Ángeles en el infierno: No puedes escapar de quién eres

Nunca te haría daño.

-No vas a ponerle una mano encima Mara, antes de eso yo...- fue incapaz de completar la frase. Si aquellas palabras salían de su boca terminaría perdiendo a sus dos mejores amigos, a sus hermanos de la vida. Todo se saldría de control, ya no habría vuelta atrás. Se sintió entre la espada y la pared, entre dos mujeres a las que amaba de diferente forma, pero con la misma intensidad. 

-No te preocupes Diablo...- Se acerco a él y lo obligo a mirarla. -Nunca haría nada que te lastimara.- Vio la sinceridad en su rostro y el alma pareció volverle al cuerpo. 

-¡Buena chica!- Dijo aliviado para después revolver su cabello juguetonamente. -¡Te mereces un trago!- 

-¡INVECIL! ¿ACASO PIENSAS QUE SOY TU PERRO?- 

-Mas bien perra...- Acoto Santiago ganándose una mirada asesina de parte de la chica. Haciendo uso de su característico orgullo, le arrebato la botella a Leo de forma brusca y tomo un trago de aquella bebida (sin saber exactamente de que se trataba) imitando a sus amigos que bebían como si aquello fuese agua. Pero no era agua. La expresión en su rostro fue épica. Al instante sintio el alcohol deslizándose por su garganta, quemando todo a su paso hasta llegar a su estómago, y termino escupiendolo súbitamente ante las risas incontenibles de los chicos.

-¡Te lo dije, esto no es para niños Mara!- Dijo Colombia en un ataque de risa incontrolable.

-¡cumplo 21 en dos meses! Ademas ayer no tuviste en cuenta mi edad...-

-Golpe bajo.- Solto Leo entre rcarcajadas ante la cara de sorpresa de su amigo.

-¡no soy una niña! ¡ustedes toman esa basura horrible! ¿¡porque tambien no se toman el alcohol del botiquin!?creo que tiene mejor gusto-

-Ya mí pequeña Mar, tranquila.- Se accerco a la chica y cruso un brazo sobre sus hombros. - Colombia, busca entre tus botellas algo más... apto para todo publico- Ambos volvieron a reir ante la mirada llena de colera de la chica, pero ella los golpeo a ambos logrando que se detuvieran.

Una nueva ronda de bebidas estaba sobre la mesa, la chica tomaba vino espumante, ellos habían comenzado con el tequila.

-¿Y fue solo asesinar a mi chica lo que te trajo a la ciudad?- indago Alex.

-No... esa fue solo unas razones. Soy una asesina diablo, ese es mi trabajo y soy muy buena en el. Cuando me lo ofrecieron no lo dude, pagan bastante y necesito fondos. La segunda razón es que los extrañaba, ustedes son mi familia... Y la tercera fue un rumor.-

-¿un rumor?-

-Me llegó el dato de que uno de los responsables de la muerte de mi familia esta en la ciudad, necesito saber si es así...-

-Mara no puedes ir matando gente a tu paso como lo vienes haciendo desde que llegaste...- interrumpe Santiago con una mirada cargada de preocupación.

-Si ya lo se, tengo que controlarme.- suelta un suspiro. -Pero creeme que las personas que mate no eran ningunos santos.-

-¿Quienes eran? dame una razón que lo justifique si alguien viene a pedirme tu cabeza porque nos metiste en problemas con la policía.- dice Leo con seriedad.

-Tranquilo. No creo que nadie abogue por ellos, ni siquiera la policía. Eran un proxeneta que pretendía vender a una niña de 13 años, un abusador que la justicia dejo en libertad por puro tecnicismo y un drogadicto que en una crisis mato a su mujer y a su hijo de meses.- Ni Santiago ni Leo dijeron absolutamente nada. Incluso en el bajo mundo habían cosas imperdonables. -Se que no esta bien tomar la justicia en mis manos, pero no puedo evitar querer limpiar al mundo de estas lacras. Y antes de que comiencen con los sermones, ya se que esta mal... pero si puedo hacer algo para que evitar que otra persona pase por lo que yo pase, lo voy a hacer. Y no me importa meterme en problemas o morir. Mi vida termino esa noche, esto es tiempo extra y no voy a desperdiciarlo.-

-Amara, tu vida no termino esa noche, empezaste una nueva. Y me gustaría que fueras feliz, que salgas de este mundo antes de que te consuma por completo. No quiero que nada malo te ocurra, sabes que te quiero como la hermana que nuca tuve.-

-y tu eres el hermano mayor que perdí Leo.-

-Entonces hazme caso una vez en tu vida. Al menos intentalo Mara. Sal de este abismo. Aun estas a tiempo.-

-Cuando el ultimo caiga... Cuando el último caiga, voy a bajar mi arma para siempre y no la voy a empuñar nunca más, a no ser que sea para defender a las personas a las que amo.- rocosto su cabeza en su hombro. -Te lo prometo Leo.-

-Entonces tienes a tu disposición todos mis recursos. Hombres, dinero, armas, autos, lo que necesites es tuyo, encuentralo. Si esa es la única forma de cerrar este capítulo estare a tu lado hasta el final.-

-Yo tambien.- dijo Colombia sentándose junto a ellos en el sillón. -Mis ojos y mis oidos son tuyos muñeca. Si esa persona esta en esta ciudad lo encontraremos.-

-¡Gracias chicos!-

-Solo una cosa... A partir de hoy te quedas con Colombia- Ambos lo miraron fijamente, él incrédulo, ella enojada. -Eres un peligro estando sola. Colombia es el único que puede controlarte para que no desates una masacre... y antes de que empieses con una de tus rabietas entiende que si queremos agarrarlo tenemos que actuar con inteligencia para no ponerlo sobreabiso.-  

-¡Hermano no me hagas esto!.- exclama Santiago dramáticamente.

-¡Soy yo la que tendria que estar diciendo eso Santiago!- exclamó molestes y como si hubiera cambiado de alma, miro a Leo con su mejor imitación del gato de Shrek y con la voz rota susurró -Leo no me hagas esto.- El solo sonrió de lado y la abrazo protectoramente.

-Mi pequeño maremoto, eres la reina de las manipuladoras, pero el ya conozco todos tus trucos y no voy a caer en tus juegos.-

-¡Eres un desalmado!-

- hasta que te diste cuenta Amara.- suelta una sarcastica carcajada e ignorando sus reclamos se dirige a su amigo. -Cuida de ella Colombia, eres al único al que puedo confiarle esta tarea...-  



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En el texto hay: vengaza, romance, drama

Editado: 11.01.2020

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