tiempo, porque puedo notar cómo Anthony le está dando una paliza a Ema, al parecer al fin encontró un adversario digno.

    —Sí, pero eres cazadora, a partir de los quince puedes tener libreta, tienes que pasar la prueba obviamente, si quieres te puedo enseñar.

    —Es una buena idea, aunque ya te dije, no iré a ayudarle más, voy hoy porque hay un amigo mío de por medio.

    —Bueno, bueno, tranquila.

    Menos de quince minutos después estamos en la esquina, como siempre, me bajo e Yves vuelve a la casa.

    No sé si es porque son idiotas o porque están borrachos, pero siempre hacen un tumulto alrededor de las peleas de Ema, las otras creo que pasan desapercibidas, sólo dos idiotas peleando, sin embargo, con él nada pasa desapercibido, todo lo contrario, parece que están dando bruto espectáculo.

    Para llegar al núcleo del problema tengo que entrar dando empujones y codazos, no me agrada hacerlo, no soy Ema, no disfruto usando la violencia y menos pegándole a gente que no tiene nada que ver con mis problemas. Sin embargo, es darles codazos o que me encierren, se aprietan tanto para ver que apenas puedo respirar, además hay que sumar el hecho de que tengo una altura promedio, por lo que mayormente son más altos que yo, en fin, llegar a la pelea es una tortura.

    —Vamos, terminemos con esto así puedo llevarme a tu chica a casa.

    Consigo llegar al centro en el preciso instante que Ema suelta esas palabras, de hecho, se calla porque me ve aparecer, puedo ver cómo una parte de él se alegra con mi presencia y otra, tal vez la única racional que le queda, se da cuenta de que ha metido la pata.




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