Han pasado varios días desde que Dean llegó y han habido cambios. Creo que una de las cosas que ha cambiado es mi estado de animo, las chicas dicen que me río más.
Pero es inevitable, Dean siempre consigue hacernos reír a las chicas y a mí con alguna de sus payasadas.
Tampoco es como si pasara riendo a cada hora, pero comparada con la yo de antes, me he vuelto mas alegre.
Mi situación familiar no ha cambiado, pero se me ha hecho algo más ameno al pensar que al dia siguiente podré estar en la escuela.
En clases, Dean se sienta conmigo y llevamos muy bien las clases juntos, si no entiende algo me pregunta y si yo no entiendo, él me explica.
Hasta ahora cuando no entendía algo le tenia que preguntar al profesor porque ninguna de las chicas me sabia explicar bien, pero Dean es todo un cerebrito y le entiendo a la primera.
En cuanto a Nelson, puedo sentir aún su mirada sobre mi, y Dean también la siente sobre él. No ha vuelto a hablarme pero se que lo hará pronto.
Hoy salía tarde de la escuela, pero el profesor del último bloque se ausentó por lo que nos despacharon.
Ahora voy caminando tranquilamente a mi casa.
Algo me saca de mis pensamientos. Un grito. No logro distinguirlo pero viene de un poco más adelante de donde estoy.
Mierda, mierda y más mierda. Viene de mi casa.
Corro rápidamente a la puerta donde puedo escuchar todo.
- ya es suficiente!- grita mi papá
- No!- responde mamá- ¡No iré a ningún psicólogo, no estoy loca!
- Estas obsesionada con tu cuerpo mujer- dice papá y se nota que esta perdiendo la paciencia
- ya no me quieres- solloza mamá
- Por supuesto que te quiero Claudia, no estaría contigo si no fuera así- dice papá
Hace mucho que no escuchaba a mi papá decirle eso a mamá. Por lo general, pasan peleando.
- Entonces, ¿iras?- pregunta papá
- ya te dije que no. No insistas Malcom porque no lograras nada- gruñe mamá
- Maldita sea, has lo que quieras!- grita papá
Ya se me hacia raro tanto cariño.
Entro a la casa y encuentro a mamá en el sillón.
- ya llegue- digo, solo recibo una mirada cargada de odio
- Ya era hora. Atiende a tu padre, yo me iré a arreglar para salir con mis amigas- me dice
Como si nada de lo que escuche hubiera pasado, se levanta y sube las escaleras.
Vaya, ¿mi familia siempre fue así? Me da risa al pensarlo. Un momento... ¿risa?
Yo... Desde cuando...
Siempre que pensaba en estas cosas, me ponía triste. Después de todo nadie quisiera vivirlo.
Pero ahora...
No pienso más y me voy a mi habitación.
Dejo todo ordenado y pongo música en mi teléfono.
Hace tiempo que no había tanta paz en la casa. Espero que siga así.
Me dormí. Miro el reloj, son las 11:30 horas.
La música sigue sonando mientras me levanto, me acerco a la ventana y la abro.
Respiro hondo y pienso. Una vez más, pienso.
Mi vida cambio cuando tenia 7 años. Y ahora, que tengo 16, creo que esta volviendo a cambiar.
Mis heridas han cerrado por completo, y desde esa tarde en que Nelson y Dean estuvieron en mi casa no he vuelto a agarrar algo para lastimarme.
Quizás porque he podido llevar bien las cosas que han pasado en estos días, o porque siento que si lo hago, estaría traicionando a Dean.
Las cosas no han estado tan mal, a pesar de todo. Podría ser peor.
A excepción de hoy, mis padres continúan con sus fuertes peleas. En la escuela me divierto con las chicas y con Dean.
En mi interior siento que es algo nuevo. Algo que enserio no me gustaría perder.
Vuelvo a mi cama y paro la música. Me acomodo y cierro mis ojos.
El primer paso ya lo di, ahora solo quiero seguir avanzando y poder superarme.
Solo puedo decirme...
¡Avanza!