— Me duele decir ésto pero el día de hoy concluye un nuevo ciclo escolar, estás chicas dejan el nido para volar a uno nuevo. Estoy muy orgullosa por poder formar chicas qué en un futuro serán la esperanza del país. Hoy dejan esté lugar para seguir avanzando hasta lograr sus sueños, estoy tan orgullosa de todas ustedes — eran las palabras qué salían de la directora.
Por fin hoy era él día qué tanto había esperado por tantos meses. El día de la graduación.
Por fin seré libre.
La directora empezó a llamarnos por nuestros nombres y conformé lo iba haciendo íbamos a pasar por nuestros documentos. Todas las graduadas estábamos sentadas con nuestros respectivos grupos, esperando para ser las siguientes.
— Alice Jhonson — habló la directora, incluso pude notar cómo decía mi nombre con desagrado.
Me levanté de mi asiento y una de mis compañeras me metió el pie, todas empezaron a reír cuándo caí. Decidí qué está vez no me iba a importar y me levanté cómo si nada, al hacerlo otra de mis compañeras hizo un sonido de un gas.
Las risas no se hicieron esperar.
— Alice, eres un asquerosa.
— Qué asco ¿Qué comiste hoy?
No me deprimiría, después de todo hoy era mí graduación, incluso pude notar cómo la profesora observaba todo y no les decía nada. Era claro qué les tenía miedo, dado a qué sus padres hacen valiosas donaciones al colegio.
Ni siquiera se tomó la molestia de felicitarme cómo a las demás. Tan pronto cómo me dió mi certificado y mis papeles procedió a llamar a otra chica, busqué con la mirada a mis padres pero éstos no habían llegado, supongo qué no les dieron el día en sus trabajos.
— Felicidades a todas las chicas graduadas, esperó volver a verlas convertidas en todas unas profesionales, nos vemos — concluyó la profesora y salió del escenario del auditorio.
Me dirigí a la salida y tan pronto cómo lo hice unas chicas me tomaron del brazo, hice un gesto, aún me dolía por los golpes del día anterior.
— ¿A dónde crees qué vas? Aún nos falta darte tu despedida — se sonrieron entre sí, ya sabía lo qué vendría.
Me llevaron al patio y me empezaron a golpear nuevamente, sentí cómo si me hubieran roto un hueso, era horrible la sensación, me aplastaba mis manos mientras se reían ¿Cómo les podía causar gracia el dolor de alguien más?
«¡Sólo quiero qué se detengan!»
«¡Me lastiman!»
— Espero no volver a ver tu rostro de nuevo — dijo una de ellas mientras me tomaba del cabello y lo jalaba hacia atrás.
«Lo mismo digo» pensé.
Después de eso me dirigí nuevamente a mi casa, aún era temprano así qué esperaba qué aquellos pervertidos no se encontrarán en las calles. Me dolía todo el cuerpo, no podía caminar muy bien pero estaba felíz, había sobrevivido de aquél infierno.
Tarde más de lo esperado pero finalmente logré llegar a casa, me dirigí a mi habitación y empecé a reír, recordé todo lo qué había sufrido en ese colegio. Insultos verbales, golpes, quemaduras, rompieron mi uniforme con unas tijeras, también lo metieron a la basura y me obligaban a usarlo, mi uniforme de educación física lo mojaron, me robaban mi dinero, me pegaron chicle en el cabello e incluso metieron en 4 ocasiones mi cabeza en el inodoro, pero por fin había logrado salir de eso.
Reí tanto cómo pude, por fin lo había conseguido.
Todos los días me la pase encerrada en mi habitación pensando en qué si salía a la calle podía toparme con gente horrible, él sólo pensaba en eso era desagradable.
Pasaron los días y las clases finalmente comenzaron, esté era un nuevo ciclo escolar y una escuela nueva, esperaba qué mi sufrimiento hubiese acabado, aunque lo mejor era alejarme de todos, sólo quería estar sola.
Mire mi uniforme, mi falda llegaba hasta abajo de las rodillas, mi camisa también era grande, no llevaba puesto aretes, ni siquiera me tomé la molestia de arreglarme el cabello, no quería qué creyeran qué era una chica linda, no quería qué me volvieran a lastimar.
Tomé mi maleta y salí de mi habitación, tomé el dinero qué mis padres siempre me dejaban en la mesa y salí de ahí, casi no los veía, cuando yo me despertaba ellos ya no estaban y cuándo me dormía ellos llegaban, hacía tanto tiempo qué no se despedían de mí.
Miré mis muñecas mientras caminaba hacía mi nuevo colegió, al parecer aún tenía un par de marcas por las cortadas qué me hacían, estás sólo serían un recuerdo de mi horrible pasado.
Se escuchó él timbre, ya estaba cerca de mi colegió, al llegar pude ver muchos estudiantes entrando, algunos platicaban alegremente mientras qué otros entraban en solitario, era un colegio mixto, me entró la duda ¿Y si aquí volvía a caer en él infierno?
No, no lo soportaría nuevamente.
En la pared del colegio estaba pegado él aula en el que quedamos, estaba en el aula 1, no quería entrar, me entró el miedo, al estar cerca de abrir la puerta no pude hacerlo, me dirigí al baño, mejor esperaría y entraría en la segunda hora, era sólo para asegurarme de qué en caso de qué éstos fueran iguales a mis antiguas compañeras tomarán a otra persona cómo su objetivo, yo ya no quería ser el blanco de las personas.
Llegó la segunda hora, suspiré y me dirigí al aula, volvió a pasar lo mismo de está mañana. No pude abrir la puerta, quería entrar y a la vez no, mejor no lo haría, hoy no entraría, era preferible venir al día siguiente.
— Hey ¿Eres de éste salón? — preguntó un chico llegando hasta mí, traía unos jugos de la cafetería — te ví a primera hora, estabas indecisa por entrar al salón, soy Blaze Collin ¿Y tú?
— No te importa — dije ignorando por completo al chico y salí de ahí, lo qué menos quiero es qué los chicos me traten cómo un trapo al qué pueden usar cuántas veces quieran.
Salí del colegio, hoy no era un buen día para intentarlo, no sé qué había pensado al venir, estaba tan felíz por ésto pero viendo a personas qué no conozco sé que se siente mucho peor.