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Ya ha pasado un mes desde aquel día. Y aunque Ruby no le ha vuelto a contar nada a Brooke sobre ese tema, lo ha dejado a un lado para centrarse en otras que no sean sólo en ese y en ella. Al fin y al cabo, ya conoce lo suficiente a Ruby para saber que no va a decirle nada más. Por ello, se ha limitado a seguir estudiando, quedar con ella y sus otros amigos –Evelyn y Max– y, cómo no, ver a Jack, con quien su relación está ya mucho más consolidada. Nunca había tenido una pareja como tal, y está realmente feliz de que Jack sea esa persona.

Incluso han quedado los cuatro juntos y algún compañero de más de clase alguna tarde.

Su amistad con Evelyn también ha ido a mejor en las últimas semanas. Se ha convertido en una gran amiga, a quien le puede confiar cualquier cosa; con quien siempre queda después de clase, pasan un buen rato juntas. Al igual que con Max. Él es ese tipo de persona que todo el mundo necesita en su vida ya que siempre va a conseguir hacerte reír con cualquiera de sus tonterías. Es como si nada le preocupase, y eso a Brooke le gusta ya que, al igual que ella, muchas veces actúa así.

Por otro lado, también ha seguido viendo a Ruby. Aunque siempre las dos solas. Dejó de insistir en que quedase con ella cuando veía a los demás y, aunque a veces le molesta que sólo quiera estar con ella –e incluso se enfade cuando ha quedado con los demás–, lo deja pasar e intenta no discutir con ella aunque a veces tenga ganas de hacerlo.

Todo le va bastante bien en general. Las clases bien, grandes amistades, buenos compañeros, una pareja increíble… todo parece ser de película. Pero siente que, a pesar de ello, hay algo que falla. Aunque no lo hable con Ruby, el tema de Emily sigue estando presente muchas veces y, en ocasiones, le da vueltas a ese tema una y otra vez. Al igual que el caso de la señora Brown, que al final se archivó por falta de pruebas. No encontraron nada que implicase a otra persona a pesar de que quedó claro que no fue un suicidio.

Ahora, de hecho, está con Ruby. Han quedado para que Brooke le explicase lo que han dado hoy en clase de Matemáticas. Mira su móvil, revisando la hora, y se da cuenta de que lleva más de una hora con ella y que, en media hora, ha quedado con Jack.

–Bueno, creo que ya te lo he explicado todo. Yo me tengo que ir ya.

–¿Dónde? ¿No te quedas? –Ruby la mira rápidamente.

–He quedado con Jack –le explica, mientras se levanta y coge sus apuntes–. Mañana nos vemos en clase.

–Ah, vale.

Nota cierta molestia en su voz, y Brooke se gira hacia ella.

–¿Pasa algo?

–No, no nada.

–Ruby, –insiste–, ¿qué pasa?

–Siempre estás con él –dice finalmente, levantándose también del sofá donde ambas estaban sentadas–. Si no estás con él, estás con los otros dos. Siempre quieres pasar más tiempo con ellos que conmigo.

–¿Otra vez con lo mismo?

–¡Porque es verdad! –exclama–. Sólo vienes cuando te insisto, porque si no, ¡no lo haces! Siempre estás con tus dos amiguitos y tu gran novio. Novio que, por cierto, no me gusta para ti. Nunca me ha gustado ese chico, es…

–Ruby, basta –le corta–. Estoy cansada de tus tonterías. No hay semana que no quedemos, incluso muchas veces no quedo con los demás por verte a ti. No puedo estar siempre contigo, tengo que más amigos. Así que deja de decir tonterías de una vez. ¡Y deja de decir que Jack no te gusta para mí! Que a ti no te tiene que gustar, joder.

–¡Sólo intento aconsejarte!

–¿Aconsejarme? ¿Diciéndome que no te gusta mi novio o mis amigos? ¿Para qué? ¿Para que deje de verles a ellos y sólo verte a ti? ¡Pues no, Ruby! ¡Las cosas no son así! ¡He intentado que te unieras a nosotros, que conocieses a más gente y no sólo a mí! ¡Pero te centras en decir que no lo haces porque le caes mal a la gente y por todo lo que piensan de ti!

–¡Porque es verdad! ¡Todo el mundo me odia, y lo sabes!

–¡No, no lo sé! ¡Ni tú tampoco! Tú te centras en no hablar con nadie, sólo conmigo, y poner mala cara cuando estás con más gente. ¿Así cómo quieres que la gente te hable si es a ti a la que parece que todo el mundo cae mal?

–No lo entiendes…

–No, no lo entiendo. Porque nunca me cuentas nada –suspira y se pasa las manos por su larga melena–. Mira, yo paso, Ruby. Estoy cansada de que siempre estés con lo mismo, con tus celos estúpidos que…

–¿Qué? ¡No son celos!

–¡Claro que lo son! Entonces, ¿por qué sino no quieres que vea a mis amigos o me dices que Jack no te gusta? Venga, dime por qué –se cruza de brazos y espera una respuesta que no llega–. Así no vas a conseguir nada, sólo que cada vez yo esté más cansada de tu comportamiento. Así que me voy a ir antes de seguir discutiendo contigo. He quedado con Jack, por mucho que no te guste; y si no te gusta, pues es lo que hay. Por mucho que seas mi amiga, no eres nadie para decirme con quien tengo que quedar o con quien no. Si mis padres no lo han hecho nunca, tú no lo vas a hacer cuando sólo hace poco más de una mes que nos conoces.

Se gira para ir al pasillo y salir de la casa, pero no tarda en escuchar sus pasos detrás d ella cuando llega a la entrada y se está poniendo las zapatillas.

–Están consiguiendo que discutamos y dejemos de ser amigas –escucha que dice.

Brooke se detiene un momento antes de girarse hacia ella.

–Tú solita estás consiguiendo que discutamos. Deja de echar las culpas a los demás de algo para lo que tú –la señala– tienes el problema. ¿Sabes por qué? Porque mis amigos en ningún momento me echan en cara que quede contigo, cosa que tú, a pesar de que quedemos muchas tardes, sí lo haces cuanto te digo que he quedado con los demás –se gira y abre por fin la puerta. Pero antes de alejarse de ella, vuelve a mirarla–. Y no quiero dejar de ser tu amiga, que lo sepas. Sólo que estas cosas no me gustan. Así que piensa bien en todo esto.

Y, dicho eso, se gira y se aleja por fin de su casa, yendo hacia el centro donde ha quedado con Jack. Menos mal que sus padres no estaban en casa, porque seguro que hubiesen presenciado la discusión.