Anastasia y el mundo de ella

Capítulo 38

    Ya habíamos dado varios pasos rumbo a casa de mi madrina cuando Keith nos alcanza, al llegar a donde estamos lo primero que hace es darme un golpe en la nuca.

    —Si vienes conmigo, te vas conmigo o al menos avísame que te irás por otro camino.

    —Lo siento —Me disculpo, sintiéndome un poco avergonzada—, es que Tony estaba esperándome en la puerta, eso me sacó totalmente de lugar.

    En ese momento los chicos intercambian miradas, como si se estuvieran amenazando "Ten cuidado que estoy aquí" dicen ambos pares de ojos.

    —Bueno ya que te irás con él sólo quiero saber una cosa ¿Vas a hacer algo especial estas vacaciones? —Niego, intrigada por lo que pueda ofrecerme Keith— Bien, entonces paso mañana a buscarte, apronta tu ropa, nos iremos de campamento.

    No espera mi respuesta, se me acerca, me abraza y luego besa... la comisura de mis labios.

    ¡Gandalf! ¿Por qué hace eso? Me siento tan incómoda, aunque al sentir su cercanía descubro que una parte de mi ansiaba volver a tenerle tan cerca ¿Qué me está pasando?

    Antes de irse Keith mira a Tony, esta vez lo mira como si acabara de ganar algo, o similar, puedo ver la satisfacción en sus ojos, como la que tiene cada vez que me derrota en algún juego o algo de ese estilo.

    Por otro lado, el paletón parece furioso, esperaba ver en su mirada la derrota, pero no es así, sólo hay furia y decepción.

    Abro la boca para preguntar qué pasa, no obstante, al notar que ya he salido del shock Keith se va, por lo que debo descargar mis frustraciones e intrigas con el otro.

    —¿Se puede saber por qué se miran así?

    —¿Se puede saber por qué dejaste que te bese? —Mi amigo se gira, quedando de frente a mí— ¿No se supone que amas a Ema y que lo harás hasta el fin de los tiempos? ¡Acabas de decir que tus sentimientos no han cambiado!

    —Tal vez tu idea de verlo con tus ojos haya hecho que consiga olvidarlo, además no me besó.

    Me siento furiosa ¿Quién se cree que es para estarme cuestionando así? Si vamos al caso, Ema me dejó, puedo hacer lo que quiera, eso incluye darle la oportunidad a nuevas personas de que me hagan feliz, ahora todo es posible, ya no hay ninguna regla de respeto que me una a nadie.

    Anthony retrocede, como si le hubiera abofeteado, ahora sí parece que hubiera perdido, como si mi respuesta implicara que ha perdido todo en la vida, me sorprende mucho verle así de mal.

    —No creo que tengas razón, pero obviamente no soy nadie como para que mi opinión importe realmente, nos vemos cuando vuelvas de tus vacaciones.

    Tras decir esas palabras extiende sus mágicas alas y emprende vuelo.

     Deseo pedirle que se quede, que no es para que se enoje tanto, no es su asunto mi vida amorosa, bueno sí lo es porque es mi amigo, sin embargo, no puede afectarle tanto que haya decidido superar a mi ex.

    ¡Por favor! Se supone que es lo mejor para mi ¿Por qué se enoja entonces? ¿Estaré equivocada? ¿Intentar superarle será aun peor de lo que es todo hasta ahora?

    No, sé que no, porque al menos lo intento, intento vivir y ser feliz, sé que es la mejor decisión y si no lo es tengo el resto de mi vida para cambiar las cosas.

    Cuando llego a casa estoy tan furiosa que golpeo la puerta, he estado todo el viaje dándole vueltas a lo que pasó y estoy super furiosa con mis dos amigos, por lo que más vale que ninguno de los dos se me aparezca por ahora o se las verán conmigo.

    Para colmo, cuando estoy a mitad de camino de mi cuarto Yves sale de la cocina, se ve sorprendido.

    —¿Tan malo fue el día?

    Es en ese momento que recuerdo algo muy importante, algo así como que el señor que está frente a mí no cumplió una promesa que me había hecho, una que no sé cómo pude olvidar.

    Al final termino sintiéndome aún más enojada que antes.

    —¡Tú me mentiste!

    Yves retrocede, sorprendido, puedo ver en su cara cómo intenta saber en qué me mintió, cómo se pregunta qué hizo tan mal para que esté tan molesta y que probablemente lo que fuera ha hecho que nuestra relación estuviera aun peor de lo que estaba al inicio.

    —¿De qué hablas? Yo jamás te mentí.

    Ahora que ha hecho memoria se pone un poco a la defensiva, aunque no demasiado, seguro está pensando que si soy digna ahijada de su esposa no debe atacarme, porque sabe que es mucho peor, así que sólo se pone lo suficientemente a la defensiva como para que no le pase por encima.

    —¡Me prometiste que me dirías qué significan los tatuajes! ¡Escuche toda tu estúpida historia, incluso los detalles que día a día me agregas!

    —Ah, eso, lo siento, creí que ya no querías saber.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.