Aprendiendo Amar

*Capítulo 8*

Lana

Sí inolvidable, mis canas inexistentes… Aishh, se supone que las patas largas, se iría, pero nooooo, la muy babosa esta risa, que te risa con mi vejestorio, y ya me vale… sí, es mío y punto.

-¡Dios! Si sigue riéndose como tarada vomitare- murmura tomando de mi copa asqueada, rodando los ojos.

-Hermanita, pero ¿qué pasa?, ¿no estás a gusto?- Sasha habla en nuestro idioma sonriendo.

-Idiota- le respondo igual, viendo como la patas largas y el vejes, nos miran intrigados.

-Vamos, tiene que confesar que la señorita es bien parecida y hasta bonita pareja hacen-

Al escuchar semejante estupidez, lo pateo, haciendo que se sobresalte y derrame su vaso.

-Ahh pobre, seguro es el Parkinson- excuso burlándome.

-¿En serio?- pregunta las patas -mi abuela sufría de eso y fue muy triste- hace pucheros que me provoca es graparte la boca.

-¡Ahh!- abro los ojos cuando Adrián apoya su mano sobre la de ella -debió ser muy duro-

-Pata…- me aclaro la garganta -Paula tu…-

-Es Paola-

-Lo que sea, ¿tu esposo no se molesta porque salgas con otros hombres?- pregunto con malicia.

-Está separada, ¿acaso no escuchaste?- “lo mato, yo lo mato”.

-Paola discúlpala, es que los chicos de ahora usan esos audífonos que les dañan la audición y quedan sordos, pobre-

Se gira en su dirección, pero siento un apretón en mi muslo y al bajar la vista… es la mano del Vejestorio, que comienza a subir y bajar, acercándose cada vez más a mí.

Me va a matar… bueno, así no me pongo brava, pero al ver como la Patas largas, sigue haciéndole ojitos de perrita regalada.

Lo tomo por la muñeca, tratando de que se detenga, porque ya me está dando calor y algo más. Sasha me mira entrecerrando los ojos, al verme remover en mi asiento.

-¿Le pasa algo Señorita?- me pregunta en vejestorio, a la vez que su mano, sube completamente y un gemido involuntario sale de mi boca, haciéndolo disimular una sonrisa.

-¿Desean algo más?- pregunta un camarero, haciendo que remueva la mano y las patas largas aprovecha, su distracción, para tocar a mi vejestorio por la cara, le susurra algo y… ¿está llorando?.

-Ridícula- murmuro, sin soportarla -Si me disculpan voy a vomitar al baño-

Escucho murmullos, pero estoy que lanzo a las patas largas por la ventana, no sé si por su actuación de sufrida, por tocar al vejestorio o porque no termino de…

-Ahh mi abuelita pobrecita, bla bla bla- la imito entrando al baño -ridícula-

-Celosa Mocosa- volteo al escuchar hablar.

-¿Qué haces aquí?- indago, al observar como pasa el seguro a la puerta.

-Jamás pensé, verte celosita mocosa- susurra colocándose frente a mí -es una lástima…

-Pshh, por favor, es que acaso ahora tienes demencia senil- me aparto de él, porque en estos momentos estoy que comento suicidio.

-O… ¿es qué el colágeno de la patas largas es puro silicón?- le pregunto desafiante.

-¡Ohh!, entonces…- se acerca sigilosamente encarándome -sí estás celosa-

-Pshh, por cierto no debería hacer, lo que hiciste y más acompañado-

-Mmm, ¿hacer?, ¿y qué hice según tú?- me acorrala en el lavabo -porque no recuerdo, seguro es mi mala memoria, por la edad, pero lo que si estoy seguro- se acerca pegando sus labios a mi oreja y su olor me embriaga y me provoca repoblar todo el planeta.

-Es que estas celosa Mocosa, estas ardiendo en celos- “ardiendo si lo estoy lo certifico”, sacudo mi cabeza, aclarando mis pensamiento, porque ya estoy pensando demás.

-Pshh, sigue soñando vejestorio, porque no lo estoy- me separo de él, respirando profundamente, tratando de controlar mi corazón.

-Que bueno- responde acercándose al espejo y acomodando el cuello de su camisa, la cual le queda marcada toda su espalda y el pantalón negro, hace que su trasero se vea extremadamente de…-

-¿Disfrutando la vista o arrepintiéndote de lo que ya no te comes?- será hijo de Doña Clarissa…

-Sabes que…- me acerco, porque ya parezco bomba nuclear -sí, me encanta como se te ve el culo con ese pantalón, me provoca…- voy a darle la super respuesta del siglo, pero me quedo como tarada, al sentir sus labios nuevamente sobre los míos.

Ya ni recuerdo, porque estaba molesta, lo único que quiero es que me arrincone a la pared y…

-Bueno Mocosa- me mira, alejándose un poco, dejándome con la misma sensación de la vez pasada en el ascensor -lástima, que ahora sólo puedes ver y no tocar- se limpia los labios con su dedo pulgar y ya me estoy imaginando la guía de los mil usos de su dedo, cuando me baja de la nube de pensamientos.

-Pero, si me disculpas… Paola, necesita a alguien que la consienta y yo… soy un experto consintiendo… toda la noche y gran parte de la mañana-

Me dice el muy descarado y sale del baño, como si nada. ¡Aishhh!

 -Lana, contrólate, eres una mujer, adulta, empoderada, que no necesita a nadie, vives tu vida al máximo, sin que nadie te controle-

-Por Dios con semejante espécimen… yo me dejo controlar, me vuelvo sumisa, y que haga conmigo con se le dé la gana- habla entre suspiro una señora mayor, que sale de uno de los cubículos.

-¿Disculpe?-

-Oh no hija, que te voy a disculpar, debería mas bien agradecer, en dejarlo en libertad, estoy cenando con mi nieta y creo que acabo de ver a su futuro marido- habla con una sonrisa en el rostro, saliendo del baño.

Respiro profundamente, tres veces, antes de salir, porque debería haber cenado los tres solos, luego Sasha se iría y quedaríamos los dos, pero noooo, la patas largas se instaló, ahora le salió casadera.

Salgo del baño y al llegar a la mesa, veo a Sasha, solo.

-Hermanita, tardaste- menciona levantándose de la mesa.

-Mmm, si cosas del trabajo- si supieras que me calentaron y me enfriaron en fracciones de segundo -¿y Adrián y la patas largas?- pregunto mientras caminamos al estacionamiento.



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En el texto hay: humor, amorsecreto, diferenciadeedad

Editado: 10.09.2024

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