Anissa

Capítulo 2

Capítulo 2

 

Día de iglesia

Es algo cotidiano en mi familia, hoy viernes a la tarde tenemos una hora y media pendiente en escuchar al pastor. Me irrita

Mis padres mantienen su cordura en estas cuatro paredes, pagando el 10% de su sueldo en la "estabilidad estructural" de la iglesia, las tres mujeres de la familia, mi madre; abuela y yo, utilizamos faldas muy largas para mi comodidad, aunque no es necesario y simplemente podría usar un pantalón cualquiera.

Podría no venir a este lugar ideológico e irme a alcoholizarme con Isabella, pero mis padres se enojarían, a pesar de tener la edad de adulto joven ellos me mantienen, y todavía no puedo vivir sola y sin recursos, debo de superarme con mis estudios. Ademas de tener condiciones con ellos, no debía abstenerme a sus ordenes.

Mi padre se encarga de estacionar el auto mientras le mensajeo a Isabella las ganas de irme que tengo, mi abuela comenta feliz lo bonita que es su falda y como la consiguió a un precio accesible, mi madre solo asiente escuchando atentamente.

Al bajar observo como una gran cantidad de personas se encuentran en la entrada, ingresando de a poco. Es una linda iglesia, moderna y siento que aprovecharon el dinero para construirla, con la puesta del sol queda más bonita.

Igualmente me desagrada lo que hay en su interior.

 

-Anissa ve a saludar a Erik- mi madre esconde su cabello castaño detrás de sus orejas, observándome con sus grandes ojos verdes, que me fueron heredados, con suficiencia. Ruedo los ojos y suspiro, es lo peor del día, no tengo problema en "escuchar" la misa, ya aprendí a dormir con los ojos abiertos, pero pedirme que hable con el idiota de Erik me saca de quicio.

 

En contexto, él es el hijo del pastor

Un niñato forrado con dinero, superado y egocéntrico, mayor que yo pero con una mente de crío. Está claro que la idea de mi madre es que me case con ese hombre, tenga hijos y esté muy bien económicamente.

Carajo, ni siquiera quiero tener hijos.

Me genera nauseas verlo, escucharlo o hasta oler su colonia, es una lastima su carácter porque su rostro es lindo.

Me acerco con pasos lentos, aburrida y pensando en como escaparme sin que nadie se de cuenta. Debería irme de mi casa y vivir bajo un puente que tenga WiFi, con eso estoy satisfecha.

 

-Miren quien llegó muchachos, la niña bonita- sonríe con suficiencia, lo ignoro completamente y me resigno a saludar a las personas que rodean a Erik con una sonrisa y un simple asentimiento. -Te estaba esperando, quisiera que te sientes junto a mi en la misa- observo un punto fijo mientras cuento hasta cincuenta, sentarme junto a el por una hora y media sería como abrazar a un perro con rabia.

 

-No hay porque, no quiero incomodarte, tal vez la próxima- le contesto con una sonrisa y doy media vuelta para retirarme casi corriendo de ese grupo, pero el me detiene tomando mi muñeca con poca suavidad, lo observo con cara de pocos amigos, el lo hace a propósito, se revuelca sobre mi sufrimiento.

 

Erik niega con una sonrisa que muestra sus perfectos dientes y encierra mi mano con la suya, comienzo a sentir el picor y el malestar, como mis sentidos se agudizan y mis latidos se alteran. Quito bruscamente mi mano de la suya sin que los demás se den cuenta y observo a lo lejos como mi familia me mira con una felicidad indescriptible, podría creer que vi a mi abuela dar unos pequeños saltos.

La misa está a minutos de comenzar, entramos todos los que nos encontrábamos afuera y yo por el universo en contra mio debo de sentarme junto al mocoso irrelevante. Erik apoya su palma sobre mi espalda baja, puede que más abajo de lo normal, la quito como si quemara y me siento por fin en mi lugar, bastante adelante a como normalmente estoy con mis padres. Se escucha atentamente la bienvenida y como el pastor invita al escenario a las personas que vienen a la misa por primera vez. 

Por suerte apenas tenia seis años cuando ocurrió eso y no recuerdo nada.

Pasado el tiempo mi mente empieza a dar vueltas, mis ojos se dilatan y puedo dormir tranquilamente al menos una hora, sin pensar en la persona que tengo al lado, el lugar donde me encuentro y las preguntas que me harán mis padres al llegar a casa.

15 minutos

Siento una mano en mi muslo izquierdo.

Me despierto rápidamente y observo como león hambriento al hombre que osó tocarme, Erik estaba tranquilo y suavemente retira su mano de donde estaba.

 

-Te estaba hablando, pero creo que estabas muy entretenida con la misa- expresa, una sonrisa amanece en mi rostro, cruzo mis piernas y vuelvo mi mirada al escenario.

 

-Estaba durmiendo- Erik confundido levanta una ceja, me observa sin disimulo y puedo deducir que con un poco de enfado, me ignora por fin y sigue así hasta que finaliza la misa.




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