Apariencias engañosas: El peligro acecha

5

En cuanto Brooke entra en el instituto, suelta un suspiro de alivio al refugiarse por fin de la lluvia. Su padre no ha podido llevarla ese día a clase y ha tenido que ir andando bajo un paraguas pequeño, que no ha conseguido taparla completamente y ha acabado un poco empapada.

Hace un tiempo de perros desde hace tres días, desde el lunes, y está deseando que cambie un poco el tiempo para poder salir a correr más de media hora sin acabar completamente empapada y casi tiritando en cuanto entra en su casa.

Se acerca a su taquilla cruzándose por el camino con varios de sus compañeros de clase, con quien ha ido hablando un poco más esos días, y por fin llega. Deja el paraguas dentro y coge uno de los libros antes de cerrar la taquilla. Mientras va a clase, echa un rápido vistazo al móvil, viendo como tiene un nuevo mensaje de Ruby.

“Llegaré a la siguiente hora, he tenido que ir con mis padres a un sitio”.

Le contesta rápidamente y guarda el móvil justo al tiempo que entra en clase.

Queda poco para que termine la segunda semana allí y está mucho más cómoda que los primeros días. Ha quedado varias tardes con Evelyn, quien le ha enseñado algunos de los rincones de la ciudad, y otros días los ha pasado con Ruby sola. Se ha dado cuenta de que prefiere estar a solas con ella, sin nadie más, y aunque ha intentado convencerla de que se van cuando va con Evelyn a algún lado, rechaza la propuesta al instante.

–¿Hoy no ha venido tu amiguita? –le pregunta Charlotte de repente en cuanto ella entra en clase.

–Charlotte –abre la boca como si estuviese bostezando–, me das sueño.

–Y tú a mí risa. ¿No tenías otro jersey mejor que ese para ponerte? Madre mía, qué poco estilo… –cambia su expresión mientras la mira de arriba abajo.

–Bueno, yo no soy una Barbie plástica como tú –Brooke se encoge de hombros y le lanza una sonrisa falsa antes de girarle la cara, sin intención de seguir escuchándola.

Mira de nuevo su móvil durante unos minutos, esperando a que entre el profesor, y contestando a varios mensajes de sus antiguos amigos. Siempre intentan ponerse al día de todo lo que pasa tanto en un lado como en otro; aunque sí es cierto que cada vez están hablando menos.

–¡Hola! –exclama Evelyn con alegría, apareciendo de repente a su lado.

–Cuánta alegría desde tan temprano –Brooke bloquea el móvil y lo guarda de nuevo.

–Es que estoy contenta –sonríe ampliamente.

Brooke enarca una ceja, curiosa.

–¿Y eso a qué se debe? –pregunta y se da cuenta como Evelyn le lanza una mirada a Max, quien se encuentra hablando con un chico en la entrada de clase–. ¿Max? ¿Qué ha pasado con él?

Brooke recuerda lo que le contó Evelyn la mañana siguiente de la fiesta del sábado. Después de que ella y Ruby se fuesen, se quedó hablando con Max un buen rato. Según Evelyn, Max se acercaba a ella poco a poco y buscaba siempre un tema de conversación hasta que, finalmente, se quedaron los dos solos hablando en un rincón del jardín. Pero no llegaron a nada más que eso.

–No está aquí tu amiga, ¿no? Porque siempre nos interrumpe –comenta mirando a sus lados y Brooke pone los ojos en blanco–. Bueno, te cuento. Anoche estuvimos hablando –comienza a explicarle y la escucha, atenta–. Me dijo que llevaba desde el día de fiesta queriendo hablarme, pero que no lo hizo por si yo pasaba de él. Cosa que, casualmente, me pasó a mí también. ¿Te acuerdas que te lo dije?

Brooke asiente con la cabeza. Es cierto. Por mucho que intento convencerla de que fuese ella quien le hablase, su amiga siempre decía que no.

–Pues eso, estuvimos hablando horas hasta que me dijo que, si me apetecía, podíamos quedar alguna tarde –sonríe de nuevo ampliamente–. Yo, aunque intenté hacerme la dura y tal, no lo conseguí. Y le dije que sí.

–¿Y vais a quedar…?

–Esta tarde –responde rápidamente–. Iremos a tomar algo, creo –da un par de palmada, feliz, y Brooke ríe–. En serio, estoy súper feliz.

–Ya veo ya –ella ríe–. Y ya sabes, cuando quedes con él, compórtate como si estuvieses conmigo; es decir, tranquila y mirándole a la cara. Si no, va a pensar que estás loca.

–Ja-ja, qué graciosa –ella pone los ojos en blanco, pero rápidamente cambia su expresión de nuevo–. Esta noche te llamaré, ¿vale? Y te lo cuento todo.

–Perfecto.

En ese momento, entra el profesor y Evelyn va rápidamente a su sitio. Estos días que ha pasado con ella han sido geniales. Se ha dado cuenta de que es una gran persona y se está convirtiendo en una gran amiga para Brooke.

La primera hoy se hace demasiado larga para Brooke y suspira cuando ésta termina. Sólo lleva una hora y ya está deseando irse a casa. Se esconde la cara entre las manos, con los codos apoyados en la mesa, justo cuando nota como alguien se coloca a su lado.

–¿Qué te pasa? –le pregunta Ruby. Acaba de llegar.

–Ah, nada. La hora se me ha hecho larguísima, y aún quedan bastantes por delante –ahoga un bostezo–. ¿Dónde has tenido que ir?

–Eh… a un sitio con mis padres. Nada importante –dice rápidamente–. ¿Te apetece que quedemos esta tarde, después de clase? ¿O vas a quedar con Evelyn? –frunce el ceño.

–No, Evelyn ya ha quedado –resume, encogiéndose de hombros–. ¿Por qué no quieres quedar también cuando voy a salir con Evelyn? Nunca me das una razón.

–Porque no le caigo bien. Sólo hay que ver cómo me mira siempre… Además, a mí tampoco es que me caiga especialmente bien –lanza una mirada a Evelyn, que en ese momento está entrando en clase después de haber salido un momento al pasillo–. Bueno, ¿quedamos o no?

Brooke se queda un momento mirándola sin decir nada, cada vez más extrañada por el comportamiento de Ruby con Evelyn o, sinceramente, con cualquier otra persona. En ningún momento ha visto a nadie decirle nada, excepto Charlotte y Lexy, para las que comparte ese no-sentimiento de aprecio.



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En el texto hay: misterio, thriller, aparienciasymentiras

Editado: 05.12.2020

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