Apariencias engañosas: El peligro acecha

21

–¿A comisaría? –Jack frunce el ceño cuando Brooke entra en el coche y le dice dónde quiere que la lleve.

–Sí, date prisa –Brooke se abrocha el cinturón.

Jack frunce el ceño y sale del aparcamiento del hospital, incorporándose de nuevo en la carretera.

–Pero, ¿ha pasado algo?

–No, es que… quiero comprobar una cosa –se limita a decir. Después, cuando llegue, le contará lo que tiene en mente. Si lo hace ahora, está segura de que intentará hacerla cambiar de opinión.

–Está bien… –no insiste más y se queda un momento callado–. ¿Y qué tal está Charlotte? No pensé que vendrías a verla.

–Está mejor de lo que pensaba. En unos días le darán el alta. Y… bueno, quería ver cómo estaba. Al fin y al cabo, fui yo quien la encontré y quería verla –se encoge de hombros.

Jack le lanza una mirada rápida antes de volver a centrarse en la carretera.

–Oye, ¿seguro que estás bien? Pareces nerviosa.

–Es que… –Brooke suspira y se pasa las manos por el pelo. Decide recogérselo en una coleta rápida–. Charlotte me ha dicho quién la empujó por las escaleras.

–¿Cómo? ¿No decía que no sabía quién había sido?

–No ha querido decirlo porque… porque no quiere tener más problemas con ella –Brooke le mira–. Ha sido Ruby. Y no creo que sea capaz de mentir con algo así. Parecía realmente asustada cuando me lo contó.

–No me jodas –murmura–. ¿Para eso quieres ir a comisaría? ¿Para decirlo tú?

–No –Brooke niega con rotundidad–. Eso le corresponde a Charlotte decirlo. Si no quiere hacerlo, no tengo el derecho de hacerlo yo. Quiero ir por otra cosa.

–¿Y no me lo vas a decir?

–Cuando lleguemos.

Aún sin estar muy conforme con la respuesta, decide no preguntar más y seguir conduciendo. Al igual que Brooke, se ha quedado bastante sorprendido con la noticia de que ha sido Ruby quien hizo que Charlotte esté ahora mismo en el hospital.

Y Jack tiene razón. Podría ser ella quien lo denunciase, decir que recuerda haber visto a Ruby cerca de allí cuando todo ocurrió. Pero estaría mintiendo. Ya contó esa mañana que no vio nada, si ahora dice lo contrario, sabrán que en alguna de las dos versiones está mintiendo. Además, si Charlotte no quiere contarlo… no puede hacerlo ella.

Cuando Jack aparca en uno de los huecos libres, se desabrocha rápidamente el cinturón.

–Venga, vamos –le dice a Jack con prisas y sale del coche.

–¡Espera! –sale del coche lo más rápido que puede y agarra la mano de ella cuando se coloca a su lado, antes de entrar en la comisaría–. Brooke, cuéntame qué quieres hacer.

Brooke suspiro y mira a su alrededor, asegurándose de que no hay nadie cerca que pueda escucharla.

–Voy a buscar el informe de lo que le pasó a Emily y… y la dirección donde viven sus padres. Y necesito que me ayudes a hacerlo –le dice finalmente–. Yo… tienes que vigilar mientras yo busco y…

–Brooke, no creo que sea una buena idea. Si te ven, te puede caer una buena. Sobre todo, si lo hace tu padre. ¿No es más fácil que lo hables con él?

–Mi padre no me va a decir nada. Vamos, Jack… necesito tu ayuda. No voy a tardar nada, de verdad –insiste. Espera a que Jack diga algo más, pero se mantiene callado unos segundos, mirándola dubitativo–. Por favor.

–Está bien… –suspira–. ¿Cómo piensas entrar ahí dentro y buscar el informe?

–Diré que mi padre tiene en su despacho algo mío y que me ha dicho que entre a buscarlos. Él tiene que tener esos informes. Y si no… tengo que intentarlo, al menos.

–¿Y si está tu padre en su despacho?

–Tenemos que arriesgarnos –hace una mueca–. Entonces… ¿sí?

–Me deberás un favor –le avisa y Brooke sonríe–. Venga, vamos.

Juntos, entran en comisaría y se quedan un momento parados, mirando a su alrededor. Hay varios agentes en sus mesas, atendiendo teléfonos, con informes o hablando con alguien; y otros moviéndose de un lado a otro. También hay varias personas con ellos. Todo como la vez que fue con su padre.

Recuerda el pasillo por el que fue su padre para ir a su despacho y se acerca a él lentamente, con Jack justo a su lado.

–¿Brooke? –la llama alguien y mira a su izquierda. Es el agente Carter, quien estuvo con su padre en el instituto esa mañana–. ¿Qué haces aquí? ¿Buscas a tu padre?

–Eh… sí. Bueno, me dejé una cosa en su despacho el otro día y… venía a buscarlo. ¿Puedo entrar?

–Tu padre no está ahora mismo. Pero… bueno, puedo avisarle y…

–¿No puedo entrar yo a cogerlo? Es que tenemos prisa –se señala a sí misma y a Jack–, y no podemos estar mucho por aquí.

El agente Carter parece dudar un momento.

–Claro, pasa. No creo que le importe –señala el pasillo–. Última puerta a la derecha, ya sabes.

Agradece que le haya dicho cuál es la puerta –ya que no lo sabía–, y asiente rápidamente. Después, mira a Jack.

–Quédate aquí, y avísame si va a entrar alguien –le dice en voz baja.

Él asiente con la cabeza y Brooke se apresura a ir hacia el despacho, el cual se sorprende que esté abierto. Eso significa que su padre no tardará en volver, así que se apresura a encerrarse dentro y acercarse a los cajones que hay en una esquina del despacho.

Mira las etiquetas que hay en éstos. 2000-2005, 2006-2010… Están clasificados cada cinco años. Así que abre el indica 2016-2020 y se dispone a abrirlo, pero se bloquea cuando ve que está cerrado con llave. Intenta hacer fuerza y abrirlo, pero no puede, así que suelta un suspiro, exasperada.

Comienza a mirar a su alrededor, buscando la llave pequeña que abrirá esos cajones. En estanterías, en el escritorio… y, cuando pensaba que no la conseguiría y se tendría que dar por vencida, se da cuenta de que en la pared donde se encuentra la puerta, a un lado de ésta, hay un guarda-llaves con multitud de éstas colgadas. Se apresura acercarse ahí y buscar las más pequeñas, cogiendo varias de ellas y acercándose de nuevo a los cajones.



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En el texto hay: misterio, thriller, aparienciasymentiras

Editado: 05.12.2020

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