"Ángel de la Guarda"

14: “No quiero, pero debo hacerlo”

—Gracias Sofía, la pase bien —dijo Lucía tímida.

—Tranquila Lucía, sé que te cuesta socializar y esta bien, a mi me cuesta de vez en cuando...

—¿En serio? —Lucía no le creía, ya que ella era una de las chicas más lindas de la universidad y además era la más simpática; no había nadie en la universidad que no conociera a Sofía Puka.

—Si, aunque no lo creas solo trato de socializar porque evito que me quieran hacer algo...soy huérfana y no quisiera sentirme más sola, por eso me "mezclo" entre la multitud como una chica "cool" y eso me fastidia a veces ¿sabes? Pero para adelante ¿no? —Sofía derramó algunas lágrimas de tristeza, y Lucía se asombro por esa confesión tan repentina.

—¿Eres huérfana?—preguntó atónita Lucía.

—Bueno era, me adoptaron cuando tenía 14 años pero me siento...vacía, ya que mis padres están con sus negocios y esas cosas ¿entiendes? —Lucía asintió, agachó la cabeza y ambas siguieron caminando en silencio por cinco largos minutos, pero Lucía rompió el hielo.

—¿Por qué me contaste algo muy íntimo? —preguntó confundida, ya que ella jamás en la vida se le ocurriría decir ese tipo de cosas (por el estereotipo de que la huérfana es la marginada y ya tenía muchos problemas en la cabeza para preocuparse más).

—Pues, no lo sé...creo que presiento que ambos podríamos entendernos —respondió sonriendo Sofía.

Ojalá nos hubiéramos conocido hace 8 años...—dijo entre susurros Lucía.

—¿Dijiste algo?

—No, no...cosas mías...—Lucía pensaba que no debía decir lo que le pasaba por su cabeza, ya no confiaba en la gente así nomas.

—¿Sabes? Alguien me dijo que guardarte los problemas hace que estos aumenten cada día más —Sofía sonrió a Lucía y ella la miró muy seria, eso puso nerviosa y triste a Sofía —esta bien, no me digas nada, no puedo evitar preguntar, ya que te veo muy preocupada estos días.

—Debo haber una charla sobre Dios y yo soy atea —respondió Lucía desesperada —yo no puedo hacer esa m*ldit* charla, pero acepté porque era puntaje y ahora..—Lucía se agarraba su cabeza y miró al cielo y entre susurros maldecía.

—Eso si es un dilema —Sofía miró al cielo y cerró los ojos por unos segundos, luego ella miró a Lucía y le dio una respuesta — pero creo que tengo una solución.

—¿Cuál?

—Puedes pedirle ayuda a Samuel.

—Él hará conmigo la charla —respondió Lucía de manera sarcástica, pero Sofía seguía de optimista.

—¡Entonces él puede decir la mayoría de la charla!

—¿Tú crees?—preguntó frunciendo el ceño, Lucía podía ser seria e incluso un poco grosera cuando se trata de trabajos grupales, pero algo que ella no estaba de acuerdo es que otros hagan el trabajo por ella.

—¡Claro! Porque él tiene un buen "tino" para hablar con la gente, solo tendrías que decir frases sueltas y Samuel solo hará el resto —decía Sofía muy convincente.

—Mmm...tal vez...no lo sé...no quiero, pero debo hacerlo...—respondió Lucía resignada, tenía una promesa que cumplir y ella era una chica de palabra.

—Bueno bueno, ahora que tienes una alternativa de solución, ¿puedo tener tu número de celular? —preguntó emocionada Sofía.

—¡¿Qué?! ¡¿Para qué?! —Lucía se exaltó por esa petición, el temor de cualquier antisocial es que le pidan algo personal.

—Je, je, je tranquila, es para estar en constante contacto; te prometo que no le pasaré tu número a nadie —Sofía con un puchero y con  ojitos de un cahorro, logró que Lucía accediera a darle su número. 

 

 ●●●● 

Después de una despedida muy tierna por parte de Sofía, Lucía se disponía a descansar, pero entonces se dió una tremenda sorpresa.

—¿Samuel? —él estaba mirando la puerta de Lucía muy serio, pero cuando ella habló cambió su rostro a felicidad.

—Hola Lucía, ¿tú a estas horas? —preguntó sorprendido.

—Pues me encontré con Sofía, y hablamos un buen rato...

—¡Vaya, eso es algo bueno! —dijo Samuel entusiasmado, Lucía frunció el ceño y cruzó los brazos mientras lo miraba confundida —¿qué?¿que dije?

—Pues, te entusiasma mucho que yo hablé con otras personas, y eso es muuuuy raro— Samuel se sonrojó y solo sonrió.

—Eeeh...bueno...¿no vamos a coordinar sobre la charla? —esa pregunta cambió el ambiente por completo e hizo a Lucía se preocupe.

—¡Epa, tienes razón! Pero solo tenemos seis días —entonces caminó en círculos y su rostro cambió a desesperación —no creo que podamos terminarlo a tiempo...

—No seas pesimista, solo debemos realizar algunas diapositivas y listo, será sencillo y al final solo repartiremos las palabras que diremos en la charla ¿qué tal?—Samuel estaba convencido de realizar el trabajo a tiempo.

—Emmm...bueno...—Lucía entonces pensó en la idea que le había dicho Sofía y se repetía en su cabeza muchas veces, al final lo que pensaba lo dijo —¿puedes decir toda la charla por favor?

—¿Qué? Pero...

—Puedo realizar las diapositivas, solo pondré imágenes y además algunas frases, pero en la charla solo quiero decir frases sueltas por favor —ella desvió la mirada y habló en susurros —no quiero romper mi promesa...

—Mmm...

—Por favor dí que sí por favor...—decía Lucía para si misma.

—Acepto, pero yo quiero verlas al final ¿si? —respondió Samuel sonriendo, ella aliviada se abalanzó hacia él y lo abrazó.

—¡Muchas gracias! ¡En serio! —entonces ella lo miró y vió que Samuel estaba con el rostro sonrojado y muy nervioso, Lucía rápidamente se alejó de él y también se sonrojó —como...lo...siento...yoo...

—Si, si entiendo...no te preocupes ¿si? Hasta mañana Lucía —él le sonrió y entró a su departamento.

—Hasta mañana Samuel...Lucía entró a su habitación y al tocar su pecho sintió que su corazón estaba a punto de estallar, ella entonces se sonrojó más.

—¿Qué me pasa? No puedo creer que haya hecho eso ¿en serio lo abracé? Soy tan estúpida —se sentó en el suelo y se agarró el cabello —¡¡¡Aaaaah!!!




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