Adrián
-Bueno- aclaro mi garganta llamando la atención -muy bonito Bistro, pero creo que debería irme-
-Tu no te mueves de ahí- me señala Catalina, cuando intentaba levantarme.
-A ver hija, me parece muy bien que quieras habla con Maggie y con el Diarios ese, pero no entiendo que hacemos de lamparitas o que pretendes ¿qué le demos una serenata?- señalo a la mesa de la esquina donde está la joven pareja hablando como si se conocieran de años.
-Es que no sé, pretendía despescuezarlo, pero su cara mmmm, me suena, pero no sé de donde- se golpea la barbilla tratando de recordar.
-Princesa, estoy casi seguro que despes…-
-Cuerzalo- completa por mí.
-No es una palabra, además como te va a sonar la cara ni que fuera canción… okey, sin agresividad y si… ¿lo conociste antes del accidente?-
-Mmmm, no creo, mmmm ¿de dónde conozco a este Leo?- sigue golpeando su barbilla cuando me toma del brazo en mi intento, ya no recuerdo de irme.
-Mira papá los hombres de negro- me giro y efectivamente cuatro hombre vestidos de negro y lentes oscuro, entran al Bistro uno de ellos levanta su puño susurrando algo y se encamina a la mesa de los chicos.
Me levanto llegando a la mesa y Catalina golpea mi espalda al detenerme abruptamente.
-¡Papá!... ohh buenas tardes Señor Smith, Agente K, J, Z, buenas tardes- saluda solemnemente y los cuatro hombres se quitan los lentes mirando incrédulos a Catalina.
-¿Cómo?, pero…- el hombre de hablo en su manga no termina de hacer las preguntas mirando a mi hija -Debemos irnos- dice mirando al joven Diarios.
-Ahh si claro, me disculpo, debo volver con mi padre- se levanta y le tiende la manos a Maggie que lo mira como si fuese el último Helado del planeta… me pregunto si ¿así me veré yo mirando a Lana?.
-Señor Saénz, un placer conocerlo- estrecha mi mano y me sorprende lo firme que es.
-Señorita Catalina, quizás en otro momento podamos organizar una comida apropiada para conocer al Señor Johnson- se gira toma la mano de Maggie que creo se le salió la baba por la comisura derecha de la boca -Nos vemos- y le guiña un ojo.
-Adiós- suspira -Señor Smith nos vemos- Maggie hace un saludo militar.
-Pero ¿de dónde lo conozco?- Cata sigue pensando y creo que su malestar paso al tratar de indagar quien es el aparecido.
-Lastima que no puedo usar mi recurso mejor guardado, porque esta de reposo, Ahh por cierto Lana me escribió hace rato dijo que tenías un videoconferencia y que ella no trabajo estado de baja, que te organices todo o algo así… ¡Aishh! ¿crees que si…?, olvídalo-
-Bueno yo me iré con el sugargrandpa, Julián tiene la tarde libre, así que me dijo que me dejaría en el campus mañana es mi última evaluación antes del descanso semestral-
-No creo que…- Cata se detiene al escuchar su teléfono, lee el mensaje con los ojos abiertos -creo que deberían irse, feliz viaje Dios los lleve con bien- comienza a empujarnos al estacionamiento -maneja con cuidado, avisan cuando lleguen, besitos y abrazos-
-¿Estas nerviosa?- Maggie la enfrenta cruzándose de brazo y haciéndole frente.
-¿Yo?, pshh por favor yo jamás, pshh- toma la misma pose de Maggie pero girando sus ojos alrededor -claro que no, pshh no sé de donde sacas eso pshh, ni que me hubiese amenazado con contar cierta travesía nocturna en el cumpleaños de Amanda, pshh si inventas, ¡que imaginación!-
-Es curioso, algo me comento…- no me deja hablar porque me empuja al auto, introduce el código abriendo la puerta.
-¡Te amo papá!- cierra la puerta. Da la vuelta abraza a Maggie y hace lo mismo.
-¡Okey!- exclamo viéndola alejarse a pasos apresurados.
-Sí, sugargrandpa si tenías dudas de que tu hija esta loca… he ahí tu respuesta- la observamos colocarse los lentes, ajustando la peluca y hablando para ella misma.
-No es hereditario- aclaro y ella se echa a reír abiertamente -bueno al menos me puedes explicar ¿quién es Leonardo Diarios? y ¿de verdad no lo conocías?- interrogo conduciendo.
-Abuelito ¿desconfías de mí?- pregunta colocándose una mano en el pecho dramáticamente -¿no crees en mis palabras? ¿acaso he dado motivos para…?- arqueo una ceja apartando mi vista un momento del camino -esta bien, no respondas, es más no me pagues nada yo me sacrifique, así que no ha necesidad-
-Ehh ¿gracias?, pero no creas que olvidare esta conversación-
-Claro abuelito lindo, bello y guapo- besa mi mejilla al detenerse al auto sale, pero antes de cerrarla se agacha -ya quiero ir a Tailandia-
Cierro lo ojos negando, al no recordar que mi escapa se truncó; mi teléfono comienza a sonar, el sistema del auto se activa leyendo un mensaje de Lana preguntando si ya me había librado de Cata y que no se olvida que debe amenazarme.
Hago un pequeño desvía en una tienda y me dirijo al apartamento de Lana.
Me extraña poder ingresar sin problemas, no hay cambios de reconocimiento de voz, ni palabras nada.
-¿Hola?- pregunto por seguridad al ingresar, asomando solo la cabeza, por si debo huir -¿Lana?- introduzco medio cuerpo y todo esta en absoluto silencio, un escalofríos me recorre la columna sintiendo como si alguien me observara.
-¡Exjefecito!- salto en mi lugar, lanzando la comida que llevaba y los chocolates.
-¡TE VOY A MATAR JOSÉ!- lo tomo por la solapa de su chaqueta y una lluvia de flashes nos llenan.
-Lastima que el grito de niña de 3 años no lo grabe, por favor hermanita dime que tienes una cámara de seguridad con audio aquí, por favorrrrr-
Suelto a José, que comienza a murmura sobre modales, barbaros y otras tonterías, mi atención esta fija en Sasha que está riéndose como foca epiléptica mirando la imagen en su teléfono.
-Sasha, jajaja, que bueno que yo sea de tu diversión y que tal ves esta sea la última vez que te vea así o es acaso ¿qué tu madre no te ha llamado?- al mencionar a su madre su risa muere al instante, volviendo a tomar su postura serie.