Andrómeda-Los Seres Celestiales

Capítulo 9

—Ni siquiera lo pienses—dice Abigael.

—¿Enserio no crees que es buena idea que los acompañe?—pregunta Elian.

No sé qué decidir. Admito que la presencia de Elian no es muy agradable, pero si sus intenciones son buenas, me parece que está bien. Necesitamos más seres que se involucren en cumplir esta misión. Sin embargo, el rostro fruncido de Abigael y sus hombros encorvados, me da entender que por ningún motivo va a dejar que Elian nos acompañe.

—Por supuesto que no. No necesitamos tú ayuda—dice Abigael.

Elian se burla al comentario de Abigael. Presiento una pelea, la cual no voy a poder detener. Meterme en una batalla compuesta por estos ángeles sería un suicidio. Tengo que calmarlos, sea como sea.

—Ok. No sé si estás confundido, pero lo que te está pidiendo Badrud es sumamente complicado—comienza a decir Elian mientras que se va a acercando a Abigael—. Tienes que conseguir las tres partes del “Espíritu de Dios”, las cuales nadie sabe el paradero, y que Garsemeo probablemente esté buscándolas junto con su ejército. Como van las cosas, ellos nos llevan por mucha ventaja. Por lo tanto, te conviene tener a más seres de tú lado.

Lo que dice tiene sentido. Cualquiera que sea el plan de Garsemeo no se ejecutará sin las tres partes del “Espíritu de Dios”. Tenemos que encontrarlas antes que ellos. Por favor Abigael, olvida cualquier resentimiento contra Elian y acepta.

—Gracias por ofrecerte, pero creo que mientras menos gente mejor—dice Abigael.

—¿Por qué?—le pregunto a Abigael.

—Si los ángeles ahora mismo están buscando por el continente las tres partes del espíritu, significa que deben de estar deambulando por los cinco mundos. Los tres juntos llamamos mucho la atención: Un ángel, un ángel caído y una humana. Nos van a descubrir al instante y nos capturarán.

Tiene lógica. Maldición no sé que hacer.

—Ok—dice Elian—. ¿Qué pasaría si es que, en el mejor de los casos, encuentran las tres partes del espíritu? Sí no pueden ser destruidas, el único lugar seguro sería soltarlo en el espacio exterior, para que nadie más los encuentre. Por lo visto, tú estás suspendido y no podrás sacar tus alas. ¿Cómo se supone que van a llegar al espacio?

No lo había pensado. Abigael permanece callado pensando en una respuesta, aunque no creo que vaya poder conseguirla. Elian le ha dado en el clavo. Si es que encontramos los espíritus, Elian podría ser el que los libere fuera de nuestra atmosfera; sin embargo, no confió todavía mucho en él.

—Ya lo resolveremos—dice Abigael.

—¿Cómo? Deberías tener todo bien planeado—dice Elian.

—Nada de lo que vamos a hacer está planeado. No sé adónde vamos a ir y ni con quien nos vamos a encontrar; pero de lo que si estoy seguro, es que no voy a permitir que un demonio nos acompañe.

Oh no.

Elian frunce el ceño y veo que comienza a acelerar su respiración. Maldición Abigael, no es momento para iniciar una pelea. Los dos son tan inmaduros; cosa rara puesto a que ambos han vivido más años que yo.

—¡No soy un demonio!—grita Elian.

—Sí lo eres—dice Abigael.

—Dios me iba a perdonar—dice Elian.

—¿Entonces por qué sigues siendo un ángel caído?

No entiendo nada. Elian es un demonio que le fastidien que le digan “demonio”. Enserio, esto es una estupidez. Si nadie me explica, tendré que insistir hasta que alguien tenga la gentileza de explicarme.

—¿Cuál es la diferencia entre un demonio y un ángel caído?—pregunto, y ambos dejan de mirarse y voltean hacia mí—Tenía entendido que los ángeles caídos son demonios. ¿Por qué te ofende?—digo mirando a Elian.

—A ver déjame explicarte princesita—dice Elian y pongo los ojos en blanco—. Tienes razón, los ángeles caídos son demonios, pero solo los que se rebelaron contra Dios y trataron de destruirlo junto con Lucifer. Todos estos fueron llevados a la tierra y convertidos en demonios. Sin embargo, los ángeles que desobedecieron a Dios después de ese acontecimiento, fueron exiliados del Paraíso y llevados la Tierra, pero no como demonios, sino como ángeles caídos.

—O sea, los ángeles caídos no son seres que han intentado destruir a Dios, sino que simplemente lo han desobedecido—digo.

—Como Elian—dice Abigael y Elian arruga la frente.

Estoy a punto de darle un codazo a Abigael. Ya me tiene harta que lo siga provocando. Entiendo que Abigael tenga un odio hacia los demonios y ángeles caídos, pero al menos Elian se está ofreciendo a ayudarnos. En todo caso, debería odiar al alma pecadora de Badrud, que a pesar de que no es un demonio, hizo cosas muy horribles. Aún no entiendo cómo pudo establecer una amistad con ese tipo.

—¿Qué fue lo que hiciste exactamente para volverte un ángel caído?—le pregunto.

Elian ladea la cabeza y se rasca el pelo, Lo he puesto nervioso e incómodo, de seguro es un tema que no me corresponde saber.




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