"Ángel de la Guarda"

49: “Peligro al acecho”

Lucía veía como todos estaban felices por los recién casados y eso le recordó a una boda que había asistido cuando era pequeña en donde el ambiente era casi igual, solo que en aquel entonces su tía estaba con ella y le contaba cada detalle de los invitados, ella solo suspiró recordando aquellos tiempos y al voltear atrás pudo ver a Sofía triste, Lucía le parecía muy raro verla así cuando minutos antes fue quien inició el baile junto a Víctor y estaba muy feliz, así que se acercó a ella para saber qué le pasaba.

 

—¿Sofía? ¿Todo bien? 

—Lucía! ¿Qué haces aquí? —al verla más de cerca, pudo notar que ella estaba llorando en silencio, solo que sabía disimularlo frente a los demás, pero no para los ojos de Lucía.

—Eso debería decírtelo a tí, ¿qué sucede? —Sofía solo agachó la cabeza e intentó calmarse tomando respirando hondo, y Lucía de su bolso sacó un pañuelo color perla y se lo dio para que pudiera secar sus lágrimas.

—Nada, solo que…ay…es muy difícil de explicar…

—Dime, dejame intentar consolarte una vez al menos —respondió Lucía tomando sus manos y conduciéndola a un columpio que estaba apartado de la fiesta, ambas se sentaron y para ese momento Sofía estaba más calmada.

—Rechacé la confesión de Víctor y ahora no sé qué hacer…—contestó desconsolada, Lucía sin entender lo que dijo Sofía solo la miró y se encogió de hombros.

—¿Confesión?

—Mientras bailábamos él me llevó a un lugar apartado de la fiesta y me confesó sus sentimientos hacia mi, y yo…lo rechacé…—Lucía al inicio no entendía la tristeza de Sofía como tal, y luego razonó y elaboró una hipótesis en su mente y la miró fijamente.

—Sofía…estás enamorada de Víctor, ¿verdad? —ella asintió y Lucía solo suspiró asombrada—¡¿Por qué lo rechazaste entonces?!

—Bueno, tendré que empezar desde el inicio Lucía, te contaré mi secreto —una respiración profunda y con una aclaración de su garganta, Sofía le contó cada detalle de su vida, desde el orfanato, su niñez, su adopción, su cambio drástico de vida ,su amistad con Víctor, todo…y conforme pasaban los minutos, Lucía no podía creer lo que estaba oyendo y de vez en cuando le pedía a Sofía que repitiera lo que le decía.

—Sofía…no sé…qué decir…

—Y…ahora estoy atrapada en esa casa, no puedo salir de allí aunque quiera, si lo hago…—Lucía pocas veces mostraba lo que escondía detrás de ese rostro serio e incluso sombrío, las veces que lo hacía era porque era necesario, y en ese momento era realmente necesario, ella la abrazó y Sofía pudo desahogarse en silencio.

●●●●

Samuel disfrutaba cada detalle de la boda, desde la decoración hasta los bocadillos que se servían en la mesa, la música era tan relajante y hermosa que se podría decir que al oírla era como si estuvieras en el mismo cielo, y él sabía cómo era el ambiente en aquel lugar de donde venía como ángel. Luego de algunas horas, Samuel decidió salir de la fiesta y recorrer el jardín de la mansión y en el trayecto encontró a Víctor con la cabeza baja.

—Víctor, ¿qué haces aquí solo en el jardín? —preguntó muy contento por la fiesta, sin embargo, notó de inmediato que algo no andaba bien.

—Samuel…estoy enamorado —él intentó fingir asombro, pero ya se lo esperaba y solo guardó silencio —mientras bailaba, escuché mi corazón latir muy fuerte a pesar de que la música era alta, me sentía tan feliz y sereno, recordé momentos inolvidables junto a ella y le confesé lo que mi corazón estaba diciéndome en ese momento, pero…me rechazó…

—Espera un momento, ¿estás hablando de Sofía? —Víctor asintió triste y Samuel solo suspiró.

—Creo que…no estoy a su altura después de todo —dijo resignado y casi sin ánimos de hablar.

—No digas eso Víctor, tal vez el momento no fue el adecuado —respondió Samuel intentando ser positivo, pero él mismo se daba cuenta que no importaba si de sus labios salían palabras optimistas, no podría levantarle el ánimo.

—No lo sé, creo que sin importar el lugar, su respuesta hubiera sido la misma —contestó Víctor, luego solo se levantó y caminó hacia la puerta de la mansión a paso lento con el corazón roto.

—¡Espera, ¿a dónde vas?!

—Ya no tiene sentido estar aquí, solo me quedé por Sofía y ahora al saber lo que siente, prefiero mantenerme al margen de la fiesta y…de ella—Samuel no lo detuvo y se quedó observandolo caminar y sufrir en silencio, aquel día pasó de ser felicidad a sufrimiento en solo pocos minutos, lo cual a Samuel no paraba de desconcertarlo. 

—Oh Sofía, ¿qué fue lo que hiciste?

●●●●

Después de un rato, Samuel se disponía a conversar con Sofía para intentar saber la razón por la cual ella decidió rechazar la confesión de Víctor, pero pudo ver a lo lejos una figura conocida, aquella que lo aterró al punto de dejarlo paralizado del miedo que le tenía, había pasado tanto tiempo que no lo veía y que se haya presentado en el lugar, era porque algo estaba buscando…o mejor dicho, a alguien. Samuel quiso esconderse y entonces aquella figura se acercó a Lucía y ella solo le sonreía, eso lo asustó más y se armó de valor para ir tras aquel que estaba junto a Lucía. No obstante, cuando estaba cerca de ambos un trueno lo distrajo y aquella figura desapareció.

—¿Samuel? ¿Pasa algo? —preguntó ella al ver a Samuel muy aterrado y sudando frío, pudo notar que su respiración era algo agitada y su mirada solo transmitía miedo como si hubiera visto algo aterrador y fuera de lo común.

—¡Lucía, ¿estás bien?! —exclamó alterado, Lucía quedó desconcertada por su reacción y ella solo pudo asentir un poco dudosa.

—Em ¿si?

—¡¿No te hizo daño?!

—¿Quién? —ella al preguntar hizo que Samuel mirara a su alrededor y notó que solo ellos estaban solos y se oía el sonido de la música y los invitados bailar, junto con el ambiente que tenía un sol radiante y nubes esponjosas como el algodón.




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