Ángel Ciego 13. Namek Nivel dios

No nos ganarás

— Eres un buen luchador, no hay duda, pero tienes un gran punto débil, o debo decir seis — rió maligno Scargo al levantarse.

Corrió a donde estaban las madres y sus hijos, por suerte Piccolo apareció al lado de las mujeres, protegiéndolas.

— No creas que podrás tocarlos, esto es algo entre nosotros cuatro, si perdemos nos absorbes, sino desaparecerás de este mundo.

Ahora fue el ser fusionado quien comenzó la lucha, pero antes Scargo descargó un terrible zarpazo que por milímetros el otro evitó, luego Piccolo puse su palma dirigida al pecho del creador de ese lugar, y descargo su golpe, que hizo que su contendiente se perdiera en la luz del ataque.

Cuando lo volvieron a ver el ser oscuro estaba por fin cansado, desesperado concentró la mayor parte del poder que quedaba y lo disparó, pero antes que le llegara la bola de energía a su enemigo, el ataque se desvió hacía Kaio Shin y su esposa. Piccolo detuvo el ataque y lo devolvió aumentado por miles con su propia energía, ya con eso Scargo quedó en el piso, moribundo.

— Fuiste más hábil, me confié, pero ahora no podrás seguirme a donde voy — botó sangre de la boca — no lograrás evitar que logre mi objetivo, no importa que este muerto — el ganador se puso a su lado, lo miró con menosprecio y le aplastó la cabeza.

En eso apareció el alma de Scargo, con la aureola en la cabeza, en ese lugar.

— Pero... ¿Qué pasó? Pensé que iría al infierno — miró a todos desconcertado.

— Estamos en un lugar sin tiempo ni dimensión, por eso al morir tu alma sigue aquí — le aclaró Kaio Shin.

— No importa, aunque no logre absorberlos, al menos los detendré — recordó una técnica que uso contra él un tipo de tres ojos del universo 7 al que trato de quitarle su energía, con esa casi lo capturó, pero el namek oscuro logro esquivar el ataque, cuando iba a contraatacar tuvo que huir al sentir la gran energía de un hombre con lentes y una chiquilla que fueron a ayudar a su contrincante — en tu caso quería primero destruir a los tuyos, por eso me distraje — su sonrisa era la de un completo loco — ahora prepárate para quedar atrapado para siempre.

Hizo aparecer un recipiente con forma de frasco, con una tapa al lado.

— MAFUBA — Scargo sonrió seguro de su victoria.

Pero apenas la energía en espiral rozó a Piccolo, éste levantó las manos, sonriendo de lado.

— REVERSIÓN AL MAFUBA.

El otro puso cara de incredulidad, nunca creyó que existiera una técnica así.

Scargo trató de mantenerse en el piso, pero no pudo, termino siendo encerrado en el recipiente, Piccolo corrió y lo tapó. Luego hizo aparecer varios sellos en el frasco de metal, hasta asegurarse que no habría forma que nadie pudieran abrirlo desde dentro. En ese momento una luz iluminó a todos y los tres guerreros namek salieron despedidos del cuerpo que habían compartido, a distintos lugares.

Izbet y Yun corrieron a ver a su Piccolo, por suerte estaba bien, solo agotado, así que le pasaron parte de su energía para ayudarlo. Lo mismo que Eterna y su hijo hicieron con el padre del muchacho.

Bouri fue el único que fue a ver a su padre, Yaniana los miró de lejos, sabía por su Ki que él solo estaba cansado, y estaba segura que no aceptaría que le diera de su energía, por eso no se movió. El hombre verde solo dejo que su hijo le diera algo de su ki, para poder ponerse en pie.

— ¿Estás bien papá? — lo ayudó a levantarse.

— Sí, bien — fue lo único que dijo.

Cuando todos estaban repuestos las dos amigas pudieron por fin saludarse como correspondía.

— Hace tanto que no nos vemos, y nunca mejor dicho — rió feliz Izbet.

— ¿Y cuándo recuperaste la vista? ¿Y esa aureola? — preguntó la rubia.

— A eso... es que estoy muerta.

— ¡¡¡Qué!!!

Se pusieron al día en sus novedades.

— Gracias por tu presente Izbet, el padre de mi amigo Gohan tuvo una enfermedad al corazón muy complicada, y gracias a la venta de las joyas y diamantes que me regalaste se pudo salvar.

— Sabía que te serviría en alguna emergencia.

— Veo que se conocían de hace tiempo — dijo Yaniana luego de escuchar todo lo que conversaron.

— De antes que nacieran nuestros hijos — le contó como Eterna y su Piccolo por un accidente pasaron al universo de Izbet, aunque obviamente no dijo todo (este encuentro se narró en mi obra Eterna conoce a Izbet) — mi niño nació el 10 de octubre — señaló la medio demonio.

— Que curioso el mio igual ¿Y de qué año? — preguntó Eterna, cuando se lo dijo las tres quedan asombradas.

Miraron a Yaniana, para que ella les afirmará lo que supusieron.

— Bouri también nació el mismo día y año.

— O sea que somos madres de trillizos — rió asombrada la del mechón blanco.

Solo las amigas se rieron con la broma.

— Te mandaré más joyas de oro y diamantes, quiero que tengas esa reserva por si pasa algo de nuevo.

— ¿Cómo me los harás llegar? — preguntó Eterna curiosa.

— Me las arreglaré — le cerró el ojo.

En eso un torbellino apareció en el lugar, sorprendiendo a todos, que se pusieron en guardia, de allí apareció Gohan, con ropa de guerrero, bastante preocupado. Miró a todos hasta que fijó su vista en los namek, centró su mirada en el del universo de Yaniana, corrió a sus brazos, el hombre verde lo recibió con naturalidad.

— Por fin lo encuentro, que bueno verlo bien — selló sus palabras con un beso, que fue correspondido apasionadamente.

Decir que todos los presentes, menos Yaniana y su hijo, quedaron sorprendidos sería poco, algunos quedaron con la mandíbula caída, otros con gotitas en sus frentes, el silencio acogió el lugar.

— Lo busque por todos lados cuando no llegó a casa, luego reuní las esferas del dragón, así supe que estaba atrapado, por eso pedí que se hiciera un pasadizo para venir a ayudarlo.

Yaniana se acercó a ellos.



#6639 en Fanfic

En el texto hay: lucha, hijos, muerte

Editado: 16.04.2020

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